Capítulo 5: No consigo centrarme.

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WILL/KAI

¿Qué era lo que me pasaba? Esa estúpida niña creída me estaba volviendo loco. Eran las cinco de la mañana y su cara no se iba de mi mente. Sus ojos verde claro, su pelo rubio con pequeños mechones marrones, su esbelta figura,…pero sobretodo, sus modales, su manera de comportarse conmigo, como si yo le importara menos que la mierda, como si yo fuese un ser repulsivo al que debe odiar sin conocer, era lo que me volvía loco.

Aunque lo que creo que me mantenía despierto era algo muy diferente:

“¿No será que es la primera chica que no se ha fijado en ti? – me dije mentalmente a mí mismo”

Y era cierto, por muy mal que tratase a las mujeres, ellas seguían viniendo a mí, suspirando cada vez que pasaba por su lado, haciendo corrillos alrededor de mi moto para que tuviera que pasar por delante de ellas para irme.

Por eso estaba solo, porque no podía estar más de una noche con cualquiera de ellas. Sabía que las utilizaba. Intentaba ver algo en ellas que las hiciese especiales, pero el simple hecho que ellas se dejaran utilizar, era repulsivo. Daba igual que las hiciera o que las dijera, ellas volvían a mí como moscas a la mierda. Nunca podré salir con ninguna de ellas.

Pero esta chica era diferente, ella no se había interesado en mí, es más, se puede decir que ha hecho todo lo contrario a interesarse.

“Podría ser porque ella no sabe nada de mí, quizás cuando su prima hable sobre todo lo que he hecho y todo lo que puede conseguir estando a mi lado, cambie de idea – pensé”

Pero mi mente no veía la realidad, ella sí sabía de mí, en la playa me había llamado por mi nombre: Pues al parecer soy la que ha tirado al suelo al intocable William – había dicho ella. Y con esa frase demostraba que su prima me había mencionado y que había contado mi historia.

Entonces la rabia me inundó todo el cuerpo. Si su prima había contado mi historia, ¿qué versión había dado? ¿la de chico triste por la muerte de su madre o la de rebelde que viene de una familia de pescadores que tiene que trapichear para conseguir la moto y el resto de sus caprichos? Ambas falsas.

Y por primera vez en mi vida, siento ganas de contar la verdad, de que alguien me conozca realmente, que sepa porque soy como soy o porque hago las cosas que hago.

- Quítate esa idea de la cabeza, Kai. – dije en voz alta.

No había problemas de que alguien me escuchara. Mi padre no venía hasta mañana al medio día y la habitación de Berta está en la otra punta de la casa. Antes dormía en la habitación que había junto a la suya, era la de la zona oeste y las vistas eran al pueblo y a la carretera. Pero hace dos años me trasladé a la segunda suite principal, daba a la playa y tenía un enorme balcón en el que había puesto unas tumbonas apuntando al mar.

Y ahí es donde me encontraba ahora. Dado que no me podía dormir, había cogido una manta y me había salido al balcón. Las estrellas en el cielo empezaban a confundirse debido a la pequeña claridad que indicaba el inicio de otro día, parecía estar amenazándome con su luz, advirtiéndonos de un nuevo día se acercaba y que no sabías que esperar de él.

Pero no salía aquí a mirar las estrellas, salía a escuchar el mar. La playa estaba a tan solo veinte metros de nuestra casa. De la zona de nuestro jardín salía un pasillo de tablas de madera que llegaba casi hasta la orilla.

Me encantaba esta playa, como la casa estaba a las afueras del pueblo, a unos quinientos metros de las primeras pequeñas urbanizaciones, no venía nadie hasta esta zona. Podías bajarte con la tabla y surfear sin problemas de atropellar a alguien. Además en la zona había corrientes marinas y eso provocaba unas olas perfectas para surfear.

Saga Elementos III: AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora