Capítulo 27

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El Lunes llegó, efectivamente ninguno de los adolescentes recordaba lo ocurrido en el baile, por lo que se encontraban algo confundidos. 

Jayden estaba en su pupitre con la mirada fija en el techo del salón. Elise se encontraba en el suyo sacando algo de su mochila, el saco de Jayden. No hablaron en todo el fin de semana, aunque se habían arreglado.

La muchacha tomó aire y salió a buscar al azabache. —No sé porque estoy tan nerviosa y...—Dejó su mano en una de sus mejillas.—... mi rostro está algo caliente, no lo entiendo.—

Ninguno de los mayores preguntó por "Amber", al parecer su recuerdo desapareció junto con su existencia. El muchacho estaba totalmente sumergido en sus pensamientos, muchas cosas nuevas estaban pasando por su mente.

— Debe ser que aún recuerdo todo por tener magia.— 

— ¡Jayden!— Llamaron los compañeros de este quien volteó frunciendo el entrecejo como de costumbre.

— ¿Qué quieren?.— 

— Te buscan.— Dijo una compañera en son de broma señalando la puerta, allí estaba Elise.

El rostro del muchacho se tiñó de color rojo al ver a la chica y terminó cayendo de la silla por intentar levantarse de manera brusca, así provocando la risa de los demás.   

  — ¡Ya cállense!.— 

— ¿E-estás bien?.— Preguntó Elise.

— Si...— Alzó la vista encontrándose con la de ella y de un saqué la desvió nuevamente.— ¡S-si lo estoy!, ¿q-q-qué te trae por aquí?.— Preguntó él.

Elise le mencionó que le regresaba el saco, dándole las gracias. Las burlas no se hicieron esperar, por lo que Jayden les terminó aventando una silla, claramente los compañeros de este sólo reían más. Elise de la vergüenza se despidió diciendo que se verían a la salida y salió corriendo de regreso a su clase que estaba por comenzar.

Ninguno entendía el porque aquellos nervios o el calor en sus rostros cuando pensaban en el otro y/o se veían. No era algo que hubiera ocurrido antes entre ellos...

Elise terminó topándose con Isabelle que se veía asustada. — ¿Isabelle?, ¿qué ocurre?.— Se agachó a su altura y el rostro de la pequeña mostraba cansancio, y terror. — ¡Isabelle!.— 

— M-mis... compañeros no despiertan...— La mayor no comprendía de lo que hablaba, así que le pidió que lo explicara con más calma, la menor sólo se alteró más. — ¡No despiertan!. ¡De un instante al otros todos cayeron inconscientes a excepción de mi y...! lo peor es que algo parece estar saliendo de sus cuerpos...— 

Le tomó de la mano y ambas regresaron al salón de Isabelle, era peor de lo que había relatado... Sólo quedaba la ropa de los niños y del maestro.

— ¡Elise, Isabelle!.— Era Benjamin que les estaba buscando, relató exactamente lo mismo que la rubia menor.

— Benjamin...— Elise señaló el lugar frente a ellos, ¿qué estaba pasando?.— Jayden... ¡Hay que buscar a Jayden!.— Los tres fueron a buscar al antes mencionado y esta vez lograron verlo, el azabache de piedra, viendo como sus compañeros al parecer se volvían polvo en frente suyo.

Tanto en la casa de los magos, como en la de los hechiceros algo pareció alertarles. El aire estaba cambiando, se hacía más denso, costaba respirar.

— Chise...— 

— Estoy bien, pero...— Sonrió de manera leve mirando a su esposo y con una mano en su vientre, el cual comenzaba a asomarse.— Parece que deberemos volver a pelear, esta vez, para salvar a los niños...—

Ambas familias decidieron comenzar a prepararse, Elías no estaba muy de acuerdo en que Chise se uniera pero, sabía que era por los hijos de ambos. — No te apartes de mi, ¿quedó claro?.— 

Ella volvió a mirarle y asintió, tomándole de la mano. — Entendido.—

Alguien que ellos no esperaban, decidió unirse a la pelea que se aproximaba, Silky. Ruth le miró y preguntó si estaba segura, efectivamente ella afirmó con la cabeza, el cariño materno era demasiado fuerte.

No eran los únicos realmente, dos personas más estaban preparándose en secreto. En lo más recóndito del bosque, ciertas hadas oían aquellos pasos llenos de obscuridad.

— Eh... algo divertido se acerca, Titania.— 

— Sabíamos que algo así pasaría, aunque, no creímos que tan pronto.— Respondió ella con una sonrisa plasmada en su rostro. Spriggan esta vez no puso oposición, porque sabía que sus bellas flores correrían peligro.

Los cuatro niños se encontraban huyendo de lo que fuera que había en el colegio, al salir se toparon con el cielo de color negro, no era aquél color que anunciaba lluvia, era absolutamente negro.

— ¡¿Q-qué demonios está pasando?!.— Exclamó Jayden. Estaba aterrado y molesto a la vez.

Las criaturas mágicas, cercanas a ambas familias comenzaron a moverse, ellos sabían que lo que ocurría no era nada bueno.

Elise tomó al chico de la manga de su camisa y corrieron nuevamente mientras trataban de buscar una solución. Todo parecía de película, ni un alma en las calles de Londres, absoluto silencio y un silencio de temer.

— ¡Elise, tu báculo!— 

Ambos hermanos reaccionaron, era cierto, traían sus báculos. Al intentar sacarlos, el suelo comenzó a temblar, parecía que en cualquier momento se partiría y así fue. Tanto Isabelle como Jayden estiraron sus manos hacía los hermanos que al parecer quedarían al otro extremo, pero, para sorpresa de todos, el suelo donde Elise pisaba terminó por destruirse, sólo el suyo...

— ¿Eh...?— Elise caía, Jayden intentó alcanzarla y terminó viendo como algo al parecer se la había "devorado".

— ¡¡¡ELISE!!!— 

Los padres de estos llegaron lo más rápido que pudieron por medio de su magia, y sólo vieron a los dos pequeños de rodillas y con lágrimas en los ojos, Jayden seguía con su brazo entendido en aquél hueco que se había formado en el asfalto, y al igual que los dos niños, de sus ojos brotaron aquellas gotas saladas cargadas de rabia e impotencia; soltó un grito que bastó para espantar a los demás.

Renfred lo tomó del hombro. — ¡Reacciona, Jayden!. ¡¿Qué pasó?!.— 

  —¡¿Dónde está Elise?!.— Preguntó Elías con desesperación.

Silky, Ruth y Chise se encontraba tratando de calmar a los niños.

  — ¡Jayden!.— 

— Cayó... y algo... la devoró...— 

El mago de la espina hizo a un lado a Renfred y tomó al adolescente de ambos hombros. — ¡¿Dónde cayó?!.— Este señaló con la mirada hacía el hueco formado en el asfalto, Elías se asomó y efectivamente parecía haber algo moviéndose, tenía forma de una bestia, una bestia del infierno...

Elise cubría su rostro con ambas manos, no sabía donde estaba, tenía miedo, miedo a la obscuridad que la rodeaba. — "¿Que quién va a comprarte?. Creí que no te importaba."—... —"No me gusta el dolor, así que creí debía prepararme."  — De a poco quitó sus manos, reconoció la segunda voz. Y allí la vio, vio a su madre con una mirada que la hacía irreconocible... una mirada de sufrimiento, Elise estaba por conocer la verdadera historia de como sus padres se conocieron.

       

Una nueva vida, una nueva historia... Nuevos problemas...Where stories live. Discover now