Una nueva vida, una nueva historia... Nuevos problemas...

Capítulo 8

  — Chise, ¿estás segura que puedes hacer un frasco más?. Te ves cansada.— Dijo el familiar notando las ojeras de la futura madre.

— Descuida, sólo es uno.— Realmente sentía que iba a caer allí mismo, luchaba por mantener sus ojos abiertos. Elías a un lado de ella, utilizando también su poder para que ella no se excediera y así terminar de una vez por todas.

Silky hizo presencia con unas tazas de té y un plato de galletas caseras. Miró con total preocupación a la muchacha que rápidamente corrió por una silla y una frazada.

— Será mejor que te sientes, Chise. Aún falta un poco,  pero será mejor que estés en la silla.— Esta no tuvo más opción que hacerlo, realmente estaba agotada.

El familiar y la Banshee se retiraron llenos de preocupación. Ella suspiró, tomando asiento en lo que el familiar, el cual estaba en su forma canina se acercó a la rubia; sabía que le gustaba acariciarle y así podría quitarle un poco el estrés.

  — Adelante, Silky. Se te ve muy estresada, pero sabes que le gusta dar todo de sí.— 

Silky con una sonrisa acarició el pelaje del familiar, era muy relajante hacerlo, hasta que se topó con algo que le hizo regresar el estrés. Un gran nudo en la espalda baja de Ruth hizo que la chica fuera rodeada por un aura oscura. 

— ¿S-silky?. ¿Qué pasa?— Este le miró algo confundido y con temor, en lo que ella se levantaba y le señalaba que caminara hacía el baño. — Oh. ¿Es por el nudo que tengo en la espalda?. No te preo...— Ella no le dejó terminar su frase ya que se lo llevó a la fuerza.

Abrió la llave de la regadera, levantó sus mangas y se dispuso a comenzar a mojar al pelinegro, el cual no se resistía; no sabía si era por miedo o porque realmente le gustaba bañarse, el asunto es que no quería moverse de allí.

Tras ser metido en la tina, comenzó a pensar en todo lo que había pasado en su vida anterior y en la actual. ¿Había pasado tanto tiempo desde que Isabelle fue a "dormir" bajo el suelo?. Algunas veces soñaba con ello, pero con el tiempo fue avanzando y sus sueños eran más frecuentes con Chise y Elise que ahora eran su razón de estar vivo.

Elías y Silky eran las única personas a las que les tenía la suficiente confianza para que se acercaran y cuidaran a las dos nuevas mujeres de su vida. No se dio cuenta cuanto había transcurrido al ver el jabón caer por su pelaje hacía la rejilla de la tina.

— Oye, Silky. ¿Tú aún recuerdas a tu anterior familia?— Esa pregunta dejó helada a la chica, quien bajó la mirada, lo que llamó la atención del canino. — ¡L-lo siento!. No me hagas caso.— Comenzó a disculparse, y ella comenzó a reír. Era divertido cuando hacía alguna gracia en su forma peluda.

Le hizo una seña con su mano en señal que estaba todo bien, era raro, ninguno se dio cuenta de la presencia del matrimonio que los observaba desde el marco de la puerta.

  — Ruth y Silky siempre se han llevado muy bien, ¿no Elías?—

  — Eso creo. La verdad nunca me había percatado de como estos se llevan.— 

La noche pasó. Al amanecer, cuando todos desayunaban tanto el familiar ya es su forma humana y la Banshee notaban la mirada penetrante de la esposa de Elías.

—C-chise, ¿está todo bien?.—Preguntó Ruth.

  — Por supuesto, es sólo que...— Estaba pensando en una excusa perfecta. — Necesitaba unas plantas medicinales, y como yo no puedo hacer de más, pensaba que tú y Silky fueran por ellas...—

  — Puedo ir y...—  La espina fue interrumpido rápidamente por la mirada penetrante de su esposa. —... P-pensándolo bien, debo cuidarte y a nuestro hijo...— 

  — ¿Silky y yo?. Pero tranquilamente puedo ir sin molestarle a ella, sólo dime de cuales.— Dijo el familiar de la chica.

— Si, pero ella tiene más conocimiento del lugar, te ayudará mucho. Por favor, chicos. — Suplicó Chise, a lo que ninguno pudo negarse, en especial la Banshee que tomó al azabache y salió rápidamente de la casa, con tal de complacer a la señora de la casa iría a cualquier lugar y con quien sea.

El matrimonio se quedó charlando en la mesa mientras que su hija terminaba su comida.

— No les dijiste de cuales necesitabas...— Dijo Elías.

— Silky es la que está más al pendiente, seguro ya sabe lo que "necesito".— Respondió ella con una sonrisa.

 Estos terminaron por adentrarse en lo más profundo del bosque.

— ¡M-me estás ahorcando, Silky!— Exclamó Ruth tratando de soltarse, ya que la chica lo tenía del cuello. Esta terminó por soltarle y hacerle una seña como disculpa. — De acuerdo, no puedo enfadarme contigo. ¿Y bien?. ¿Qué debemos buscar exactamente?.— 

Ella señaló unos arbustos y él saltó a estos, comenzando a buscar en lo que la Banshee buscaba en el sentido contrario. Ninguno había tomado en cuenta que podrían estar siendo observados en ese preciso instante.

De la nada un zorro saltó hacía la rubia, ya que esta no tenía voz pensó que este la atacaría y rápidamente el animal fue lanzado por Ruth quien se había posicionado frente a ella.

  — Demonios, este lugar es muy peligroso. Será mejor que busquemos juntos.— Dijo este tomando la mano de ella, haciéndole sentir segura. Era típico de Ruth, además de Chise, cuidaba y ayudaba a los demás en la casa.

Al regresar, Chise se preocupó al ver la ropa de Silky sucia y algo desgarrada por haber estado seguramente en la tierra y sobre las piedras. Antes de que se sintiera culpable, Silky la abrazó como diciéndole que todo estaba bien.

Lo que no se llegaba a entender es lo que ocurrió luego, al preparar la cena la "vecina" preparó un poco más de comida y se la dio al familiar de la señora de casa, esto dejó a todos sorprendidos, incluyendo Ruth.

— ¿Ocurrió algo?— Preguntó Chise.

— Supongo... que es su forma de decir "gracias".— Respondió este con una leve sonrisa mirando a Silky de reojo mientras esta limpiaba la cocina.

La pelirroja quedó con más duda a quedar "satisfecha", tenía curiosidad, pero prefirió no preguntar. Sonrió y suspiró volviendo a su plato, disponiéndose a cenar junto a los demás miembros de la familia.

Algo iba a comenzar, pero seguramente sería algo que absolutamente nadie esperaría.