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Llegaron justo cuando avisaban que el rey se aproximaba. Robb se colocó junto a su padre, y ella quedó justo en medio de ambos. Ned le dió una media sonrisa y regreso su vista a la gran entrada.
—¿Dónde está Arya? —preguntó Catelyn, buscando a la niña por todos lados.— Sansa, ¿Dónde está tu hermana?.
La chica alzó sus hombros restándole importancia. De un momento, la niña apareció dando brincos, con su capa ondeando y con un casco en su cabeza. Lena no pudo evitar reír, al igual que Robb y Jon.
—Oye, oye, ¿Qué estás haciendo con esto? —su padre la detuvo en seco, retirando el casco— Ve a tu lugar, anda.
Arya obedeció empujando a Bran
El primero en aparecer, fue sir Jaime Lannister, con su armadura y capa doradas al igual que su cabello y luciendose en su caballo. Después entro el que Lena supuso que era el príncipe y heredero, Joffrey Baratheon. Con tan sólo verlo supo que de verdad no era alguien agradable de conocer.
Notó como Robb se tenso. Enseguida notó por qué; Joffrey tenía su mirada clavada en Sansa y ella parecía demasiado emocionada. Lena tomo su mano con delicadeza y él se relajo al contacto. El carruaje real apareció, y detrás de él, el rey, Robert Baratheon. Al instante, todo Winterfell se arrodilló ante él mientras avanzaba en su caballo. La reina bajo del carruaje. Su cabello era largo y dorado, y su vestido ondeando. No podía negarlo, realmente era una belleza, como había dicho Theon. En cambio el rey, era gordo y barbudo. Al verlo, le costo mucho creer todas las historias que se contaban de él.
Robert bajo del caballo, y se dirigió hacía Ned. Lo miró desde arriba y con un movimiento de su mano le indico que se pusiera de pie, seguido de los demás.
—Majestad.
El rey lo miró por unos largos segundos sin decir nada.
—Estás gordo. —fue lo único que dijo, con una seriedad que confundió a todos. Ned alzo una ceja y miró de reojo la barriga del rey.
Robert soltó una carcajada y abrazo a su amigo. Pasó a saludar a Catelyn y despeinó el cabello de Rickon.
—En nueve años no te he visto, ¿Qué has hecho?. —parecía emocionado al ver de nuevo a su amigo.
—Cuidar el norte para usted, majestad. Winterfell es suyo.
—¿Y el diablillo? —preguntó Arya. Desde que se había enterado de la visita del rey, había preguntado varias veces si el hermano menor de la reina vendría.
Lena se sentía curiosa respecto a la reina. Cersei era una mujer bella, pero podía notar desde la distancia que era una mujer algo “especial”, por así decirlo.
—¿Y qué tenemos aquí? Tú debes ser Robb. —Robert estrecho la mano del joven pasando de largo a Lena.— Vaya, muy hermosa. —siguió con Sansa— ¿Y tú nombre es?
—Arya.
—Veamos, enseña tus músculos. —le dijo a Bran, y el niño obedeció mostrando sus pequeños brazos. El rey rió.— Serás un buen soldado.
La reina finalmente hizo acto de presencia frente a los Stark, y estiró su mano justo frente a Ned.
—Mi reina. —dijo, justo después de besar su mano. A Lena le pareció una acción muy arrogante
Y cuando ella creyó haber pasado desapercibida, Robert regreso a dónde estaba ella. Sintiéndose curioso ante la belleza desconocida.
—Veamos, ¿Y tú quién eres, jovencita?.
—Me llamó Lena Martell.
La mirada de Cersei se clavó en ella sin ocultar su interés. Robert abrió su boca con asombro. Estaba tan acostumbrada a esas reacciones, que sólo estaba esperando el momento en que dijeran algún comentario respecto al poco parecido que tenía a su familia.
—Martell —repitió— Pero claro que sí.
Entonces se dió cuenta de que su mano y la de Robb estaban entrelazadas, y con una amplia sonrisa, se dirigió al Stark.
—Excelente decisión.
Por un momento entendió ese comentario como una burla, pero el rey le había sonreído con...¿Cortesía? Aunque Robert ya estaba enfocado en otro asunto, los Lannister no le quitaban la vista de encima. Cualquiera en su posición de habría intimidado, pero ella era una Martell, no se dejaría intimidar por nadie, mucho menos por los leones.
—Llévame a la cripta, quiero dar mis respetos. —se dirigió a Ned como orden.
—Llevamos un mes viajando, mi amor. Estoy segura de que los muertos pueden esperar...—hablo la reina.
—Ned. —le llamó de nuevo ignorando por completo a su esposa.
Cersei hizo una sonrisa forzada tal vez para no verse mal, y regreso al lado de su hermano, Jaime Lannister.
Los gemelos seguían con su mirada insistente hacía la Martell.
—¿Qué pasa? —pregunta Jaime— No es la primera vez que tu esposo le presta más atención a una joven que a ti.
Cersei bufó.
—Es una Martell, según escuché.
—Hay algo en ella que no me gusta —confesó la reina. Aún no estaba segura de el por qué, pero lo averiguaría— En fin, asegúrate de encontrar a nuestro querido hermano.
☀️☀️☀️
—No me digas que nuestra querida hermana me está buscando. —habló con burla el menor de los Lannister, una vez que la prostituta con la que estaba, salío de la habitación.
—Debías estar en la presentación, eres de la familia. —respondió Jaime.
—¿Desde cuándo soy considerado parte de la familia?
—Siempre lo has sido para mí, hermano. —dijo un tanto dolido.
Tyrion lo miró.
—Dile que iré más tarde, ya encontrará alguien a quien hacerle la vida imposible en mi ausencia. —sin darle mucha importancia al asunto, llenó su copa de vino.
