Capítulo 10

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Una semana había pasado. Ruth y Silky no se dirigían la palabra, ni la mirada; cuando estas se encontraban, de inmediato giraban la cabeza. Él se levantaba de la mesa o simplemente prefería comer cuando ella estuviera ocupada en otro lugar de la casa.

  — Elías, estoy preocupada por Ruth y Silky. Parece que ocurrió algo cuando nos ausentamos.—  Dijo Chise tomando a su esposo del brazo ya que este se encontraba leyendo.

— Eso es cierto. Pero, quédate tranquila, tenemos un testigo.— Respondió él tomando la mano de ella, dirigió la mirada hacía su hija que estaba jugando justo frente a ellos. — Elise, ¿puedes venir un momento?.— 

La pequeña niña corrió, su padre la cargó y la sentó en su regazo. 

— ¿Qué pasa?. ¿Hice algo malo?. Si es así, lo lamento.— Dijo esta, provocando que los ojos de su madre se cristalizaran y ambos le abrazaran diciéndole que no era nada de eso.

— Lo que pasa es que con tu madre, queremos saber si pasó algo con Silky y Ruth cuando no estuvimos.— Le dijo Elías "besando" su mejillas.

— Oh. Pues, no... — Comenzó a intentar hacer memoria, pero realmente no había pasado nada mientras ella estuvo despierta. — ...Jugamos con Ruth, luego Silky nos dio postre; fuimos a la sala y él me estaba contando una historia, luego Silky llegó y la escuchamos juntas. No sé si habrá pasado algo cuando me dormí.—   

Su relato sólo sembró más dudas entre el matrimonio. Chise recargó su cabeza en el pecho de Elías mientras acariciaba el cabello de su hija. 

En el patio se encontraba el azabache en su forma canina mirando hacía el cielo, estaba charlando con Isabelle.

  — Isabelle, estoy comenzando a darme cuenta que hay cosas que aún no comprendo. No puedo preguntárselo a Chise, prefiero que ella se centre en el bebé que espera...— Suspiró y volvió la vista a la casa; era su hogar, quienes vivían allí eran su familia... Chise, Elías, Elise, el bebé que venía en camino y... Silky. La imagen de esta última invadió su cabeza, comenzando a sacudirse para sacarla de allí. —No sé porque me pongo así...— Entró a la casa y se topó con la persona que intentaba sacar de sus pensamientos, la mujer de ojos color rosa; sus miradas se cruzaron y esta se retiró rápidamente.

Esta terminó por toparse con Chise, quien estaba en la cocina comiendo algo por sus "dulces antojos". —Silky, ¿estás bien?— La pregunta de la señora alteró un poco a la Banshee, quien simplemente bajó la cabeza y abrazó a la pelirroja. No estaba bien, tenía muchas cosas en su cabeza, pero no iba a saber como expresarlas debido a que no podía decirlas. 

Chise no hizo más que corresponder y acariciar su espalda, diciéndole que lo que sea que pasara pronto estaría bien. 

Elise corrió a buscar a Ruth y cuando lo encontró, lo vio junto a la puerta ya en su forma humana, abrazando sus piernas.

  — Ruth, ¿qué tienes?— 

Él no respondió y sólo abrazó a la niña, él también era como un niño, en ese momento necesitaba mucho cariño y atención. Elías hizo presencia y al igual que su esposa preguntó lo que ocurría, Ruth no tuvo más opción que contarle, tal vez Elías podría saber explicarle.

— Por lo que me estás contando, me recuerdas a mi...— Esas palabras sorprendieron al azabache. ¿Le recordaban a él?. ¿En qué sentido?.— ... Cuando comencé a sentir cosas por Chise y tampoco me daba cuenta.— 

¿Estaba oyendo bien?. Lo que a él le estaba pasando, era bastante parecido a lo que Elías pasó con Chise, comenzando a recordar que era cierto... durante mucho tiempo ninguno fue sincero con el otro. Él mismo les había ayudado en varias ocasiones.

— Ya veo...— Estaba como en shock, él... ¿interesado en Silky como mujer?. Era algo que jamás llegó a imaginarse sentir, eso podía explicar el porque sentía que era un afecto diferente al que sentía por Isabelle y Chise.

