La vida relajada y aburrida de Sam, empezará a cambiar cuando el caos empiece a invadirlo. Tendrá que lidiar con una familia que se desintegra, la relación inestable con sus hermanos, el intercolegial donde fue seleccionado para participar y sobre t...
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Sam estaba nervioso. Ni siquiera podía refugiarse con su amigo Lucas pues su padre había presentado una nota a dirección diciendo que se ausentaría por un tiempo hasta que su salud mejorase. Sam quería ir a visitarlo, pero no ha podido debido a la competencia, lo que su amigo entendió y solo se limitaban a hablar en el chat. Aunque no es como si Lucas lo estuviera pasando mal del todo, pues le contó a Sam que su novio, Iván, no se había despegado de él más que para trabajar, cosa que ponía histérica a Marlene. Esa chica tenía temperamento y hervía ante el mínimo acercamiento de Iván.
—¿Estás pensando en números, Samy? —preguntó Yonka mientras el grupo esperaba a que el autobús que había alquilado el colegio hiciera acto de aparición.
Hoy estaban todos reunidos, tantos los profesores, como el resto de chicos que debía presentarse. El equipo de fútbol estaba con el uniforme de educación física y unos bolsos enormes que Sam supuso, eran el uniforme con el que jugarían. Se suponía que la dirección iba a enviar más buses para que también pudieran ir algunos estudiantes a alentarlos, pero al final desistieron y en su lugar, harían una charla sobre drogas y esas cosas. El grupo de deportes estaba sombrío, los ánimos no eran nada buenos. El reemplazo de Michel era un chico de primer año con mucho más hueso que carne y además, estaba algo tembloroso. Connor, en cambio, parecía estar a mil años luz de distancia. Sam lo notó distraído desde que se reunieron en la entrada.
—Estoy confiado, no hay secretos cuando se trata de números —respondió el chico y sonrió a la chica, quien asintió con la cabeza como si fuera una madre orgullosa—. ¿Qué piensas dibujar en la competencia?
—Todavía no lo sé. Ni siquiera sé si ya nos darán un diseño previo o algo así. Se supone que debe ser una sorpresa —dijo encogiéndose se hombros—. Mi mamá está tan emocionada que ya se encuentra en el lugar. ¿Tu familia irá?
—No, deben de cuidar de mi hermano. Pero no me molesta, no se perderán de mucho —Lo cual pensaba que era cierto.
Sam estaba seguro de que matemáticas probablemente iba a ser la más aburrida entre las cinco categorías. Aunque también estaba literatura e historia. Pobre Jax. Hablando del chico, este estaba cerca de ellos con los brazos cruzados y de tan malhumor que era notorio que no quería hablar con nadie, pero eso no impedía a Yonka hacer de las suyas, fastidiándolo a cada rato para que pueda formular una sonrisa. Por un momento, Sam pensó que la cara de Jax estaba tallada en piedra, razón por la cual no podía cambiar de expresión.
—Es triste que no te puedan alentar en un momento tan importante, pero entiendo que tu hermano necesita de ellos en estos momentos —comentó—. Pero nos tienes a nosotros, seré la que más grite entre el público.
—¿Qué no estaremos compitiendo en simultáneo? —preguntó Sam.
—Sí, pero si terminamos antes, puede que estemos libres para cuando el otro esté compitiendo —añadió Fiorella. Ella también estaba ansiosa.
