O n c e

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Jax pasó sus días haciendo prácticamente lo que le plazca

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Jax pasó sus días haciendo prácticamente lo que le plazca. Su padre no lo ha molestado desde la última reunión de la competencia ni ha vuelto a acercarse de nuevo a él. Podía finalmente descansar de los gritos, regaños e intentos de ponerlo en el "buen camino".

—Se nos acabaron las cervezas de nuevo —dijo Ber arrastrando las palabras. Sus ojos estaban rojos y su aliento apestaba a algo inhumano.

—También los cigarrillos —añadió otro en la misma situación.

Jax los miró a todos observando el grado de ebriedad que tenían encima. El ambiente estaba lleno de humo y la música era ensordecedora. Afuera solo había oscuridad y el sonido de grillos.

—Tú —señaló Ber a As, quien estaba en una esquina con la capucha sobre la cabeza y las manos en los bolsillos de su sudadera—. Tienes mucho dinero, ve a comprarnos algo.

Cuando Ber tiene mucho alcohol encima, solo piensa en más y más sin importarle lo que pase. Esta vez, su objetivo no es otro que el chico acosador. As no dijo nada y solo se mantuvo en su lugar. Jax supuso que estaba más desanimado de lo normal pues no estuvo molestándolo con comentarios acosadores como siempre.

—Jax, ¿tienes algo para tus amigos? —preguntó Vince.

—No traigo dinero encima —mintió. Aunque siempre fuera un huraño y malhumorado hijo, su padre le daba una mesada, por lo que su billetera no solía estar vacía, al menos no con mucha frecuencia.

—Mientes, anda, sé un buen chico y tráenos unas cervezas —rogó Vince levantándose de su lugar y tambaleándose hasta llegar a Jax—. No seas malo, somos tus amigos.

—Está bien, vendré en unos minutos.

Jax lanzó un suspiro de resignación y se levantó del lugar. Todos los demás aplaudieron felices por poder conseguir más bebidas y cigarrillos gratis, pero lo que no sabían era que el chico no tenía intenciones de volver. Ya era muy tarde de todos modos.

—Iré contigo.

Trató de no hacer un gesto de molestia al escuchar a As levantándose de su lugar con intenciones de acompañarlo.

—No es necesario —añadió el chico tratando de evitarlo.

—Anda, acepta una mano, ¿o si no cómo traerás todas las bebidas? —sugirió Ber.

Jax no dijo nada más y salió de la madriguera con pasos apresurados. A su lado, el chico acosador le seguía en silencio. Tenía pensado ir a su casa directamente, pero ahora tendrá que gastar su dinero. Era eso o dejar que este chico lo siga hasta su casa, y eso no va a suceder.

—Oye —lo llamó As, pero decidió ignorarlo—. Hey, ¿en verdad quieres regresar con ellos? Ni siquiera se darán cuenta si vuelves o no.

—¿Tienes alguna idea mejor? —preguntó Jax algo hostil.

Corazón ObstinadoWhere stories live. Discover now