La vida relajada y aburrida de Sam, empezará a cambiar cuando el caos empiece a invadirlo. Tendrá que lidiar con una familia que se desintegra, la relación inestable con sus hermanos, el intercolegial donde fue seleccionado para participar y sobre t...
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Sam no se sorprendió cuando días después de la internación de su hermano, este por fin haya conseguido el alta. Lo que sí le causó ruido y a Cameron también, fue el hecho de que sus padres se hayan rehusado a que vuelva de nuevo al departamento que compartía con Roy. Cameron estuvo furioso, la felicidad que sintió al ver a sus padres de nuevo luego del accidente quedó a un lado ante aquella postura. Solo hubo una persona que pudo contrarrestar ese temperamento. Roy.
—Ellos tienen razón, yo no podré cuidarte como me gustaría debido al trabajo. Creo que es una oportunidad que deberías aprovechar —dijo Roy luego de que los padres se hayan ido para dejarlos solos, a Sam le hubiera gustado salir también, pero Cameron se opuso pensando que estaría a favor suyo.
—¿Acaso quieres deshacerte de mí? —había preguntado Cameron con los ojos aguados. Sam sabía que Roy tenía razón y muy probablemente Cameron también lo hacía, pero eso no quitaba el hecho de que aquellas palabras lo cubrieron de inseguridades.
—Sabes que si fuera por mí estaría todo el tiempo a tu lado, sin despegarme de ti —comentó Roy y se sentó a lado de Cameron—, pero quiero que te recuperes pronto.
—Puedo cuidarme solo, no tenemos porqué separarnos —Cameron le tomó de las manos.
—Vendré a verte todos los días, no te angusties por eso. Me sentiré más seguro si estás en compañía de tus hermanos y tus padres.
Cameron siguió discutiendo un poco más con Roy, pero a regañadientes, se dio cuenta de cuál era la mejor opción. Por lo tanto, ahora se encontraba en su antigua habitación de nuevo, siendo excesivamente cuidado por Elizabeth y la madre de los chicos.
Por un lado, Sam se alegró de tener a su familia de regreso, pensó que al hacerlo, aquel vacío que poco a poco iba acreciéndose en él cesaría. Pero no fue así. Se sintió aún más triste al notar la incomodidad de su hermano en su propia casa, pero entendió, que para Cameron, aquel lugar ya no sería llamado hogar de nuevo. También, se dio cuenta de que por más que su familia aparentase que todo estaría bien, todavía había secuelas de lo que pasó. La familia que él tanto anheló que regresara, ya no podía volver jamás. Eso lo hizo sentir nostálgico y solitario.
—La primera etapa es en dos días, ¿estás preparado? —preguntó Liam, quien era el único que lograba distraerlo de todos los alborotos de su mente. Sin embargo, ahora se encontraban en la biblioteca, por lo que no podían hablar como solían hacerlo en su casa.
—Sí, lo estoy. No te preocupes.
Sam vio como Jax rodaba los ojos mientras su padre movía la mano narrándole algún acontecimiento histórico. Esos dos debían tener una relación complicada, nunca parecían estar en sintonía. Por otro lado, Yonka estaba mejorando una hoja de dibujo con algunas técnicas que la profesora Linda le iba diciendo. Fiorella, en cambio, buscaba algunas palabras en un texto para un listado que debía completar bajo la supervisión de la Sra. Alarcón, quien parecía querer recurrir a los antiguos métodos de enseñanza. Sam nunca querría estar bajo su tutela. Los demás del equipo de fútbol, no se presentaron. De todos modos, ¿qué harían en la biblioteca? El señor Ruíz debe estar dándoles un entrenamiento intensivo.