Ninguno se había percatado de algo, Chise y Silky estaban oyendo todo desde la puerta de la cocina. Justo cuando decidieron salir, la pequeña rubia exclamó algo que provocaría aún más tensión...

  — ¿Ruth quiere a Silky?.— 

Ambos quedaron de piedra, principalmente Ruth quien vio que ella y su "hermana" oyeron todo; retrocedió y salió de la casa. 

— ¡Ruth!— Antes que la Sleigh Beggy saliera, fue retenida por su esposo diciendo que él iría por el familiar. — Tráelo con bien, por favor.— 

No sabía hacía donde iba, sólo tenía algo en claro y eso era irse donde no lo encontraran. Era algo totalmente inusual, podría deberse al hecho que jamás había sentido lo que comenzó a sentir por la Banshee. Ella por otro lado, sentada junto al marco de la puerta de la cocina mirando al suelo, sentía culpa, aunque no sabía de que. 

Elise quería llorar, y rápidamente fue envuelta por los brazos de su madre, quien besó su cabeza. — Todo estará bien, tu padre lo traerá de nuevo.— 

Elías decidió adoptar su "forma animal" para que así fuera más fácil encontrar al pelinegro; se adentró al bosque. Ruth había decidido ocultarse en una pequeña cueva de las tantas que había por el lugar, aunque le dolía haberse ido así, sentía que ya nada iba a ser igual si regresaba.   

  — Perdóname Chise... Elise...— 

— Creo que deberías disculparte en persona.— 

La voz del mago dejó helado al Black grimm. Sabía que lo encontraría, pero no tan rápido.

— No creo que sea lo más conveniente, Elías. Siento que si regreso, ya nada será como antes.— La espina sólo se dispuso a oír al canino desde las sombras. — Nunca supe que existía otra clase de "amor" hacía alguien. Me refiero a que; cuando sabía que tú y Chise se amaban, no creí que fuera algo diferente a lo que ella sentía por mi o yo por ella... o por Isabelle. Ahora ya no sé, aún tengo cosas que aprender en esta nueva vida que me fue otorgada; la chica que cuida y cocina en la casa, no creí una sola persona podría llegar a provocar tanto. Supongo que algo así es lo que tú sientes por Chise, ¿verdad?.— 

— Así es. Con Chise aprendí cosas que jamás se me habrían cruzado por mi mente; aprendí lo que era la soledad, el frío, , la tristeza, la calidez de su presencia, el amor... lo que era el amor y el calor de una familia. Cometí muchos errores, pero de ellos aprendí para ser mejor persona, y creo que tú deberías hacer lo mismo. No creo que debas avergonzarte de lo que sientes, sino saber afrontarlo y buscar la manera de continuar adelante; sé que Plata no usa palabras para comunicarse, pero tengo el presentimiento que quiere decirte algo y por eso, debes regresar.—

El azabache no podía creer lo que oía, el mago que más de una vez se dejó llevar por impulsos provocados por sentimientos nuevos, ahora estaba tratando de ayudarle. 

Debía regresar, si. Simplemente temía lo que podría pasar al cruzar la puerta. Decidió que era verdad, debía afrontar lo que estaba pasando ahora en su pecho, salió y se puso en marcha de regreso a la casa con el mago de la espina volviendo a materializarse detrás de él, siguiéndole el paso.

La noche había caído, las muchachas estaban sumamente preocupadas ya que ninguno había dado señal alguna. Elise se hallaba dormida en brazos de su madre; la puerta se abrió, estas miraron esperando que fueran ellos y para su suerte, así fue.

Elías miró a Silky como diciéndole algo con la mirada y luego fue para abrazar a su esposa e hija. — Estoy en casa.— 

— Bienvenido, Elías.— Dijo Chise con una sonrisa, besó la mejilla de su marido.

Ruth estaba en la puerta, volvió a su forma humana y tomó aire, pero antes que pudiera dar un paso fue interceptado por Silky quien lo abrazó, mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Él sólo sonrío, abrazando a la chica por la cintura.

— Estoy en casa...— 

Había mucho de que hablar, pero el momento no lo precisaba...    

Una nueva vida, una nueva historia... Nuevos problemas...Where stories live. Discover now