La vida relajada y aburrida de Sam, empezará a cambiar cuando el caos empiece a invadirlo. Tendrá que lidiar con una familia que se desintegra, la relación inestable con sus hermanos, el intercolegial donde fue seleccionado para participar y sobre t...
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—No tengo nada de qué hablar contigo —dijo Sam y esquivó a Iker, pero este fue más rápido y lo agarró del brazo. En ese momento, Sam escuchó que alguien dio un respingo de susto y fijó su vista en la persona que estaba al lado de Iker y a quien no había reconocido en un principio. Enzo, el reemplazo de aquel que sufrió una sobredosis—. ¡Suéltame! —ordenó Sam, pero Iker era demasiado fuerte y no pudo liberarse.
—Solo quiero decirte unas pocas palabras de advertencia, no seas así, Sam —aseguró con una sonrisa que a cualquiera podría persuadir, pero no a él que lo conocía muy bien.
—Iker, estás llamando la atención de los demás —murmuró Enzo con la mirada cargada de miedo. Al parecer Sam no era el único a quien el chico escogió como víctima.
—Tú, cállate. Dijiste que querías aprender de mí, ¿no? Pues esto viene incluido así que presta atención —amenazó y Enzo asintió con la cabeza con temor.
—Eres despreciable —soltó Sam y eso enojó a Iker, quien lo disimuló con una sonrisa que no le llegaba a los ojos.
—El despreciable aquí no soy yo, Sam, sino tu nuevo amigo —esto lo alertó, pero se negó a escucharlo. No dejaría que se salga con la suya.
Finalmente, con un fuerte estirón, se soltó de su agarre. Alrededor la gente miraba disimuladamente, pero nadie se atrevía a decirle nada a Iker, después de todo, el chico era bastante querido a pesar de su actitud hostil hacia los que consideraba más débiles. Era como la versión masculina de Madison.
—Sam, ¿este sujeto te está molestando? —para su sorpresa, Jax lo había visto y vino a ayudarlo. Le dio una mirada de molestia a Iker y otra cargada de desprecio a Enzo, quien no hacía más que encogerse atrás de Iker.
—Esto no tiene nada que ver contigo. Vete —si con Sam usó un tono despreciable, con Jax fue aún peor. El infierno podría haberse congelado de solo escucharlo.
—¿Eres tan cobarde que necesitas de una persona aferrándose a ti para poder amenazar a los demás? —se burló Jax cruzándose de brazos y dándole miradas de molestia al pobre Enzo.
—No estamos amenazando a nadie —se defendió el chico, pero ante la reacción de Jax, volvió a cerrar la boca rápidamente.
El rostro de Iker se iluminó con maldad y tomó a Enzo de los hombros para acercarlo a él.
—Así es. Enzo demostró ser muy obediente, por lo que decidí que sería mi subordinado. ¿Verdad? —le preguntó al chico y este asintió con la cabeza intimidado e inseguro.
—Eres patético —le dijo Jax a Iker, pero se podía ver que quería darle un buen golpe al chico.
Sam también lo haría, no le gustaban los que no levantaban la voz para defenderse a sí mismos, pero no era el ideal para poder hablar de ello, ya que varias veces tuvo que hacerlo y soportarlo con humillación.
