Capítulo 3

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03 | PEQUEÑA GUERRERA


---Hay muchos hombres aquí que pueden enseñarte. ¿Por qué me elegiste a mi? ---cuestiono a la pequeña abriéndose paso por el bosque.

---La mayoría de los hombres son idiotas, y no tienen interés en enseñar a una niña. ---explico--- Ademas, dicen que soy una dama y por eso debo mantenerme en las tareas de una señorita. Además eres mejor que ellos

---Bueno, me halagas pequeña. Pero en cuanto tu madre se entere a ti te encerrara en tu habitación, y yo tendré que dar explicaciones.

---No te preocupes, eso no pasara. ---trato de convercerla, pero Lena aún no se sentía tan segura, aunque el ver a la pequeña tan entusiasmada golpeando los troncos de los arboles con su espada hizo que sus dudas desaparecieran.

---Alto ahí, pequeña guerrera. Antes de correr debes aprender a caminar. ---Arya ladeo su cabeza confundida--- Primero debes saber lo básico. ---tomo su espada con fuerza, y con un movimiento rápido, desarmo a la pequeña Stark.--- Regla número uno: nunca bajes la guardia.

Arya la miro sorprendida y a la vez complacida, al final, había escogido bien a su maestra.

Conforme avanzaba el día, los pequeños duelos entre ambas eran cada vez mejores. Arya aprendía rápido y tenía un asombroso interés, no se comparaba a todas las ladys que Lena haya conocido.

  — Tal vez puede ser difícil al principio... — Le dio comprensión, la pequeña mostraba su rostro cansado y sostenía la espada de madera con más dificultad.

  — No es difícil...además... — hizo una pausa y sonrió con diversión— Si voy a ser una guerrera como la reina Nymeria Martell, entonces tengo que practicar mucho.

Lena vio la determinación en sus ojos, y por un momento le recordó a Robb.
Había presenciado solo un pequeño combate contra su hermano y en ese pequeño momento se había dado cuenta de lo serio que puede ser el joven lobo.

Por otro lado, recordó las historias que le contaba su padre cuando era niña. Siempre había sentido fascinación por la historia; saber de caballeros, reyes, princesas, guerras, ladys y todo lo que se le relacionara. Un día, sentada a un lado de su padre, escucho sobre la Casa Stark, de todos los honorables hombres que formaban parte de ella. Y entre todos ellos, alguien llamo su atención. Lyanna Stark.

Una trágica historia. 

La hermana de Ned Stark  era conocida por ser voluntariosa, testaruda y una buena jinete. Lyanna montaba a caballo con la destreza de un norteño más, y probablemente hubiera podido empuñar una espada, si su padre lo hubiera permitido. Era la prometida del ahora rey, Robert Baratheon, hasta que Rhaegar Targaryen la secuestro, y posteriormente murió.

Arya era como ella, con esa personalidad salvaje y fuerte.

La espada de madera de la pequeña Stark salio volando estrellándose contra un árbol. Lena había salido victoriosa. 

   — No te desanimes, pequeña guerrera.  — le animó al ver su rostro agachado— Es la primera practica.

  — ¿Desanimarme? ¡Eso fue increíble!  — pero contrario a lo que esperaba, Arya salto emocionada— ¡Sabía que eras asombrosa! ¡Te veré aquí mañana a la misma hora! 

Arya salió corriendo en dirección al castillo: —¡¿Viste eso?! —escuchó que le decía a una persona que para ella, hasta hora era una desconocida, puesto que estaba de espaldas. La identidad de aquella persona dejo de ser desconocida cuando escucho su voz.

  — Ve a casa antes de que nuestra madre pregunte por ti.  — le ordenó. 

El sonido de hojas secas y ramas quebrándose cerca de ella, le indicaban que dicho individuo se dirigía a ella. Sabía de quien se trataba, por eso sus piernas no dejaban de temblar ni sus manos de sudar.

  — ¿Acaso me estás siguiendo, Stark?  — lo miró con una sonrisa burlona, pero con los nervios a flote.

Robb sonrío.

  —  No, claro que no —negó él— En realidad caminaba por el bosque, y buscaba a Arya. Aunque ahora veo porque escapo de la septa Mordane. —ahora fue él quien la miro de forma burlona, pasando su mirada de ella a la espada de madera que aún sostenía.

  — Tu hermana tiene un talento que no debería ser desperdiciado dándole aguja e hilo, en lugar de una espada. 

 — No podría estar más de acuerdo, mi lady. Aunque mi madre no piense lo mismo.

—Bueno, nadie es perfecto.

Aunque Catelyn era una mujer respetable y trataba con cortesía a la princesa, eso no evitaba que tuvieran sus desacuerdos ciertas ocasiones.

Lady Stark tenía ideas que Lena consideraba extrañas.
Por ejemplo, el desprecio de Catelyn hacia los bastardos, en especial en Jon. Lena había conocido a varios en Dorne, e incluso muchos se casaban con nobles; la insistencia de que Arya fuera educada como una señorita, destinada a casarse con un Lord y tener hijos. Su padre y Oberyn la habían educado tanto con libros como con espadas, arcos y lanzas.

Y no es como si a Lady Stark le agradarán mucho las ideas “liberales” de la princesa. Había notado el interés que su primogénito tenía hacía ella, y ese mismo día le había dado un sermón de casi dos horas.
No era lo que ella tenía en mente para su hijo. Tal vez si Jon se llegará a interesar en ella le daría igual, pero Robb estaba destinado a heredar Winterfell, y no consideraba adecuada a una dorniense.

—¿Debería preocuparme por tu madre?

—No te preocupes, no le diré nada. Si tú no le dices al príncipe Oberyn que “casualmente” siempre te encuentro en el bosque.

Lena soltó una carcajada.
A veces le daba un poco de gracia como todos le temían a su tío, pero debía admitir que no era la persona más amable cuando se enojaba.

—Mi visita está por llegar a su fin. Seguramente extrañarás estos encuentros “casuales” —comento con pesar cuando se dirigían de vuelta al castillo.

—Nada me traería más satisfacción que el que te quedarás. Winterfell nunca había brillado tanto hasta que llegaste.

A la princesa le brillaron los ojos y le entrego una tierna sonrisa. Robb tomo su mano con delicadeza perdiéndose en sus extraños ojos azules. Con su otra mano acarició su rostro pasando hasta su cabello, y con mucha ternura la beso.

1 | HIELO & FUEGO ♕ GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora