Capítulo 22

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Aquella jaula de cristal era enorme, pero era debido al tamaño que había adoptado Benjamin, Isabelle tenía que intentar meterse por las esquinas de esta. 

  — Debo tener cuidado o podría matarme.— Susurró mirando a sus costados, buscando alguna abertura. La bestia arremetió contra la niña y esta entre gritos corrió hasta la otra punta de aquella prisión. 

  — ¡Isabelle! ¡Isabelle!— 

Extremidades, rostro, brazos... ya no había nada humano en él por fuera. Siguió lanzándose contra la pequeña que quedó dentro de esas cuatro paredes.

Chise quien iba sobre el lomo de Ruth, aún con aquél golpeteo en su pecho. Elías en la sombra de estos, comenzando a pensar lo peor, recordando cuando casi los pierde a ambos por un estúpido descuido.

Ninguno de los padres esperaba ver lo que estaba frente a ellos, aquella enorme prisión con una bestia y una niña en su interior, una niña que debido a no saber lo que era, no tenía como defenderse.

  — Isabelle...— Luego que Chise se bajara, el familiar regreso a su forma humana y corrió hasta ellos, salió despedido por el campo de fuerza que lo protegía.

— ¡Ruth!— 

Elías alcanzó a ver a su hija mayor con el hijo de Renfred, este la sostenía para que no volviera a intentar acercarse. — ¡Elise!— La mayor volteó y con lágrimas en sus ojos, corrió hacía su padre abrazándolo con fuerza.

— ¡Papá... B-benjamin...!— 

El matrimonio no podía creer lo que había oído, esa cosa era... ¿Benjamin?, ¿su hijo?. Jayden, quien apretaba sus puños, sólo afirmó. 

— Ya perdí una... ¡No perderé a la otra!— Ruth con las lágrimas rodando por sus mejillas volvió a arremeter contra la jaula, obteniendo el mismo resultado. — ¡Isabelle!— 

La pequeña se encontraba en una esquina, cubriendo su cabeza con las manos mientras "Benjamin" intentaba llegar a ella. Su dolor llegó hasta Spriggan que se encontraba patrullando el bosque. — Esto...— El centinela rápidamente se transportó a donde los demás estaban, y sólo visualizó una cosa... a su pequeña adorada, muerta del miedo.

No pidió explicación de nada, lo que veía era suficiente, por lo que utilizó aquella forma con la que detuvo a Elías cuando este perdió el control al irse Chise. — ¡Isabelle, vete de ahí!— 

Ella le miró y asintió, buscó una abertura entre las extremidades de su amigo, una vez la vio salió por allí. Sin embargo, antes de que siguiera su camino, tropezó con algo, al parecer... ¿un hilo?. Este venía desde afuera y parecía ir hasta la cola de él. — Esto...— Un fuerte estruendo se oyó, Spriggan tratando de sobrepasar la barrera que envolvía la jaula, claro que no lo terminó consiguiendo, sólo logró volver a su anterior forma y su mano  prácticamente carbonizada.

— Tal vez si...— Chise tomó su báculo.

— No servirá. Esta prisión está protegida porque Benjamin es quien lo quiere...— Respondió Elías, sólo logrando alarmar más a los allí presentes.

Isabelle se puso de pie. — Nunca creí que... ¡Fueras tan débil!.— Sus hermosos ojos color rosa se cristalizaron. Un aura particular se formó a su alrededor, aquél cuerpo inhumano buscó lanzarse contra ella una vez más y terminó dando con lo que se estaba formando sobre ella.

Su rubio cabello crecía, envolviendo el pequeño cuerpo de la niña. Sus brazos y piernas se convirtieron en patas, las patas de un perro... su rostro se alargó hasta ser similar al de un canino; sus ojos desprendía una potente luz de color rosa, eso no hizo que dejar a los demás que presenciaban todo desde afuera con la boca abierta. 

No era ni un Black Grimm, ni una Banshee. Envolvió uno de esos brazos inhumanos con su cola de cabellos dorados, corrió y se abalanzó contra el monstruo en el que se había convertido la persona que quería.

Este la tomó, lanzándola contra una de las paredes; ella utilizó sus patas para volver a impulsarse contra él y así lo hizo. Él cayó quedando boca arriba, ella sobre su pecho, regresó a la normalidad tomando esas mejillas que habían perdido su humanidad.

Sólo le miraba, nadie entendía nada, del porque se había detenido.

— Sé que soy molesta, que te doy problemas. Y nunca te he dado una respuesta como se debe porque aún no sé como decirlo debido a que soy pequeña aún, sin embargo... ¡Sin embargo, no quiero que desaparezcas de mi vida!. Por eso, no te dejes manipular de esta manera tan ridícula... Benjamin.— 

Gotas saladas cayeron de sus ojos color rosa hasta la boca de él, comenzando a llenarlo de sensaciones extrañas. Todos los momentos vividos con ella, desde el primer momento, su sonrisa, aquella cálida sonrisa que a él le encantaba.

Ese mismo rostro estaba frente a él, pero, siendo abrazado por las lágrimas.

— I...sa...belle...— 

Sus amarres se habían desprendido de él, haciendo que el niño regresara a la normalidad.

Las manos de ella aún se encontraban en sus mejillas. Abrió los ojos y se encontró con los de ella; ambos volvieron a llorar, pero, de felicidad. Se unieron en un gran abrazo, aquellos niños tan pequeños, pero con enormes sentimientos totalmente sinceros.

— Vamos a casa, Benjamin...— 

— Vamos a casa, Isabelle...— 

La jaula estalló en mil pedazos, él tomó algo de su nuca, el hilo que faltaba.

— ¿Me ayudas?.— 

Ella posó su mano sobre la de él. — Cuenta conmigo.— 

Con las fuerzas que les quedaban, tiraron de aquello que lo había manipulado. 

— ¡Mamá!.— Y lo lanzaron donde estaban sus padres. Ella con ayuda de su báculo destruyó esa masa de color negro que al parecer era el "control".

Isabelle por poco y cayó al suelo, fue atrapada por el pelirrojo. —Parece que te excediste...—Rió de manera leve y terminó perdiendo el conocimiento, siendo ambos atrapados por los brazos de Elías.

  — Ambos quedaron agotados.— 

Ruth se acercó y tomó a su hija, cubriéndola con su chamarra. Elías hizo lo mismo con Benjamin.

— Oye, centinela. ¿Qué fue todo eso?.— Preguntó Ruth.

— No lo sé. No era ni un Black Grimm, ni una Banshee...— Él también estaba aún impactado por lo que presenció. Sin embargo, estaba orgulloso de ella y de lo que había logrado. Este se retiró.

Jayden estaba buscando a su pareja, la cual nunca regresó. Mientras los mayores iban de regreso, Elise vio algo en el suelo. — ¿Un hilo?.— Lo levantó y rápidamente se percató de algo. — Esto huele a...— 

Alguien a lo lejos del lugar se encontraba sentado en un árbol. — Tsk. La próxima no fallaré.— 

    

Una nueva vida, una nueva historia... Nuevos problemas...Where stories live. Discover now