Capítulo 23

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Ha pasado una semana de la inesperada transformación del pequeño Ainsworth y la pequeña rubia. La antes mencionada se encontraba junto a la cama del niño que seguía dormido, había salido a su madre en eso también; aquella transformación había consumido demasiada energía, por lo que ha estado dormido desde entonces.

— Isabelle, aquí está tu desayuno. ¿De verdad no quieres estar en la mesa con nosotros?.— Preguntó el padre de ella.

— No, así estoy bien. Gracias.— 

Su madre dejó la bandeja a un costado y se retiró con el azabache.

Los demás miembros de la familiar se encontraban en la mesa, comían poco y nada debido a que contaban los minutos para que Benjamin abriera los ojos.

— Fue mi culpa. Me descuidé...— 

— Elise...— Chise intentó acariciar el cabello de su hija, pero, esta rápidamente se levantó y tomó su mochila.

— ¡No se lo voy a perdonar!.— Salió rápidamente de su casa, cerrando con fuerza la puerta. Tanto Elías como Chise se miraron por un rato, ¿qué había ocurrido?.

La rubia mayor llevaba algo en su mano, todo el camino a la institución se encontraba seria y triste a la vez. No podía creer lo que había descubierto, tenía que salvar a alguien...

Se quedó un buen rato esperando en la puerta del colegio, no venía ni su amigo, ni la pareja de este. Era casi hora de entrar a clases, por lo que se le hizo raro que estos aún no hicieran presencia.

  — ¿Elise?. Ya casi es hora de que suene el timbre, ¿qué haces aquí?.— Preguntó una de sus profesoras.

— Ah, yo esperaba a alguien...— 

— Te recomiendo que lo dejes para el recreo o para la salida, si el director te ve podría llamar a tus padres.— 

Elise suspiró, la verdad, no quería darles más problemas a sus padres. Entró y fue directo a su salón. Aprovechó el tiempo restante para hacer encajar las piezas. — Es cierto, su repentina ida de mi casa, su interés en lo que me había ocurrido... el como se acercó a Jayden. Siempre noté que era algo rara, pero... — 

La campana sonó y el día de clase transcurrió como de costumbre, Elise trataba de concentrarse en lo que tenía en frente antes de ir contra lo que descubrió.

A la salida, para su buena suerte estaba Amber y sola. Apretó sus puños y caminó hasta ella.

— Tengo que hablar contigo.— 

— Ahora no puedo, espero a mi NOVIO.— 

  — Va a ser ahora, y me vas a escuchar quieras o no.— Estaba demasiado molesta, por lo que ignoró a todo aquél que pasaba y miraba lo que ocurría.— ¿Cuánto creíste que duraría tu mentira?. Ya me di cuenta de todo.— Le mostró el hilo que había sobrado, el hilo con que se había estado controlando a Benjamin.—Tu juego terminó, y Jayden lo va a saber.— 

— ¿Ah si?. Y, ¿cómo sabes que va a creerte?.— 

— ¿Creer qué?, ¿a quién?.— El azabache venía finalmente, se había quedado a preparar cosas para el baile de primavera.

Ambas chicas se miraron y Elise se dispuso a contarle todo, de que él estaba siendo usado, que lo ocurrido en el parque tenía que ver con la novia de él ya que su olor estaba en ese hilo. Este sólo le miró, tratando de entender a donde quería llegar. 

  — ¿Qué diablos estás diciendo, Elise?.— 

— La verdad. Que te está usando, porque sabe que eres mi amigo. Ahora van detrás de lo que quiero.— 

El muchacho miró a la azabache que se encogió de hombros, dando a entender que tampoco sabía que quería hacer con todo lo que decía.

— ¿Por qué te estás inventando todo esto?.— 

Los ojos de Elise se abrieron por la sorpresa de lo que él le estaba preguntando, ¿no le creía?.—

— ¡J-jayden...!— 

— Pasa, Jayden. Que al parecer Elise no soporta que ahora haya otra chica en tu vida, debe estar celosa.—

La rubia volteó, con su mirada cargada de odio hacía la otra chica.

— Elise.— Llamó él. — No todo gira alrededor de ti, no todo se trata de lo que te persigue. Amber claramente no entenderá de que hablo. — Miró a la que fingía confusión sobre lo que hablaba.— Sin embargo, al ver que no aceptas esto... No creo que podamos seguir siendo amigos, menos con todas las mentiras que dices.— Concluyó y se retiró con la otra muchacha, dejando a la rubia totalmente paralizada.

No podía creer que su sueño, aquella pesadilla había sido real... Jayden se iba, la estaba dejando atrás. ¿Por qué?. ¿Por qué no le había creído?.

Una de sus compañeras que estaba cerca se acercó y las vio, vio aquellas gotas saladas brotando de sus ojos color hierva.

— Elise...— 

Cayó de rodillas y rompió en llanto, rápidamente fue abrazada por aquella chica. Un instante después llegó Elías a retirarla y corrió al ver a su hija de esa manera.

— ¡¿Qué le pasó?!.— La envolvió entre sus brazos, ella no paraba de llorar. Se prendió del pecho de su padre.

Al oír lo ocurrido, cargado de odio se retiró sin más. Una vez lejos del colegio, decidió usar magia para regresar, su sangre hervía de la rabia. 

— Bienven... ¡Elise!.— Chise corrió hasta su hija, ella se abrazó a su madre. Esta levantó la cabeza hacía su esposo, el cual le dijo que luego le contaría. — Ven, vamos a tu cuarto...— Y se la llevó; Isabelle apretó los dientes. 

— Fue él, ¿verdad?.— 

Elías asintió, no quería abrir la boca porque sería para problemas. Su saco estaba empapado por las lágrimas de su princesa, lágrimas de dolor, provocadas por la persona que él jamás quiso y por algo era.

Ruth se acercó al mayor e intentó calmarlo a toda costa, mientras Silky preparaba un té de tilo. Era lo único que podían hacer por el momento, luego pensarían en algo mejor para ayudar a la hija de los señores.

La familia Ainsworth otra vez era visitada por el dolor, el pequeño de la casa se encontraba recuperando fuerzas; la hija mayor derramando lágrimas.

Aquél corazón tan enorme que rebosaba de alegría, se había roto y pequeños trozos caían con cada lágrima derramada. Pero, ¿será el único destrozado?.   

      

     

     

   

Una nueva vida, una nueva historia... Nuevos problemas...Where stories live. Discover now