S i e t e

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La situación en el grupo se volvió algo tensa después de lo ocurrido en el corredor, pero no es como si a Jax le importara algo de eso, él tenía más problemas que solo lidiar con un grupo de hormonales y sus dramas de adolescentes, aunque en teorí...

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La situación en el grupo se volvió algo tensa después de lo ocurrido en el corredor, pero no es como si a Jax le importara algo de eso, él tenía más problemas que solo lidiar con un grupo de hormonales y sus dramas de adolescentes, aunque en teoría, también era uno de ellos. Miró con seriedad absoluta el lugar. El grupo del pedante de Iker fanfarroneando sobre alguna idiotez como siempre, la rubia y el chico llamado Sam intentando mantener una conversación a pesar de lo ridículamente tímida que es la chica, y también Yonka, quien era la única que lo conocía bastante bien.

—¿Dejarás de lucir esa cara de amargado al menos una vez? —preguntó la última con una sonrisa de lado.

Podría decirse que para él, Yonka era la única persona que podría considerar su amiga. Se conocían desde el jardín de niños cuando Jax casi se atraganta con el vergonzoso pasatiempo que tenía en aquel entonces, tragar plastilina. Para su suerte, ella no había ido con el chisme a la profesora y gracias a eso se había salvado y superado aquella etapa. Desde esa vez, se desarrolló una especie de amistad entre ellos.

—A ti al menos no te obligan a participar en esta estúpida competencia —reprochó con enfado.

Desde aquella última reunión con Ber que teminó con él llegando de madrugada a su casa, su padre lo inscribió al cupo de historia, materia que el impartía, para que pueda tomar un poco más de responsabilidad por sus estudios y conocer nuevas personas, según sus propias palabras. Jax se había enfurecido, gritado y rehusado a tal bajeza, pero su padre le hizo una promesa después de aquella reacción.

—Si ganas ese concurso, te prometo y con toda la tristeza del mundo, que te dejaré en paz. Ya no te diré que hacer y podrás ser libre para elegir tu propio camino, hijo —habló el hombre con elocuencia.

Eso había llamado su atención de inmediato, ¿sería libre? Aquello era lo que más quería, por lo que, haciendo caso omiso del ligero quemazón en el pecho luego de sueltas aquellas palabras, aceptó con gusto si eso significaría librarse de aquel hombre que no hace más que exigirle cosas que no podía cumplir.

—No es obligación si aceptaste por voluntad propia, tonto —replicó Yonka a la par que trazaba bocetos homosexuales en su libro de dibujos.

Por alguna razón, su amiga inició la pubertad con un gusto muy particular por las parejas entre chicos. Incluso le había insinuado una vez que le encantaría que Jax abriera su mente y corazón al amor. Menos mal lo había dicho en broma o tendría que alejarse de ella, o al menos, espera que fuera una.

—El chantaje es lo mismo —reafirmó.

—¡Oh, mira! —exclamó Yonka desviando el tema— Iker te está mirando.

La mirada de Jax se desvió al chico que Yonka mencionó. Tal y como la chica había dicho, Iker le estaba dirigiendo una mirada asesina, lo cual no lo sorprendió en absoluto. El sentimiento de intolerancia es totalmente recíproco y no es como si eso fuera a cambiar un día.

Corazón ObstinadoWhere stories live. Discover now