Capítulo 15: Descubrimientos y planes.

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KAI/WILL

No sé cuánto tiempo me tiré ahí plantado, volvía a parecer una estatua y lo peor es que mi mente también lo era. Lo bueno de estar así era no pensar, daba igual que acabase de abrir mi alma a una chica, daba igual que esa chica hubiese huido después de besarla. Estaba en un completo estado vegetativo.

Noté como el sol ascendía en el cielo y como las gotas de sudor inundaban mi cara, eso fue lo primero que sentí después de que ella se marchara y eso quería decir que estaba saliendo del trance. Me concentré para volver a él, estar fuera no me hacía sentirme mejor y al menos ser una estatua ayudaba para no sentir nada.

Pero el proceso se había puesto en marcha, empezaba a notar como mis rodillas estaban resentidas de aguantar mi peso sin moverme. Como sudaba por cada parte de mi piel debido al sol que pegaba en mi cabeza, la cual estaba ardiendo.

Cuando conseguí la movilidad total de mi cuerpo, fui hasta la calle principal del cementerio donde sabía que había una pequeña fuente de piedra. Metí la cabeza en el agua y noté como todo mi cuerpo despertaba ante su contacto. Claro, agua…

De todos los elementos, este sería sin lugar a dudas el que más me gustaba. Podría ser devastador a la vez que apaciguador, un gran tsunami destruiría ciudades enteras, pero un pequeño lago encerrado entre bosques, sería capaz de relajar cualquier cuerpo.

Una vez listo y despejado, me subí en la moto y conduje lentamente hasta mi casa. No quería ir a ningún otro lugar, aunque mi casa estuviera poblada de personas desconocidas a las que no soportaba, era mejor que cualquier otro sitio que pudiese recordarme a ella. Al menos ahí tenía mi cuarto, me encerraría durante días si era lo que necesitaba para olvidarme de todo o para esperar a que se fuera del pueblo, lo que sucediera antes.

Mientras conducía un fuerte dolor de cabeza me nublaba la vista, me costó horrores llegar hasta casa. Aparqué la moto en el garaje de cualquier manera, a sabiendas que cuando mi padre se diese cuenta, me obligaría a moverla y dejar sitio a su Porsche.  Entré por la cocina para evitar ver a mi padre que estaría en el estudio, o a su novia que estaría en el salón. Pero una vez más, me equivocaba.

- Buenos días Berta. – dije cuando entré en la cocina con una voz de melancólico que me daría hasta de bofetadas.

Pero no solo me daría bofetadas por ese tono, sino también por el mero hecho de hablar. El sonido de mi propia voz retumbaba en mis oídos y hacía que parte de mi cerebro pareciera vibrar. Eso, o un pájaro carpintero se me había metido dentro.

- ¿Buenos días? Pero si se ha saltado la comida, señorito. - ¿qué? ¿La comida? ¿Cómo era posible? Y ¿por qué hablaba tan algo?

Miré el reloj de la cocina y Berta llevaba razón, eran las tres de la tarde. Pero ¿Cuánto tiempo he estado en ese estado de piedra? ¿Y cómo no me he podido dar cuenta de la hora que era?

- Lo… lo siento – dije tras un tartamudeo.

- Su padre y las dos arpías ya se han ido. Al parecer, querían llegar pronto a Londres para descansar por su entrevista en palacio. – dijo Berta con una gran sonrisa en la cara, como si deseara tanto como yo que ellas se fueran.

- ¿Alexa también se fue? – por favor, dime que sí, dime que sí…

- Sí – bien. – Ella montó una buena bronca, oí como gritaba a su madre en un despacho. Y es increíble los malos modales que tiene esa chica, hablaba a su madre como si fuese su súbdito o algo así. Por no mencionar la conversación tan extraña de la sala de música.

Los brujos olemos de manera diferente al resto. Se nos puede distinguir a que bando pertenecemos en función de nuestros olores, si huelen a jazmín y frutos rojos son brujos de la luz, destinados a proteger a la humanidad de los brujos de las sombras, los cuales huelen a frutos podridos – las palabras de Eve llegaron como un flash a mi cabeza, la cual volvió a vibrar de manera insoportable”

Saga Elementos III: AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora