Capítulo 2

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Cinco meses pasaron del nacimiento de la "pequeña espina", su llegada colmó de alegrías, pero también de nuevas experiencias. Si bien Chise sabía lo que era tratar con un niño por la actitud de Elías en el pasado, pero un bebé era algo completamente diferente; puesto que ella aún no hablaba, ni caminaba, si quería algo atraía la atención de todos con su llanto, el cual por cierto no daba descanso a sus padres.

  — Elise, mira... el osito que papá hizo para ti. Él no llora y tú tampoco debes hacerlo.— Decía la Sleigh Beggy en un intento de que su pequeña parase de llorar. Ya no sabía que hacer, la había llevado a dar un paseo por toda la casa, por la entrada de esta, intentó darle de comer y no hubo caso alguno. 

— ¿Por qué no pruebas con esa canción que me cantaste hace tiempo?— 

La idea del mago era buena, pero la pelirroja temía que al igual que su esposo, su hija no despertara por días. 

Un agotado Ruth, en su forma canina, intentaba hacer que la pequeña dejase de llorar; por lo que la envolvió con su cola y comenzó a mecerla en el aire. Parecía funcionar, hasta que por accidente Chise por el cansancio pisara mal terminando por dejar caer uno de los porta retratos que había en el cuarto matrimonial, volviendo a provocar el potente y desgarrador llanto de su bebé.

El mago, al ver que ni su esposa, ni el familiar de esta y mucho menos Silky podían hacer algo, se arriesgó a tomar a la pequeña entre sus brazos. Comenzó a recitar un conjuro, en ese instante la habitación se convirtió en un hermoso cielo estrellado, lo cual llamó la atención de Elise, quien de a poco paró su llanto; y mirando a su alrededor con una pequeña sonrisa en su rostro, estiraba sus pequeños brazos como queriendo tocar aquellas estrellas a lo que Elías chasqueó sus dedos provocando que estas se volvieran como pequeños fragmentos llenos de brillos, bañando a los allí presente.

  — Lograste que parase de llorar, pero, ¿cómo haremos que duerma?— Cuestionó la esposa del Pilum Murialis, en lo que las miradas se posaron en ella. Tenía que cantarle, no podía vivir con ese temor, menos con la capacidad que tenía ahora, seguramente podría controlarlo. — De acuerdo, no tengo otra opción.— Suspiró, tomando a la pequeña rubia, acomodándola sobre su pecho. 

La voz de Chise llenó por completo el lugar mientras ella mecía niña en su pecho. Elías regresó todo a la normalidad, acercándose a ellas ya que era mejor que cada uno fuese por fin a descansar en lo que quedaba de la noche, puesto que aquella dulce melodía hacía efecto no sólo en Elise, al parecer en todos los demás.

Al día siguiente, por suerte todos despertaron bien, buena señal de que esta vez la canción no fue más que sólo eso, una canción de cuna. Mientras todos desayunaban, una de las Aerials se hizo presente en la casa Ainsworth, traía una invitación de parte de la Reina para el matrimonio y su hija.

  — Chise, la reina quiere verlos. Los estará esperando en la tierra de las hadas con un gran banquete y todo lo mejor para su estadía.—   

  — ¿Nos dejará regresar?— Cuestionó el mago como de costumbre si eran invitado a aquél lugar. A lo que Chise sólo posó su mano en el hombro de este, aceptando la invitación.

Luego de que Silky preparara todo de la bebé, la familia se retiró de su hogar junto con la pequeña Aerial en dirección hacía la tierra de esta. La mirada de la pelirroja estaba como perdida, parecía que pensaba en algo mientras caminaba, lo que llamó la atención de su esposo quien antes de que pudiera preguntar que tenía vio la brillante entrada.

Elise entre pequeñas risas, jugando con las hadas que se acercaban hacía ella. Mirando a su alrededor, todo llamaba su atención, los seres que allí vivían, las plantas, absolutamente todo lo que podía ver con sus hermosos ojos color hierva.

  — ¡Llegaron!— El esposo de Titania había pegado el grito en el cielo, corriendo hacía ellos con la intención de tomar a la pequeña rubia en brazos que rompió en llanto, se había asustado con el grito y las caras que este ponía.

— Eras un idiota antes, y ahora lo eres mucho más.— Reprochó Elías, a lo que Oberon sólo reía e intentó calmar a la pequeña, creando una pequeña esfera llena de luces y pequeñas estrellas en su interior. Para su suerte aquello logró detener el llanto, así que cuando lo consiguió pudo tomarla en brazos, no sin antes pedirle perdón, la emoción le había ganado. 

La bella reina hizo presencia, también reprochando a su esposo y disculpándose con los padres de la pequeña. Invitándolos hacía donde estaba aquél banquete, logró ver como Chise estaba sumergida en sus pensamientos. — ¿Ocurre algo?, ¿tienes alguna pregunta sobre tu hija?— La mirada de la Sleigh Beggy volvió hacía la azabache, asintiendo lentamente con algo de temor de lo que quería preguntar. Aprovechando que sus maridos se alejaban con la niña y las Aerials danzando a su alrededor.

— Quisiera saber, ¿por qué Elise ha heredado más rasgos humanos que algo de Elías?— Aquella pregunta no sorprendió en nada a la mujer a su lado, con una sonrisa en su rostro, acaricia los rojos cabellos de la menor.

  — El exterior es sólo el cofre, el tesoro se encuentra en su interior. Lo dije el día de su nacimiento, hay un gran poder emanando en su interior a pesar de su pequeño cuerpo. Sólo espera y verás como con el tiempo los va a sorprender.— Sus palabras calmaron a Chise, quien le devolvió una pequeña sonrisa. Ambas terminaron por dirigirse finalmente donde los demás estaban.

El futuro de la pequeña rubia aún era un misterio para sus padres, pero algo era cierto, ella iba a ser dueña de este.

Una nueva vida, una nueva historia... Nuevos problemas...On viuen les histories. Descobreix ara