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Lena se envolvió a sí misma con sus brazos tratando de darse calor. Había olvidado el clima tan frío y las condiciones en las que Bolton la mantenía no eran las más adecuadas.
Casi no comía, mucho menos dormía. Pasaba todas las noches mirando hacia las afueras con la esperanza de que alguien que pudiera ayudarla apareciera. Pero una parte de ella le decía que esperaba en vano. Bolton se había asegurado de dejarle bien claro que Robb estaba muerto, y había llorado y gritado tan fuerte dentro de esas cuatro paredes, que sus ojos estaban rojos e hinchados y su garganta dolía.
¿Ahora que sería de ella? ¿Qué sería de su bebé? Según recordaba iban a enviarla a King's Landing por órdenes de la reina regente pero no sabía con exactitud cuándo. Debía hallar una forma de escapar antes de que eso ocurriera.
Se sobresaltó cuando escuchó la puerta abrirse, y más cuando el hombre entró acompañado de un joven que no le resultaba nada familiar.
— Mi reina. —cada vez que la llamaba así sentía que se burlaba de ella— Quiero presentarle a mi hijo bastardo, Ramsay.
El chico le dedicó una amplia sonrisa, sus manos estaban detrás de su espalda y sus ojos chispeaban con cierta alegría.
— Es un honor, moría de ganas por conocerla. —dijo el chico.
— ¿Por qué? —le cuestionó.
— Se habla mucho de usted últimamente, mi lady.
Ramsay parecía un chico amable y entusiasta, pero considerando que Bolton era su padre, no le daba buena espina a la joven. Según su experiencia, muchos fingen ser algo que no son para mostrar su verdadera cara con el paso del tiempo.
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— ¿Sabes qué? Deberíamos hacer las paces de una vez por todas. —propuso el rubio.
— ¿Algo que tenga que decir, Sir Jaime Lannister? —respondió el dorniense, sintiendo que había algo detrás de esa propuesta.
— No mucho, pero su odio hacia mi casa hace que constantemente piense que va a apuñalar por la espalda. No es agradable viajar así.
— No tiene que preocuparse, no te tocaré ni un pelo hasta que mi sobrina esté a salvo.
Jaime bufó. No quería tener esta conversación, sobre todo si Oberyn era de temperamento algo difícil, pero tarde o temprano tenía que pasar.
— Lena es una Lannister también.
— No, no lo es. —se negó de inmediato.
— Tal vez haya crecido en Dorne, pero por más que lo intentes no puedes cambiar el hecho de que Cersei es su madre. —replicó con cierta molestia. Si el príncipe quería hablar de lazos familiares, él tenía más derechos.
