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— Los Targaryen se casaron entre hermanos por 300 años para mantener los linajes puros. Jaime y yo somos más que hermano y hermana, compartimos vientre. Llegamos a este mundo juntos, debemos estar juntos.
La rubia ni siquiera mostraba algún signo de vergüenza, de arrepentimiento.
— Mi hijo te vio con él. —concluyó Ned.
Cersei lo miró, sin negar lo que ella y su hermano habían hecho.
— ¿Amas a tus hijos?
— Con todo mi corazón.
— No tanto como yo a los míos.
— Y todos son de Jaime.
— Gracias a los dioses. —fue todo lo que tuvo que decir para aceptarlo— En el raro caso de que Robert deje a sus prostitutas el tiempo suficiente para caer borracho en mi cama lo termino de otra forma. En la mañana no lo recuerda.
— Siempre lo has odiado.
— ¿Odiarlo? Yo lo adoraba. Toda chica en los siete reinos soñaba con él pero él fue mío por juramento. Y cuando finalmente lo vi en nuestra boda en el Septo de Baelor, delgado y fuerte y con barba negra. Fue el momento más feliz de mi vida. Esa noche se arrastró hasta estar sobre mi, apestando a vino e hizo lo que hizo y susurró en mi oído: "Lyanna". Tu hermana era un cadáver y yo una chica viva y él la amaba más que a mi.
Lord Stark mantuvo su silencio, no sólo por aquella desafortunada historia, si no por la memoria de su hermana.
— Sé de tu hija. —confesó. Cersei quiso parecer tranquila pero aquella confesión le había afectado más que otra cosa— Aquel bebé que perdieron no fue un niño, como cuentas, fue una niña. Esta viva.
Cersei quiso sonreír, y por un momento no supo si era de alivio o porque tal vez, una parte dentro de ella siempre lo supo.
— ¿De verdad? ¿Y dónde está?
— Aunque lo supiera no te lo diría. de hacerlo pondría en riesgo su vida.
Ambos deseaban saber con desesperación en donde se encontraba esa niña; Ned por protegerla, y Cersei tal vez para terminar lo que empezó.
— Cuando el rey regrese de su cacería, le dire la verdad. —advirtió— Deberías irte para entonces, tú y tus hijos, lo más lejos que puedas. Porque vayas a donde vayas la ira de Robert te seguirá.
— ¿Y qué hay de mi ira, Lord Stark? Cuando juegas el Juego de tronos, ganas o mueres, no hay punto medio.
🔸☀️🔸
Ned Stark entró a la habitación con dificultad. Dentro de ella estaban Ser Barristan, el maestre Pycelle, Renly Baratheon, Joffrey y Cersei. Robert estaba postrado en su cama, con sangre en un costado. Cuando éste ordenó que todos salieran de la habitación, Cersei miró a Ned con angustia, sabía que en el momento que los dejara solos su vida correría peligro.
— Siempre pensé que moriría peleando, no por un estúpido jabalí. — habló Robert con dificultad— Pero me vengue del maldito, le enterré mi cuchillo a la mitad del cerebro. Quiero que el funeral sea el más grande que loa siete reinos han visto.
— Robert, hay algo que debo decirte...
— Lo sé, lo sé todo. —interrumpió— No son mis hijos, son de Jaime. Supongo que siempre lo supe.
Ned cambió su expresión.
— Tú... ¿Por qué no hiciste nada?
— Porque sólo así podría mantener a mi hija a salvo.
Robert imagino lo que su amigo debía estar pensando en ese momento, cualquiera lo haría.
— Sabes donde está.
— Y tú también. Ha estado tan cerca de ti. Ahí, en ese lugar tan frío que llamas hogar.
Ned entonces entendió a quien se refería. Esa chiquilla que había llegado a su casa hace un tiempo, no era una Martell, era nada más y nada menos que la hija de Robert. ¿Pero cómo...?
— Hice lo que era necesario para mantenerla a salvo, Cersei la mataría por el simple hecho de ser mi hija.
— Tú la enviaste a Dorne, tú se la entregaste a Doran Martell.
Asintió.
— Hay papel y tinta en la mesa, escribe lo que diga. —ordenó. Ned inmediatamente obedeció— «En el nombre de Robert de la Casa Baratheon, primero de....» Ya sabes como va eso. «Queda ordenado que Eddard de la Casa Stark, servirá como Lord Regente y Protector del Reino después de mi muerte, para reinar en mi lugar hasta que mi única hija legítima, Lena Baratheon esté lista y se haya casado con Robb Stark»
Ned le entregó la carta y una vez firmada por él, la guardó de nuevo. Aquel papel significaba el futuro de los siete reinos.
— Mi hija, Lena, cuídala. —casi suplicaba con lágrimas— Cersei no dudará en ir tras ella cuando sepa dónde está. Ayúdala, hazla mejor que yo.
— Haré todo lo que pueda para honrar tu recuerdo.
— Mi recuerdo. —soltó una áspera carcajada, al menos lo que podía debido al dolor— Todo lo que ella conoció fue un rey borracho que no pudo protegerla. Cuéntale de mi, de lo grande que fue su padre. Dile que siempre la amé.
🔸☀️🔸
Enrollo el papel para después colocar el sello de su Casa. Debía llegar a salvo a Winterfell sin importar que, y debía enviarlo rápido antes de que la reina se enterara. Llamaron a la puerta tres veces. Un hombre de cabellos negros hizo una reverencia ente él.
— Mi Lord, el rey ha muerto.
Un nudo se formó en su garganta acompañado de un hueco en el estómago. Su amigo había muerto y le había dejado una carga enorme. Sacudió su cabeza, no tenía tiempo para llorar ahora.
— Cabalga a Winterfell, vete lo más rápido que puedas antes de que lo noten. —le ordenó entregándole el papel.
Hombres marchando se escuchaban a las afueras, se asomó por la ventana y vio a las fuerzas de la Guardia Real dirigiéndose hacia donde él se encontraba.
— ¡Vete de aquí! ¡Rápido!
El hombre asintió repetidas veces y salió corriendo, yendo por un camino despejado y donde no lo alcanzarían. Lord Stark ordenó todos los papeles que se encontraban por toda la larga mesa y se aferró a su espada, listo para desenvainar de inmediato. Los hombres de armaduras doradas entraron casi tirando la puerta. Eran muchos, no podría contra todos él solo. Lo tomaron a la fuerza y lo sacaron para llevarlo frente a la reina pero al menos sabía que el futuro del reino, ya debía ir en camino a su destino.
