Capítulo 19

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Dos semanas pasaron y era el momento de que Elise regresara finalmente al colegio. Su herida aún no sanaba por completo, pero, se recuperaría más pronto volviendo de a poco a su rutina.

  — ¡Ya nos vamos, mamá!.— 

— Con cuidado, tu padre irá con ustedes.— 

Era así, Elías debía acompañarle para hablar con los directivos del colegio. Odiaba usar el mismo rostro humano, pero, no tenía otra opción. Ruth y Elías llevarían a los niños, y allí una sorpresa esperaba a Elise.

  — ¡Ha pasado mucho tiempo!. Me pregunto que cosas nuevas habrá, ninguno de ustedes me ha contado nada.— Haciendo un leve puchero, mirando a los dos menores. Ambos miraron a otro lado. 

Cuando llegaron al establecimiento, nadie esperaba lo que ocurrió. Todos los compañeros de Elise se abalanzaron sobre ella, ¿la habían extrañado?.

  — ¡Tonta!. ¡¿Qué diablos te pasó?!.— 

— ¡No llegamos a tu casa porque no podemos ubicarnos!.— 

Elise miraba a todos lados sin comprender nada, nunca habían congeniado. ¿Por qué el repentino cambio?. 

Uno de los profesores de la chica se acercó al padre de la rubia. 

  — Los muchachos sintieron la ausencia de ella, porque es la única que le pone color al salón con su sola presencia... — 

Elías suspiró y sonrió, le hacía feliz que quisieran a su hija. Todos entraron en grupo al salón, mientras el mayor se dirigía a la dirección del colegio para hablar con los directivos.

Ruth se llevó a los pequeños a sus respectivos salones para luego ir a esperar a Elías. 

Antes de que el grupo de adolescentes llegara a su salón, la rubia logró ver a su amigo al final del pasillo, pidió que le cedieran el paso y salió corriendo con la intención de tirarse sobre su espalda como de costumbre. Sin embargo, antes de que llegara hasta él, este volteó...

— ¿Elise?. R-regresaste...  — 

Elise se quedó en su lugar viendo como alguien que ya conocía, estaba de la mano con el azabache, Amber. Elise sólo se quedó allí, como tratando de asimilar lo que veía, luego se acercó al chico y preguntó...

— ¿Qué me perdí?. Cuéntame todo el chisme.— Con su típica sonrisa y mirada de traviesa. Él sólo se sonrojó, frunció el entrecejo y miró a otro lado.

La chica junto a él se dispuso a responder. — Bueno, primero que nada. Bienvenida de regreso al colegio, Elise. Segundo... Jayden y yo... — Tomó la mano del chico y sonrió de manera leve. —  estamos juntos.— 

La rubia parpadeó. — Si, ya vi. Me refería a que me cuenten todo con lujo de detalles.— Siguió diciendo toda animada, felicitó a la pareja y antes de que pudieran continuar sonó el timbre, por lo que cada quien debía ir a sus salones. Ella se despidió de los mayores y corrió hasta donde ella debía ir. Jayden se quedó mirándola un momento, parecía que no esperaba esa reacción por parte de su amiga.

Mientras tanto, Isabelle pensaba en Jayden ya como un traidor. Fue la primera en enterarse...

« Flashback» 

Al día siguiente que Amber se había retirado sin aviso de la casa Ainsworth, esta comenzó a acercarse a Jayden. Este como siempre, le ignoraba. 

Por algún motivo, Jayden comenzó a dejar de ir a casa de Elise, y pasaba más tiempo con la chica nueva. Isabelle comenzó a notar como estos se habían vuelto tan cercanos repentinamente, era demasiado raro.

Días antes de que Elise regresara al colegio, la rubia menor junto al pelirrojo quien ya había vuelto. Cuando iban de regreso a casa, se toparon con algo que les hizo perder todo el afecto o respeto que sentían por el azabache. Este se encontraba muy cariñoso con Amber.

« Fin flashback» 

— Lo detesto demasiado...— Apretó los dientes y siguió. — Y sé lo ingenua que es Elise, seguro los va a felicitar y todo...— 

Benjamin se encontraba como de costumbre, con la cara estampada en su pupitre.

— Me pregunto que dijo mi hermana cuando los vio. Alguna tontería supongo...— 

Ambos niños sentían que los dos mayores no crecieron mentalmente junto a sus cuerpos. Creían que aún no habían notado algo que para sus ojos penetrantes era demasiado obvio.

En el salón de Elise habían decidido no dar clases para hacerle una pequeña bienvenida a la rubia, y bien merecida ya que esta si había cumplido con todos los apuntes en sus cuadernos. Por lo que los profesores no se opusieron, siempre y cuando sólo fuera algo en el salón.

Un muchacho, de cabello color chocolate, compañero de clases de ella se acercó hasta donde la chica se encontraba.

— Oye, Elise.— 

Esta volteó topándose con aquél gran chico, bueno, técnicamente todos eran más altos que ella. 

— ¿Qué ocurre, Max?.— Dijo ella, regalándole una sonrisa.

El joven aclaró su garganta y continuó. — No sé si sabías que pronto será el baile de primavera, y yo...— Volvió la mirada a la de la chica frente a él, con un ligero tono rojizo en sus mejillas. — ... q-quería saber si, ¿te gustaría ir conmigo?.— 

Los compañeros de estos quedaron en silencio, esperando la respuesta de ella. Max era de los chicos más populares del colegio, era muy buen alumno, estaba en el equipo de Futbol y demás. Siempre había estado interesado en Elise, por lo que digamos que aprovechó el hecho que se le había "ido su rival", refiriéndonos a Jayden como tal.

— Lo siento, pero, no vendré al baile. No me gustan mucho esas cosas.— 

— ¡¿Ehhhhhhh?!— Este grito por parte de los demás alumnos se escuchó hasta el pasillo. ¿Habían escuchado bien?. — ¡¿P-por qué?!.— 

— ¿Eh?. No tenía pensado venir, quiero esperar al baile de graduación.— Respondió con esa gran sonrisa. El muchacho se encontraba en el rincón.

— P-pero, Elise. ¡J-jayden ya tiene su pareja, ¿por qué no aceptas la invitación de Max?!.— 

— ... ¿Qué tiene que ver Jayden?.— Estaba confundida.

Sabían que Elise era distraída, pero, jamás pensaron que tanto. Decidieron dejar el tema allí y continuar con la celebración, mientras que el castaño era consolado por sus compañeros de equipo. Había sido rechazado antes de tiempo.

El maestro de estos se encontraba leyendo un libro y bebiendo un poco de su café, prefería no meterse en las charlas de adolescentes.

En el pasillo se encontraba la nueva pareja pegando los afiches para el evento que se llevaría a cabo en la institución. Jayden los pegaba y Amber estaba detrás de él sosteniendo los afiches enrollados. 

El azabache sintió un leve mareo y ella... ella sólo sonreía, y no era una sonrisa normal.      


Una nueva vida, una nueva historia... Nuevos problemas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora