Capítulo 12

1.2K 98 14
                                    

Elise se encontraba paseando a su hermanito en el coche que le regaló Silky, la pequeña iba de un lado a otro con el bebé para ayudar a su madre quien aún debía descansar. 

  — Ya... no puedo... más...— Dijo esta quedando colgada con sus brazos del coche. 

  — ¡Ah!— Elías, quien había ido por algo de comer para su esposa, se encontraba en el suelo, había tropezado con su propia hija.

Chise pegó un salto en la cama al oír aquél estruendo. — ¡¿Q-qué fue eso?!— 

Elise giró la cabeza. — Mi papá se cayó... ¡¿mi papá se cayó?!.— Volvió a decir esta, viendo al mago tirado en el suelo.

— Elise, ¿por qué estás colgando así?. El coche puede caerse.— Reprochó este.

— Oh, es que ya no sé que mostrarle a Benjamin. Ya lo llevé por toda la casa y el jardín.— 

Silky se encontraba en la habitación matrimonial, ayudando a la pelirroja a levantarse y caminar un poco. Ruth, quien estaba en su forma peluda, sostenía a la Sleigh Beggy con su cola para que no terminara en el suelo.

— Despacio, Chise.— 

— Si, muchas gracias. Luego de 6 años volver a necesitar esta ayuda para caminar...— Dijo esta soltando una pequeña risa. —Por cierto, ¿qué fue lo que dijo Elise sobre ese estruendo?—

  — Que Elías se cayó.—

La cara de la chica era como si no supiera si reírse o ir a buscar a su marido. Elías, sentado en el suelo ayudaba a su hija a pensar en que hacer con el nuevo miembro de la familia. 

  — ¿Por qué no charlas con él?— 

— ¿Charlar con él?. Papi, Benjamin no sabe hablar.— 

— Lo sé, pero como todo bebé, se le enseña. Podrías ser como su maestra y enseñarle que es cada cosa.— Concluyó este acariciando sus rubios cabellos, levantándose y yendo finalmente a la cocina mientras sacudía su ropa.

Golpearon la puerta, y la pequeña rubia corrió a atender. Antes de que pudiera avisar quienes eran, este le abrazó y le llenó de besos.

  — Oye, Elise...  ¿Oberon?.— Dijo Elías viendo aquella escena.

  — Oh, hola, pequeñín.— 

Nuevamente la casa iba a llenarse de gente, las noticias volaban con el viento, nuevamente todos sabían que el pequeño retoño había llegado al mundo.

— Mira, mira. Oberon, él es mi hermanito. Se llama Benjamin.— Dijo Elise con una gran sonrisa en su rostro.

— ¡Waah!. Trataré de no hacerlo llorar, no cometeré el mismo error dos veces.— Este se acercó al coche y vio fascinado al pequeño, el cual estaba ya dormido. Su rojo cabello como el de su madre, su rostro como el de un pequeño ángel al igual que su hermana y un gran poder se sentía emanar en su interior, al igual que su padre. — Otra combinación excelente. ¿Dónde está la madre?— 

Todos alzaron la vista y vieron a Chise que estaba a punto de bajar las escaleras. Elías subió rápidamente y la tomó en brazos para bajar con ella.

— Oberon, cuanto tiempo sin verte.— Le recibió ella con su típica sonrisa, se la veía cansada, pero feliz.

— ¿Te sientes bien?. — 

— Si, es sólo que Benjamin es más activo de lo que era Elise. No llora tanto, pero si cuesta mucho hacerle dormir y todos aquí ayudamos con ello.— 

Oberon, con Elise en brazos comenzó a pensar en darles una mano también. En eso, volvieron a golpear la puerta de la casa, eran Renfred y su familia, Jayden ya había ido con las buenas nuevas.

— Elías, ya puedes bajarme. Vamos todos a la salda. Silky, ¿podrías preparar un poco de té para invitarles?.— Claramente Silky no se negó, y corrió rápidamente a la cocina, ya que además del té, prepararía unos deliciosos dulces. Ruth con una sonrisa en su rostro veía a la chica de lejos, esto llamó la atención del Rey de las hadas, quien se acercó al familiar de la Sleigh Beggy.

— Oh, vaya. ¿De qué me he perdido en este tiempo?.— Dijo en un tono de burla, lo que generó que el familiar se sonrojara y se adelantara a la sala, volviendo a su forma humana.

Chise tomó a su pequeño en brazos y junto a Elías, quien la sostenía por detrás, siguieron al azabache, escoltando al rey junto a los demás y tomaron asiento. Alice, miraba y acariciaba con total delicadeza las rosadas mejillas del pequeño pelirrojo, quien sólo arrugaba la nariz y comenzaba a chupar su pulgar. 

— Es un niño precioso, Chise.— Le dijo esta en un tono suave para no despertarle.

— Muchas gracias.—Respondió ella, meciendo a su bebé.

  — Es idéntico a ella.— Dijo Renfred, a lo que Elías no lo negó en absoluto y comentó que incluso tenía los ojos de su esposa. — Entonces, es como ella, pero en versión niño.— 

— Y yo que pensaba que todos serían rubios.— Dijo Oberon, comenzando a molestar al mago.

Elise y Jayden se encontraban detrás del sofá con su típica charla de niños. 

No se supo en que momento, Ruth se había ido donde Silky y se dispuso a ayudarle.

— ¿Te molesta?.— Preguntó él, a lo que ella negó con una sonrisa y un ligero rosado en sus mejillas. Él servía el té en las tazas, mientras que ella decoraba los dulces; estaban comenzando algo que jamás experimentaron y de a poco iban acercándose. Esto lo notó Oberon, quien aunque charlaba con los allí presente, se mantenía al pendiente de las hadas que se encontraban en la cocina.

El sacerdote del pueblo llegó totalmente agitado, había estado trabajando todo lo que pudo para poder ir aunque sea por un instante a conocer al nuevo recién nacido; de a poco la casa se fue llenando de personas, la Reina como de costumbre, fue la última en llegar, pero era la que más cautivaba la atención de todos.

— Quería llegar antes que el idiota, pero cuando me di cuenta, ya se había adelantado.— Dijo esta burlándose de su esposo el cual sólo reía. Esta también notó el nuevo ambiente que había en torno de los seres que vivían con sus pequeños magos.

Había muchas historias en esa sala. Una que continuaría, una que a penas estaba comenzando, otra que comenzaría y otra que aún no había nacido, pero los reyes ya sabían que lo haría.

  

   

   

Una nueva vida, una nueva historia... Nuevos problemas...Where stories live. Discover now