Cincuenta y cuatro. (*)

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WILLIAM

Cuatro horas, cuatro largas horas Anna llevaba en trabajo de parto sin poder dar a Luz. Tenía ganas de asesinar al doctor que no dejaba de repetirle que se encontrara tranquila, que se relajara.

¿Cómo carajos iba a tranquilizarse si estaba a punto de tener un bebé?

En este punto ya había perdido de cuantas veces Anna había recalcado lo mucho que me odiaba, y si no fuera porque sabía que se encontraba en pleno sufrimiento, me lo hubiese tomado enserio.

Había logrado salir por algunos momentos, tiempo que aproveché para llamar a mis padres y a los de Anna para informarles sobre el estado de su hija, también había llamado a John y a Montse para informarles y ahora todos estaban reunidos en la sala de espera.

—No puedo —Solloza Anna en cuanto el doctor le pide que puje una vez más —Ya no puedo.

—Vamos nena, solo un poco más —Hablo ejerciendo un poco de fuerza en el agarre. Ella asiente.

Ahogo un quejido cuando ella ejerce fuerza sobre mi mano, estaba completamente seguro que un apretón más como ese y los huesos de mi mano no soportarían más.

Anna suelta una maldición entre dientes antes de dejarse caer nuevamente sobre la cama. Me sentía demasiado impotente por no poder hacer nada para ayudarla, simplemente brindarle mi mano y darle palabras de apoyo que estaba seguro en ocasiones no escuchaba.

Le habían aplicado la anestesia casi al inicio del trabajo de parto, sin embargo, yo no veía que estuviera haciendo algo. Anna seguía quejándose constantemente de los dolores y yo me encontraba en un estado de total ansiedad que no me permitía estar tranquilo.

Anna parecía poner más fuerza en mi mano cada vez, intentaba mantenerme tranquilo porque ella me necesitaba.

Ella necesitaba a alguien fuerte a su lado, y ese era mi deber. Aun cuando me estaba muriendo del miedo y la desesperación parecía querer dominarme porque no era fácil ver a la persona que amas sufrir yo tenía que mostrar fortaleza para ella.

Intentaba decirle las mejores cosas que podía, tomaba su mano y dejaba besos en su frente, pero nada de eso disminuía el dolor que yo sabía que estaba sintiendo.

—¡Ya puedo ver la cabeza! —Anuncia el doctor tras unos segundos. —Una vez más Anna, una vez más.

—Tú puedes —Pronuncio mientras envuelvo su mano con las mías y dejo en beso sobre estas. —Vamos cariño.

Anna suelta un grito de dolor y segundos después, un sonido glorioso reina la habitación.

Es el llanto de nuestra hija.

Siento como mis ojos inmediatamente se humedecen mientras miro en dirección al doctor quien envuelve en una manta a mi pequeña. Anna suelta un suspiro de alivio y deja un suave apretón en mi mano.

—Felicidades, son padres de una hermosa niña —Anna solloza cuando el doctor deja a nuestra pequeña en sus brazos.

Limpio mis ojos con el dorso de mi mano cuando las lágrimas nublan mi visión.

—Es tan pequeña —Susurra.

Asiento sin poder decir nada, el nudo que tenía en mi garganta por la emoción era tan intenso que apenas me dejaba pronunciar algo.

—¿Quieres cargarla? —Inquiere Anna. Asiento con entusiasmo.

Me inclino hacia ella para poder tomar a mi pequeña en brazos, cuando la tengo conmigo, muerdo mi labio inferior con fuerza.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Where stories live. Discover now