Capítulo 24: Más mentiras en mi vida.

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KAI

“Corría, algo me perseguía y no me atrevía a echar la vista atrás. Las calles eran estrechas y lo que fuera que me perseguía me alcanzaba con rapidez.

Pasé por un escaparate y aproveché el cristal para ver qué era eso que me perseguía. El corazón se aceleró de inmediato haciendo que bombeara más sangre y llegara con más fluidez a cada parte de mi cuerpo. Era una ola, en medio de la ciudad, pero no una ola cualquiera, esta era de fuego.

La ola de fuego arrasaba con cada cosa que se cruzaba, los coches explotaban como había explotado el coche de Samantha y Alexa.

“El agua apaga el fuego, pero no olvides, que el fuego evapora el agua – resonaron en mi cabeza las palabras que Eve me había dicho en la cueva”

Eso debería ser fácil, yo era agua, debería poder apagar este fuego que me persigue.

Pero hasta que se me ocurriera la forma de crear una cantidad de agua suficiente para apagar lo que me perseguía, debía seguir huyendo. Giré por una calle y me encontré en la quinta avenida de Nueva York, la reconocía de las películas, está completamente desértica, lo que me permitió correr con mayor libertad.

Ponía la vista al frente, no quería volver a ver esa espantosa ola que me iba achicharrar vivo. Pero había algo enfrente de mí, algo que brillaba y que hacía que la tierra templase. Seguí hacia delante esperando que lo que fuese que brillase me salvara, pero estaba lejos de hacerlo, cuando estuve lo suficientemente cerca vi lo que era, una ola de agua que se movía en mi dirección. Me iban hacer un sándwich y yo era el relleno.

Pero una esperanza brotó de mí, si yo era el elemento de agua, debía ser capaz de controlar esa ola y hacer que apagara el fuego sin matarme.

Usaba todas mis fuerzas para intentar controlar el agua, pero me sentía como un estúpido que intenta doblar las cucharas con su mente, imposible.

Ya no había nada que pudiera hacer, me paré en seco y los oídos me pitaron debido al bombeo de mi corazón. Una ola me venía por un lado y la otra por el otro y justo cuando ambas colisionaron…”

- ¡NOOO! – grité mientras me incorporaba de la cama empapado de sudor.

Tuve que pensar varias veces “solo es un sueño” para poder relajarme. La estrecha habitación estaba completamente vacía y dado que aún estaba algo adormilado, no me di cuenta hasta al cabo de un rato,  de que Eve no estaba.

Fui corriendo hasta el baño con la esperanza de que estuviera cerrado con ella dentro, pero no había nadie. Cuando regresé hacia la cama vi un papel, lo cogí de inmediato.

“No te tenses, salí un momento. Intentaré regresar antes de que despiertes. Te quiero, Eve”

No pude dejar de leer las tres últimas palabras, se habían quedado gravadas en mi cabeza y en mi corazón. ¿Hacía cuanto que alguien no me decía que me quería? Bueno, Eve me lo ha escrito, pero ahora no podía dejar de pensar en sus labios pronunciando esas palabras.

La puerta se abrió de repente y Eve entró con una bolsa en la mano y una mochila al hombro. Me miró algo preocupada por mi extraño comportamiento, estaba en medio de la minúscula habitación y con el papel en la mano.

- ¿Te acabas de despertar? – preguntó ella mientras cerraba la puerta con el pie y dejaba la bolsa en la mesa. – Traje algo de comer, iba a prepararte un almuerzo. – su sonrisa iluminó toda la habitación.

Eso fue lo que me hizo espabilar, me acerqué a ella y la besé con todo el agradecimiento que podía darle después de sus palabras escritas.

- Gracias – dije en un susurro.

Saga Elementos III: AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora