S e i s

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Al llegar del colegio, su madre se había comportado de una manera extraña con él, la sintió mirándolo fijamente en ocasiones y cuando entró a la cocina por la noche, hizo algo que lo dejó un poco sorprendido

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Al llegar del colegio, su madre se había comportado de una manera extraña con él, la sintió mirándolo fijamente en ocasiones y cuando entró a la cocina por la noche, hizo algo que lo dejó un poco sorprendido. Le acarició el cabello. Al principio, ella también pareció sorprendida por aquel contacto fugaz y quiso disimularlo diciéndole que se cortara el pelo, pero Sam no era idiota y además tenía el cabello muy corto, sumando a eso el hecho de que ella no es la madre más amorosa de todas. Ella estaba extrañando a su hermano tanto como él. ¿Se atrevería a tener esperanzas?

Aquella noche, después de cenar todos juntos, se había ido a su habitación y se recostó en la cama con las manos bajo la nuca, pensando en todo y en todos. La persona predilecta para sus pensamientos era su hermano, se preguntó que estaría haciendo en estos momentos, si estaría bien, si no tendría calor o frío, si no tendría hambre o sed, si estaba triste o feliz de haber salido de aquel lugar al que él estaba obligado a pasar los días. Además de su hermano, también meditó sobre las personas que había conocido, Fiorella que era tan tímida que le sacaba una sonrisa, Yonka y lo seria que parecía, aunque con un talento envidiable, Jax que tenía cara de fastidiado y que no entendía cómo llegó a comprometerse con algo tan serio, Iker y lo fastidioso que era con aquel ego por los cielos y personalidad retorcida, y Connor, a quien no entendía para nada, si lo odiaba o no, si fue sincero con él cuando habló mal de su hermano o solo lo hizo por aparentar. No lo entendía y para él era una pérdida de tiempo tratar de comprenderlo.

Mientras tantos pensamientos fugaces iban y venían en su cansada mente, de a poco fue quedándose dormido.

Al día siguiente se despertó más temprano de lo que hubiera querido, pero todo sucede por una razón, pensó cuando vislumbró que su padre todavía se encontraba en la casa y hablando en susurros con su madre. Supo que era algo serio porque en medio del sofá de la sala, ambos estaban mirándose con el ceño fruncido y las matices de sus voces eran directas y rápidas.

—Es una prueba, querida, Dios está poniendo a prueba nuestra fé, tal como con Abraham y su hijo Isaac. No pierdas el camino, que todo se solucionará si seguimos haciendo lo correcto.

El alma de Samir cayó a sus pies al comprender de lo que estaba hablando. Claramente se referían a su hermano y lo que hicieron con él. Sintió tanta rabia contra su padre, que poco estuvo de ir hasta ahí y gritarle lo que tanto tiempo llevaba guardado en la punta de la lengua, pero no lo pudo hacer porque su madre desvió la vista del hombre frente a ella y se dio cuenta de su presencia.

—Sam, ¿qué haces levantado a estas horas? —se alarmó la mujer al comprender que pudo haber estado escuchando la conversación.

—Ya no tenía sueño —Las palabras salían a duras penas todavía enojado por lo que estaba pasando.

Fijó la vista en su padre, pero el hombre desvió la mirada de él y por lo menos tuvo la decencia de parecer avergonzado, aunque eso no menguaba su disgusto.

Corazón ObstinadoWhere stories live. Discover now