Capítulo 13

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13 | Fuego

--Daenerys Targaryen se casó con un caballero Dothraki, ¿Qué hay con eso? ¿Debemos enviarle un regalo?

Ned arrugó el papel como si no fuera importante lo que tenía escrito.

--Un cuchillo, tal vez, uno bien afilado y un hábil hombre para blandirlo.

La mirada de Robert era oscura, como cada vez que hablaba de los Targaryen. Él solo pensar en ese apellido...

--Ella no es más que una niña.

--Y pronto esa niña abrirá las piernas y empezará a reproducirse.

--Dime que no estamos hablando de esto.

--¿Es algo inmencionable para ti?. --alegó el rey-- Lo que su padre le hizo a tu familia, eso es inmencionable. Lo que Rhaegar Targaryen le hizo a tu hermana, ¡La mujer que amaba!. Mataré a todo Targaryen que tenga en mis manos.

El Baratheon apretó la mandíbula

--No puedes tener a esta en tus manos, ¿O si?.

--Dicen que Khal Drogo tiene a cien mil hombres en su ejército.

--Aún un millón de Dothraki no son una amenaza para el reino, siempre que se queden del otro lado del mar estrecho. No tienen barcos, Robert.

--Aún hay algunos en los Siete Reinos que me llaman 'Usurpador'. Sí cruza junto con una horda de Dothraki detrás, la basura se le unirá.

--Él no cruzará —aseguró—  y si de alguna forma lo hace, lo echaremos de nuevo al mar.

— Se acerca una guerra, Ned. No sé cuándo, ni contra quién pelearemos, pero se acerca.

Las palabras del rey quedaron en su cabeza.

Una guerra, y nada bueno venía con ella.

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--¿Qué diría tu madre si te encontrará en mi habitación?

-- Ni siquiera se va a enterar. --dijo el Joven Lobo antes de repartir besos por todo su rostro.

Lena soltó una risa nerviosa.
Sostuvo el rostro de Robb entre sus manos, perdiéndose en el azul de sus ojos.
Robb paso sus manos por su largo cabello pasando a su mejilla. Aún le costaba creerlo.

Era tan hermosa, tan suya. Y él le pertenecía a ella.

-- Mi madre se niega a salir, yo debería estar cumpliendo con mis deberes...

-- Y en lugar de eso, estás aquí conmigo. --comentó con diversión.

-- Podría estar toda una vida aquí contigo.

Lena ensanchó una sonrisa, con las mejillas rojas.

-- Estaría encantada, pero tienes cosas que hacer, ahora eres el Lord de Winterfell.

— Y cuánta responsabilidad viene con ello.

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El niño salió corriendo de entre los árboles, con una sonrisa satisfecha plasmada en su rostro.

— ¡Lena! ¡Mira lo que encontré!

Llegó dando pequeños saltos. Extendió su mano entregándole a la chica una pequeña flor silvestre de color morado.

— Es bellísima. —dijo enternecida— ¿Qué más encontraste?

— No mucho; árboles, hojas secas, piedras. El bosque es algo aburrido.

Lena dejo escapar una risa, tal vez su plan para entretener al niño no había sido tan bueno.

— ¿Lo es? Entonces será mejor que regresemos antes de que a tu hermano le de un ataque de pánico.

Rickon soltó una risa al imaginar a su hermano mayor corriendo de un lado a otro. Lena miró al cielo, el tiempo había pasado  rápido y si no se daban prisa se enfrentarían al bosque por la noche.
Rickon tomó su mano con su lobo a un lado.

Desde que Catelyn había decidido quedarse con Bran en todo momento, Lena paso a hacerse responsable del más pequeño de los Stark. Su padre y sus hermanas se habían ido al igual que Jon y Robb tenía mucho de que hacerse cargo ahora.

— Lena...—una vez que llegaron, la princesa sintió como Rickon daba tirones a su vestido para llamar su atención.

🔸☀🔸

—¿Cuándo fue la última vez que saliste? —cuestionó Robb abriendo las ventanas de par en par. Ni siquiera recordaba cuando había visto a su madre fuera de esa habitación.

—Tengo que cuidar de él. —respondió Catelyn mirando a Bran, aún inconsciente.

—No va a morir, madre. Luwin dice que lo más peligroso ya pasó.

—¿Y si se equivoca? Bran me necesita.

—Rickon te necesita, tiene seis años. No sabe que está pasando, me sigue a todos lados tomado de mi pierna, llorando. Lena ha estado cuidando de él porque yo no puedo...

—¿Y qué esperas? ¿Quieres que le agradezca sus atenciones? —dijo en tono rudo, casi como reproche.

Robb soltó un suspiro, tratando de mantener la calma con su madre.

— Sólo te pido que pienses en él.

El aullido de los lobos reemplazaba el silencio de la noche, estaban más inquietos de lo normal.

— ¡Cierra las ventanas! ¡No soporto escucharlos! —su grito fue alto y lleno de desesperación. En su situación se podía decir que era normal.

Robb dió un vistazo a las afueras del castillo. Su corazón dió un vuelco cuando vio las llamas, aún no sabía de donde venían pero de lo que estaba seguro era que tenía que ir rápido.

— Fuego. —murmuró lo suficientemente audible para que Catelyn lo escuchara— ¡Quédate aquí! Yo regresaré.

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— ¡Cuidado! —jalo a Rickon antes de que unas maderas envueltas en llamas cayeran sobre él.

Segundos después, una línea de fuego se formó frente a ellos impidiéndoles pasar. La estructura se estaba viniendo abajo, lo que avivaba más las llamas que se habían formado antes. Escuchaba los gritos de las personas que trataban de ayudarlos pero el humo tapaba su visión.

Pronunciaba el nombre de Robb en su mente al mismo tiempo que abrazaba a Rickon para protegerlo del fuego.

— ¡Lena! —y esa voz que tanto había deseado escuchar, estaba ahí.

— ¿Robb?

— No te preocupes, todo va a estar bien.

Mientras las maderas seguían cayendo, entre sollozos, Rickon se aferró más a la chica.
Cerró sus ojos con fuerza y cuando los abrió se encontraba en los brazos del joven lobo, fuera de peligro.

Escucho la voz del pequeño y su corazón se sintió aliviado. Sin saber que en aquella habitación, Catelyn luchaba por la vida de su hijo.

1 | HIELO & FUEGO ♕ GOTWhere stories live. Discover now