Capítulo 26

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Eran casi las diez de la noche, y Elise había salido en dirección a su colegio, con su báculo en mano y el papel que Isabelle encontró.
Tenía que salvar a Jayden, porque aunque él lo intentara, no sería capaz y terminaría muerto de todas formas.

  — No dejaré que lo hagas...— 

Jayden y Amber se encontraban en el baile, este como de costumbre llevaba su arma dentro del saco, por lo que la muchacha ni se inmutó. Ambos tenían un plan, así que actuaron como si nada pasara... o fuera a pasar.

— ¿Bailamos, Amber?.— Preguntó él, extendiendo su mano hacía ella.

— Será un placer.— Respondió tomándola.

El azabache hizo una seña al Dj y este inmediatamente puso una canción lenta, de hecho, así llevaría a cabo su plan.

— No sabía que eras tan romántico...— 

— Hay muchas cosas que no sabes de mi... Por ejemplo...— Se acercó al oído de ella con una cínica sonrisa.— Que ya desperté...— 

Los ojos de ella se abrieron de par en par, apartándose de él.

  — ¿De qué hablas?...— 

— Lo que oyes... Tu juego se acabó. Si no te diste cuenta, es porque he estado usando un hechizo para camuflar mi mente.— Abrió la solapa de su saco y de repente los demás cayeron inconscientes salvo los dos que poseían magia.— ¡¿Q-qué demonios?!.— Cuando volvió la vista a la chica, esta a punto de enterrar su machete en el abdomen de él, quien por suerte logró esquivarlo por poco.

Jayden utilizó un hechizo para transportarlos al bosque, donde nadie más saldría herido y allí comenzó a disparar entre los árboles.

— ¡¿Dónde estás?!.— 

Esta se encontraba justo sobre este, en una rama.— Aquí, estúpido.— Salto de esta y Jayden logró atinarle con una de sus balas y la muchacha cayó. Escupió un poco de sangre volviendo a incorporarse, su herida estaba pero, parecía no sentir dolor. — Un truco tan ridículo como tú al dejarse controlar...— 

Cuando intentó abalanzarse contra el azabache, él esquivo quedándose detrás de ella.

— Me usaste como si fuera un títere, manipulaste mis recuerdos, usaste mi voz para decir cosas horribles y lo peor de todo...— Las amargas lágrimas brotaban de sus ojos cargados de odio. Arremetió contra Amber. Estaba cegado por la rabia ahora, la rabia de haber sido el causante de las lágrimas de quien fue su amiga.— Me hiciste... destruir lo que más quería en esta vida.— El rostro de Elise hacía presencia en su cabeza, la sonrisa que ahora ya no estaba.— La sonrisa de Elise, siempre fue mi tesoro más grande y por tu culpa... ¡Por tu maldita culpa desapareció!.— 

Amber se echó a reír cual maniática, volviendo a desaparecer de la vista del azabache, a punto de clavar el puñal por detrás, y este fue rápidamente frenado por la magia de un báculo, el báculo de quien creyeron haber debilitado...

— Princess Thorn.— 

La mirada de Elise había cambiado, ahora era una mirada decidida. Jayden le miró totalmente sorprendido, ¿cómo sabía dónde estaban?.

  — Usaste a mi hermanito, hiciste llorar a Isabelle, pretendiste dañar a mi familia y ahora intentas destruir lo único que puede hacerme mantener lo pies en la tierra a pesar de todo lo que soy. Porque si, soy molesta, podré ser una carga... pero, no por eso... ¡Dejaré que lo sigas haciendo, menos usando la apariencia de un muerto!.—

La rubia le pasó al azabache la hoja de diario que traía. Efectivamente, la apariencia que esta tomó era de una adolescente que había muerto hace más de 5 décadas, cuyo nombre era "Amber Williams".

 — Tu problema es conmigo, ¿verdad?. Entonces, deja a Jayden y a mi familia en paz...— 

— ¿Crees ser capaz de...?— Lanzó aquella gran cuchilla en dirección al cuello de la rubia, pero, esta le miraba sin inmutarse, ya que al final la daga fue desviada por una de las balas de Jayden.

— Si tocas a Elise... ¡Estás muerta!.— Aprovechando que estaba desarmada, disparó dando justo en la cabeza de aquella cosa que simulaba ser humana y esta cayó. 

Elise se acercó y recitó su primer conjuro junto a su báculo, provocando que esa apariencia desapareciera, volviéndose cenizas que eran llevadas por el viento.

— Acabó...— Dijo ella con una leve sonrisa en su rostro. Jayden le terminó dando un golpe en la cabeza. — ¡Auch!. ¡¿Y eso por qué fue?!.— 

— ¡Eres la única estúpida que puede salir en pleno frío vestida así!.— 

Era cierto, era primavera pero, el viento era fresco. Elise estaba usando una camisa mangas largas aunque muy fina con una falda, sus piernas estaban desnudas, claramente se estaba muriendo de frío.

— Tsk... eres tan imprudente.— Este la cubrió con su saco.— Yo... lamento todo. Entenderé si realmente ya no quieres volver a hablarme, fui muy cruel contigo...— 

Ella le miró y soltó una pequeña risa, él le miró sin entender que era tan gracioso.

— ¿Y dejar que te vuelvan a usar?. Debes estar bromeando, y no tengo nada que perdonar, porque sé que no eras tú quien hizo y dijo todo eso. Lo comprendí gracias a mis padres...— 

Ambos se miraron por un instante, Jayden suspiró y dijo... — Creo que sin ti, mi vida no tendría color... — Sonrió, y se dejó ver un ligero sonrojo en su mejilla. En ese instante Elise sintió un golpeteo en su pecho al verlo de esa manera.

Era demasiado extraño, el ambiente... ¿había cambiado?.      

El chico la escoltó de regreso, terminando por encontrarse con los padres de ella.

  — ¡Elise, ¿dónde estabas?!.— Chise estaba demasiado desesperada.

— Yo...— ¿No podía hablar?. Estaba sumergida en sus pensamientos.

Jayden se despidió, diciendo que luego le devolviera el saco y se marchó, debía despertar a los que cayeron inconscientes en el salón. Elise se quedó mirándole por un instante mientras este se alejaba.

Chise se dio cuenta de esto y decidió preguntar en lo que Elías cubría a la adolescente con su saco también, estaba muy frío.

— Elise, ¿ocurrió algo en el bosque con Jayden?. Ambos se notaron algo diferente.— Se había dado cuenta pero, prefería no decirlo.

Ella estaba sumamente distraída recordando lo que él le había dicho en el bosque. Se seguía preguntando mentalmente, ¿qué era lo que sentía en su pecho?.

— ¿Elise?.— Llamó el padre de esta.

— N-no pasó nada...— Respondió ella, desviando un poco la mirada con un ligero sonrojo en sus mejillas.

Chise sonrió, Elías cargó a su hija algo confundido por la sonrisa de su esposa y regresaron a la casa.

Había sido una noche demasiado extraña, muchísimas cosas pasaron pero, una en particular que había llamado la atención de ambos adolescentes.

 En una cueva oculta en lo profundo de las montañas, alguien se preparaba. — Con que la estúpida fracasó... Supongo que tendré que ser yo quien haga las cosas, y las haré perfectas.—

Lo peor aún no pasaba. El golpe final venía en camino, ¿Elise podrá salvar su presente y futuro?. 

  

 


     

     

Una nueva vida, una nueva historia... Nuevos problemas...Where stories live. Discover now