C a t o r c e

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Jax estuvo en una especie de trance desde que Iker casi le hizo cometer una locura días atrás

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Jax estuvo en una especie de trance desde que Iker casi le hizo cometer una locura días atrás. ¿En qué demonios estaba pensando al acorralarlo de ese modo? Pero debía admitir una cosa. Se sintió jodidamente bien.

—Jax, escuché que habrá otra fiesta hoy, ¿vendrás conmigo? —le dijo As esa noche cuando lo llamó por teléfono. Él debía estar con los chicos en la madriguera, podía escuchar unas risas y música de fondo. En cambio Jax, estaba acostado en su cama, navegando en internet con su tablet. Como un completo chico bueno y obediente.

¿A qué se debía aquel comportamiento tan extraño en él? Su padre. Le dio un discurso de media hora sobre lo importante que era para él que estuviera bien descansado, de ese modo podría tener un mejor rendimiento en los estudios. Jax quería decirle que se metiera sus consejos por el trasero, pero recordó que si salían vencedores en la estúpida competencia, aquel hombre lo dejaría en paz de una vez por todas. Confiando en sí mismo para hacerlo, se dijo que los soportaría por ahora, pero en cuanto todo acabe, por fin podría disfrutar de su libertad.

—No puedo ir, tengo cosas que hacer —respondió vagamente. Tampoco quería que su reputación estuviera arruinada. Ya bastante tenía con las burlas por ser hijo de un profesor.

—¿Seguro? Es del mismo grupo que la vez pasada. Me dijiste que te divertiste en esa —le recordó.

Era verdad, un día después de lo que pasó, encontró de nuevo a As pues no lo había visto luego de la fiesta y le dijo vagamente que lo disfrutó cuando este le preguntó su opinión. Aunque Jax no se estaba refiriendo a la fiesta.

La idea de que los organizadores fueran los mismos que la última vez, le llamó la atención de inmediato. Eso significa que Iker también estaría ahí. Mordió los labios por la tentación de sentir de nuevo aquella sumisión de parte de aquel cretino, la adrenalina de saber que podía controlar a alguien tan orgulloso como Iker.

Ahora Jax realmente quería ir.

Se levantó de su cama aún con As en línea y abrió la puerta con lentitud. Desde su lugar, podía ver la habitación de su padre, donde las luces ya estaban apagadas. Volvió a cerrar la puerta.

—Está bien, ¿dónde nos encontramos? —accedió. As, contento por haberlo convencido, aunque la razón real no tenía nada que ver con él, le dio la dirección.

Jax se cambió de ropa lo más silenciosamente que pudo, por alguna razón, el ruido parecía intensificarse a medida que intentaba ser discreto. Estaba expectante ante la idea de poder sentir de nuevo aquella mezcla de adrenalina, ansiedad y excitación.

Unos minutos después, apagó las luces, fue hasta la ventana, lo abrió con extrema lentitud para después fugarse. Ya cuando se encontró en la calle, se sorprendió de lo fácil que fue haberlo hecho. Incluso podría fingir que iba a dormir temprano y así ganarse la confianza de su padre para después salir con sus amigos cuando estuviera dormido.

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