V e i n t e

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Si había algo que Jax no soportaba, era la hipocresía

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Si había algo que Jax no soportaba, era la hipocresía. Pasó horas debatiendo sobre lo que haría con Iker y cómo solucionar ese problema que por más que no fuera asunto suyo, rondaba su mente una y otra vez. Su padre le aseguró que llamaría a la madre de Iker para una reunión y hablaría con ella sobre lo ocurrido. Pero Jax insistió en que esa no era la respuesta teniendo en cuenta que la mujer era la víctima y estas por lo general, tenían miedo de que otros supieran lo que les ocurría por temor a represalias. ¿Cómo se debía actuar en este tipo de situaciones? ¿Era correcto no hacer nada? ¿Estaría bien hacerle frente? Jax meditó la respuesta. Sin embargo, no pudo llegar a ninguna y llegó el día de la competencia.

Incrédulo y a la vez algo molesto, vio como el padre de Iker, aquel hombre que se atrevió a amenazarlo en frente de él en el hospital, los recibió en el complejo donde se desarrollaría la competencia, de la mano de su esposa, quien con una enorme sonrisa dirigida a su hijo, lo abrazó para desearle suerte.

«¿Qué está ocurriendo aquí? ¿Acaso interpreté todo mal las cosas? ¿Realmente aquí había algo de qué preocuparse?», pensó Jax.

La feliz pareja, después de darle palmadas al hijo, fue a hablar con los demás chicos. Iker se quedó con su hermano en brazos unos momentos, pero luego la madre agarró a Santiago y este recostó su rostro en el hombro de la mujer.

Todo esto podía indicar que malinterpretó todo lo ocurrido, pero supo que ese no era el caso al ver la expresión de Iker. Por un breve segundo, Jax logró ver la furia del chico, quien miró a su madre con una expresión seria y al padre con la misma actitud, pero tanto el hombre como los demás, alegaron que Iker solo estaba siendo tosco, algo característico en él.

—Siempre es así, un tanto malhumorado. Ustedes ya lo conocen —habló el hombre y sus amigos rieron. Jax tuvo unas fuertes ganas de estampar su puño contra la cara del tipo. Sin dudas, Iker tenía el mismo pensamiento.

El padre de Jax, lo miró dándose cuenta también de lo que estaba ocurriendo. Jax se encogió de hombros sin saber qué decir. Volteó de nuevo para seguir mirando la escena surrealista y sus ojos conectaron con los de Iker. A Jax no le gustó el modo en que sus pensamientos vagaron a lo apetecible que se veía Iker con aquella postura enojada y furiosa. Mucho menos, teniendo en cuenta el contexto en el que se encontraban. Iker desvió la vista, pero a Jax le pareció ver un atisbo de vergüenza en su rostro, tan imperceptible que solo un observador como él podría darse cuenta. ¿De qué se avergonzaba? ¿De cómo estaban actuando sus padres luego de que fue testigo de lo mal que en realidad la estaban pasando? ¿Por qué Iker tendría que llevar con el peso de tener más vergüenza que ellos dos?

En un vano intento de fugarse del lugar, Iker salió disparado de ahí ante la atenta mirada de sus padres, quienes estaban abrazados y sonriéndose entre sí. Jax no lo dejó solo. Siguió sus pasos disimuladamente para no llamar la atención. Estaba a punto de preguntarle qué demonios pasaba con su familia, pero en eso, vio como Iker agarró a un chico de otro instituto del cuello de la camisa por haber tropezado con él.

Corazón ObstinadoWhere stories live. Discover now