Capítulo 3

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  — ¡Mami!, ¡papi!... ¿dónde están?— Decía una pequeña Elise de casi 6 años, vagando por una especie de túnel. Era raro, el lugar se le hacía familiar, pero jamás había estado allí.

Caminó sin rumbo hasta toparse con una persona casi al final de este, por lo que con una leve sonrisa en su rostro, corría hacía este para pedirle ayuda.

— S-señor, ¿podría ayudarme?... Creo que estoy perdida...—  Al ver que no obtenía respuesta, tiraba de la ropa que aquella persona llevaba para llamar su atención. La situación era de lo más extraña, este parecía notar su presencia, pero no volteaba hacía ella, ¿por qué será?. — ¿Señor...?— La niña decidió pararse frente a él, y al fin el misterioso hombre parecía hacerle caso, se agachó a su altura sin mostrar su rostro.

— Tu vida... está en... ¡Mis manos!— Se lanzó contra la rubia, dejando ver algo que marcaría a Elise para toda la vida.

Entre gritos la niña era sostenida por su madre quien trataba de despertarla.

— ¡Elise! ¡Elise!— Al lograrlo, Chise miró algo preocupada a su hija, estaba sumamente pálida, parecía que había visto a la misma muerte. — Vinimos rápidamente al oír tus gritos, ¿qué soñaste?— Dijo la madre de la niña, quien vio como ella parecía aturdida.

  — N-no lo recuerdo... Veo todo borroso.—

— Debió haber sido una pesadilla, y creo que es mejor que la hayas olvidado. Hoy es un día muy especial y no puedes estar triste.— Mencionó el padre de la niña, quien abrió paso dejando ver un gran desayuno que traía una nota de "Feliz Cumpleaños, Elise".

— Tu padre tiene razón, hoy es tu día y debes pensar sólo en divertirte.— Concluyó una sonriente Chise, abrazando a su pequeña para felicitarla.

Ya eran exactamente 6 años del nacimiento que cambió las vidas de todos. El cual trajo alegrías, algunas dudas y muchas nuevas experiencias. 

Luego de tan delicioso comienzo del día, la familia bajó cargando a la festejada para darle otra sorpresa. Casi todas las personas que formaban parte de su entorno la esperaban en la sala de su hogar, llenándola de buenos deseos y regalos, ¿cómo olvidar los regalos?.  Eran casi todos, ya que faltaba Lindel quien debía cuidar como siempre la tierra de los dragones, Titania quien llegaría luego por terminar de ocuparse de algunas cosas en su mundo, Oberon allí estaba con su típica sonrisa.

  — Elise, ¿qué se dice?— 

— ¡Muchas gracias por sus deseos y mis regalos!— Era una niña pequeña, no se podía evitar que lo primero que hiciera fuera correr hacía los paquetes con su nombre. Sentada junto al familiar de la Sleigh Beggy, abriendo los regalos uno por uno, mientras los demás, felices no le apartaban la mirada. 

Como desde el instante en que llegó al mundo, fue el centro de atención de todos quienes rodeaban el entorno del matrimonio Ainsworth. 

Aquellas cosas que la pelirroja siempre veía, comenzaron a acercarse a Elise, quien jugaba con ellos como si nada. Esto atrapó la atención de Chise, quien comenzó a recordar como ella les temía a la misma edad de su hija, pero esta reía con ellos. 

— Supongo que se debe a que ya está acostumbrada a ver seres inhumanos y es algo normal para sus ojos.— 

— Chise.— Llamó el Pilum Murialis a su esposa, quien rápidamente volvió la vista a su esposo.—  Renfred estaba preguntando si nos gustaría ir un día de estos a Londres a dar un paseo, sólo ambas familias, ¿tú quieres?— El mago acudía a ella, ya que él no era mucho de salir, aún después de casarse y formar una familia.

— Claro, será divertido, ¿verdad, Elise?— 

— ¡Si!. Va a ser divertido, ¿no lo crees, Jayden?— Mirando al hijo del antes mencionado, con una cómica sonrisa en su rostro.

— ¿Cuántas veces debo decirte que no me llames así?— Replicó el pequeño azabache, con el entrecejo fruncido, mirando a la rubia.

— Pero así te llamas...— Dijo Elise, mientras todos los allí presente, incluso los padres del niño asintieran con la cabeza. Las risas no se hicieron esperar cuando el niño por la vergüenza dio la espalda a la pequeña, tratando de disimular el leve sonrojo en sus mejillas.

El día transcurrió, todo parecía tranquilo. Elise tiraba de la ropa de Jayden para que este jugara con ella, Ruth, Oberon y las Aerials. 

Titania, quien había llegado un poco después que los demás, no quitaba su mirada de la esposa de Elías. 

Elías por otro lado, era molestado por los miembros de la universidad, quienes habían asistido también en lugar de Lindel. Quienes habían mandando a decir de parte del cuidador que por favor llevaran pronto a su "nieta", ansiaba volver a verla.

Al caer la noche, todos en la mesa cantaron la típica canción de cumpleaños a la festejada. La cual no sabía que había otra sorpresa para ella.

  — Bueno, antes que cada uno regrese a su hogar, hay algo que quiero comunicar.— Irrumpió Chise, llamando la atención de todos. — Elise, Elías... vengan, por favor.— 

Estos fueron de inmediato a su lado, Elise prendida de su cintura y su marido con la mano sobre su hombro.

— Estaba esperando que llegara este día para anunciarlo.— Con una pequeña sonrisa en su rostro, tomo las manos de su esposo e hija, mirando a todos los presentes. Tomó aire y soltó algo que sólo una persona, Titania, había notado. — Nuestra familia, vuelve a crecer. Elías, Elise... voy a tener otro bebé.— 

Casi todos, incluyendo a la primer hija de estos dos, felicitaron a la nuevamente futura madre. Elías, a quien también felicitaban, estaba sin habla, no sabía como reaccionar.

— ¡Papi, voy a tener un hermano!— Exclamó una alegre Elise, sacudiendo de manera cómica a su padre quien aún no reaccionaba hasta recibir un golpe del marido de la reina de las hadas.

— ¡Ah!. Lo siento, es que no sabía que decir, pero claro que estoy feliz.— Tomando a su esposa para elevarla. Chise abrazó a su esposo, ella sabía que realmente él estaba feliz, aunque su rostro calavérico no mostrara expresión alguna, ella ya lo conocía.

Esa noticia no hizo más que despertar las ganas de seguir celebrando, la futura hermana mayor ayudaba a Silky a traer más comida y bebidas para todos.

— "Elise..." — Aquél susurro del cual salió su nombre, hizo voltear a la niña, mirando hacía la ventana. El paisaje estaba totalmente a oscuras, ¿quién podrá haber sido?   

Una nueva vida, una nueva historia... Nuevos problemas...Onde histórias criam vida. Descubra agora