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En una celda oscura y sucia, se encontraba la víbora roja de Dorne, acompañando al monstruo Lannister, que esperaba su condena.
— Es raro conocer a un Lannister comparte mi entusiasmo por los Lannister muertos. Tu hermana quiere verte muerto desesperadamente.
— La alegría que le dará cuando mi cabeza se separe de mi cuello. Lo ha deseado desde hace mucho tiempo. —no sólo su hermana, él lo sabía, los deseos de su padre también se cumplirían muy pronto.
— Si, lo sé. —respondió como si nada— Nos conocimos hace bastante tiempo, tú y yo.
— Creo que lo recordaría. —respondió el Lannister con una mueca incrédula.
— No lo creo, recién habías nacido. Mi padre nos llevó a mi hermana Elia y a mi en una visita a Casterly Rock, mi primera vez fuera de Dorne. No me gustaba nada de ese lugar, ni la comida, ni el clima, ni sus acentos. Nada. —contó, recordando cada detalle con desagrado— Pero la más grande decepción fuiste tú.
— Tú y mi familia tienen más en común de lo que quieren admitir.
— Todo el camino desde Dorne, de lo único que hablaban era del monstruo que era hijo de Tywin Lannister. —continuó— Una cabeza dos veces más grande que su cuerpo, una cola entre sus piernas, garras, un ojo rojo, las partes privadas de niño y niña.
— Eso hubiera hecho las cosas mucho más fáciles.
Puede ser que Tyrion respondiera como si cada cosa le diera igual, pero en el fondo estaba el dolor de haber sido despreciado por su familia por la muerte de su madre, de haber sido juzgado por la maldición de ser un enano, y ahora ser inculpado por un crimen que no cometió.
— Cuando conocimos a tu hermana nos prometió que nos llevaría a verte. Cada día preguntábamos, cada día respondía "pronto". Entonces ella y tú hermano nos llevaron a tu habitación y ella reveló al fenómeno. Tu cabeza era un poco grande, tus brazos y piernas eran algo pequeños pero sin garras, sin un ojo rojo, sin una cola entre las piernas.
Tyrion escuchaba atento al príncipe dorniense, con un nudo en la garganta y los ojos llorosos.
— No intentamos esconder nuestra decepción. "Ese no es un monstruo", le dije a Cersei, "Es sólo un bebé". Y ella dijo, "Él mato a mi madre", y apretó tu pequeño pene tan fuerte que pensé que lo arrancaría, hasta que tu hermano la detuvo. "No importa", nos dijo, "Todos dicen que morirá pronto. Espero que tengan razón. No debió haber vivido tanto"
— Bueno, tarde o temprano, Cersei siempre consigue lo que quiere. —se encogió de hombros.
— ¿Y qué pasa con lo que yo quiero? —le preguntó— Justicia. Para mi hermana y sus hijos.
— Si quieres justicia, haz venido al lugar equivocado.
— Estoy en desacuerdo. —Oberyn se levantó, con la antorcha en mano— He venido al lugar perfecto. Quiero llevar justicia a todos los que me han agraviado y todos están aquí. Empezaré con Gregor Clegane, quien mato a los hijos de mi hermana y luego la violo con la sangre de ellos aún en sus manos.
Un aire esperanzador comenzó a invadir cada parte del pequeño cuerpo de Tyrion.
— Yo seré tu campeón.
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— Deja de mirarla así. —exigió Miranda, lo bastante molesta y con el ceño fruncido.
Ramsay casi se relamía los labios al ver a la joven Baratheon pasear con inseguridad por Winterfell. Llevaba un largo vestido y una capa que cubría casi todo su cuerpo. Miranda no comprendía porque la chica vestía así aún estando dentro del castillo, mucho menos él por qué Ramsay la miraba con deseo incluso cuando llevaba esas ropas.
— ¿Qué pasa? ¿Estás celosa? —dijo con burla.
— Claro que no. Soy mucho más bella que ella. —aseguró.
— Pero no negarás que es una belleza. Y tiene buen apellido. Su padre fue rey. —agregó Ramsay— Tú sólo eres la hija del cuidador de la perrera.
Miranda sintió la sangre hervir. Lena no era más que una muchachita delicada, ella en cambio era fuerte y atrevida. Todo lo que a Ramsay le gustaba.
— Es por eso que nunca tendrás el gusto de estar con ella. Eres un bastardo, ¿lo olvidas?
La mandíbula del chico se endureció y su expresión cambió considerablemente. De ser otra persona, ya la habría arrojado a los perros hambrientos por tal comentario. Pero no a ella.
Cuando Roose Bolton lo mandó a llamar, la joven pudo vigilar a la princesa con toda la calma que tenía. La siguió por las afueras, por el gran salón y por los corredores. Se ocultó cuando estuvo por entrar a su dormitorio y esperó unos minutos hasta que se decidió a entrar.
Algo en ella le intrigaba y quería averiguar qué era.
Pero nunca había imaginado lo que encontró. Su sorpresa fue tan grande cuando vio el vientre notablemente abultado de la princesa que dejó salir una exclamación, haciendo que Lena se girara y se cubriera de nuevo con una expresión de terror. Sabía quién era Miranda y lo que era para Ramsay, lo había descubierto el primer día que Roose Bolton la dejó salir de la habitación.
Miranda sonrió con malicia y salió dejando a la Baratheon temblando. Ahora que su embarazo había sido descubierto, ambos corrían peligro.
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— ¿Cómo pudiste pasarlo por alto?
— Por tercera vez te digo que no lo sabía. Robb Stark nunca mencionó algo al respecto.
Cuando Miranda llegó corriendo a contarle lo que había visto, lo primero que hizo Ramsay fue enfrentar a su padre. De ser tan brillante como presumía, debía estar al tanto de este problema.
— Es un Stark. Cuando todos se enteren, el Norte entero se levantará en nuestra contra para salvar al heredero legítimo de Winterfell.
— ¿Nuestra contra? —inquirió Roose— Tú no eres un Bolton. Además, antes de que eso pase, ella estará en King's Landing y la reina se encargará del bebé.
Ramsay carraspeó y sintiéndose ofendido se atrevió a preguntar:
— Entonces... no me dejarás casar con ella.
— Te dije que no te hicieras ilusiones. —le dió la espalda—Tengo a alguien mejor para ti, si eso es lo que te preocupa.
