Capítulo 29. «Nuevos Dioses»

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—¿Y cómo es el barco en qué iremos? —preguntó Cara

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—¿Y cómo es el barco en qué iremos? —preguntó Cara. Era de madrugada y el movimiento era demasiado agitado, los tres jóvenes luchaban para no perderse de vista los unos a los otros y al mismo tiempo mantenían la plática para hacerlo más fácil mientras avanzaban por la isla.

Skrain rodó los ojos, había olvidado lo parlanchina que Cara podía ser. Por su parte, Zedric respondió:

—Es sólo un barco.

—Bueno, sino quieres hablar de él al menos dime quien es su propietario. Eso siempre dice mucho.

Los chicos se detuvieron frente habla costa. Justo en donde la arena comenzaba la niebla también había hecho acto de presencia ocultando todo lo que pudiera haber fuera de la isla. Zedric no podía ver absolutamente nada a pesar de su vista mejorada.

—Traeré el bote hasta aquí, no me desconcentren —dijo Skrain sacándolo de su preocupación, al instante estirando su mano en dirección a la niebla como si usara algún tipo de poder. En su mente ordenaba, le decía al aire que le hiciera camino al bote.

La niebla pareció moverse y hacerse a un lado al ritmo de sus mandatos, el bote apareció en la vista de Zedric y avanzó hasta ellos como si un fantasma estuviera maniobrándolo y se detuvo justo frente a ellos.

Los tres subieron y, justo cuando estuvieron en su lugar, la niebla volvió a hacerse más densa.

—¿Cómo podremos ver a través de esto? —preguntó Zedric. Skrain lo miró a través de la oscuridad y la niebla, sus ojos brillando de una forma tenebrosa.

—Skrain es el dios del aire —respondió—. Puedo sentirlo todo a nuestro alrededor más o menos por unos cien pies. Siento el barco de Ranik Sandwave y nos llevo hacia él.

—Vaya, está bien... —no supo más que decir.

—Skrain es así, siempre está hablando de su Dios, de sus propósitos de vida —se burló Cara con actitud petulante y tranquila—. Es como si nada le importara. Yo también puedo sentir el barco, no sé como.

—Los dioses están surgiendo de nuevo y el que sea que te haya bendecido te ha dado el don de encontrar los lugares escondidos —dijo Skrain.

Cara, que no había dejado de hablar en lo que Zedric llevaba conociéndola, guardó silencio instantáneamente y este no se rompió hasta que hubieron llegado al barco de Ranik.

Como era de esperar, él los recibió con su típico porte y elegancia. Parecía más un príncipe en cuanto a sus modales aun cuando usaba esa sencilla vestimenta de marinero.

—Bienvenido —le dijo a Skrain enseguida hubo subido al barco.

Ambos estrecharon las manos en un gesto que a Cara le pareció ridículo. Ranik fue a presentarse con ella, pero Cara no estiró la mano ni hizo nada parecido. En cambio, dijo:

Cantos de Luna.Where stories live. Discover now