Capítulo 23: Bolas de fuego.

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EVE

Paré el coche a unos quince metros de ellas, debía llamar a Ralph para comentarles que estaban aquí y que abortaran la misión. Pero de repente me entró pánico, ¿y si la operación no salió bien y ellos están herido, o peor, muertos?

- Eve, ¿qué hacemos? – dijo la voz de Kai.

Él estaba incluso más nervioso que yo, estas dos no eran unas aficionadas como los de la otra noche, estas estaban preparadas y entrenadas para matar a alguien como yo. Pero no podía venirme abajo, Kai estaba aquí y mientras eso siguiera siendo así, debía luchar por mantenerle con vida, aunque fuese lo último que hiciera.

- Voy a bajar, pero quiero que te quedes en el coche, ¿me has entendido? – él negaba con la cabeza. No quería decir que no lo había entendido sino que no estaba de acuerdo. – Kai, por favor. Mantén el coche arrancado y listo para salir.

- No voy a dejarte sola con esas dos. – sentenció él.

Tenía que volver a usar la técnica de hacerle ver que su misión era igual de importante que la mía. Sabía que el que hablaba era su orgullo y su preocupación y que no estaba siendo razonable.

- No voy a poder matarlas, Kai. Necesito que estés listo para el plan de huida. – seguía siendo un cabezota que no hacía nada más que mover la cabeza de un lado para otro. - ¡BASTA KAI! Necesito el coche arrancado y con un piloto para que cuando aparte el coche que está en medio, bloqueándonos el paso, pueda venir a buscarme y salir huyendo antes de que me maten.

Eso pareció calmarle, lo dije tan deprisa para que no pudiera rebatirme, pero la verdad es que mi plan B era otro muy distinto y ese no sabía cómo iba a surgir.

- Debes llamar a Ralph y decirles donde estamos. Necesitamos que vuelen hacia aquí. – le tendí el teléfono y él aceptó con la cabeza, era el momento de explicar el plan B – Kai, necesito que me escuches atentamente. Si algo sale mal, si me pasara algo antes de tiempo, tienes un Jeep que está preparado para ir campo a través. Por favor, haz lo que puedas para salvarte.

- No te voy abandonar, Eve. Si mueres te vengaré hasta mi muerte. – lo dijo tan serio que me dio miedo.

- Al menos intenta escapar. Mañana será otro día, un día en que tu ventaja será tan grande que, esas dos, te parecerán simples hormigas.

Entonces miré a las dos morenas que estaban plantadas en mitad de la carretera, tan diabólicamente sexys que parecían demonios de la tentación en vez de brujas de las sombras. Pero eso me hizo recordar algo, Kai me contó lo que hizo la tal Alexa por conseguir a mi chico y como él, al principio, cedió ante sus “encantos”

Ya tenía la fuerza que necesitaba para esta suicida misión. Bajé del coche antes de que Kai pudiera volver a rechistar. Vi como la mujer que parecía más mayor se guardaba un objeto plateado en el bolsillo, ¿un móvil? Eso no era buena señal, ella también había llamado.

Miré a Kai desde fuera del coche y le hice un gesto para que llamara de una santa vez. Él reaccionó y empezó a teclear el teléfono. Pero debía concentrarme en mi misión, apartar ese coche de nuestro camino y en el intento, matar a alguna de estas dos sombras.

Me descalcé disimuladamente, quería un contacto directo con la tierra, aunque esta fuese asfalto de carretera. El aire ya lo tenía a mi alrededor y seguía teniendo el mechero de mi padre en el bolsillo desde el día que Kai me lo devolvió después de los ataques. El agua era lo único que nos faltaba, pero eso también les faltaba a ellas.

Me acerqué unos cuantos pasos mientras me concentraba en el poder de la tierra. Me costaba llegar a ella por la cantidad de asfalto, pero ya había conseguido una conexión muy fina con esta, notaba las ramas de los árboles cercanos y como estaban dispuestos a obedecerme. Esto era Inglaterra, la humedad se palpaba en todo el país y la lluvia de todo el año hacía que la vegetación fuera frondosa.

Saga Elementos III: AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora