Capítulo 37: La espera y una horrorosa sala.

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Quisiera agradecer a una persona que me está dando más de lo que él mismo creé, @Mandrake_0 simplemente, y ya sé que te lo digo mucho, gracias por ser como eres, por pasar tan buenos momentos conmigo, por hacerme reír y llorar, por sonrojarme y por querer saber más cosas de mí. Este capítulo va para ti :D

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EVE

Aún no me había recuperado del susto del viaje de Kai y ya tenía que preocuparme sobre un elemento herido. Tenía que reservar mi alegría de tenerle de vuelta ya que todos estaban sumergidos en una triste preocupación. No es que yo no estuviese preocupada, pero la alegría de tener a Kai a mi lado era mucho más fuerte que la herida de alguien a la que no había visto.

Todos estábamos inquietos, llevábamos una semana sin hacer auténticamente nada y eso seguía sin cambiar, la espera de recibir noticias sobre Fuego hacía que el ambiente estuviese muy cargado, todos saltaban a la mínima y apenas paraban quietos. Yo intentaba concentrarme en cualquier cosa, cogí mapas y empecé a calcular cuánto se tardaría en llegar desde Arizona, pero todo era algo en vano, no sabía a qué velocidad conducían ni que carreteras cogerían. Aun así, no calculaba que llegasen antes de las cuatro o las cinco de la tarde.

La noche fue la más larga de mi vida, pero la mañana fue mucho peor. Nadie decía nada y conforme pasaban las horas, todos parecían más sumergidos en sus pensamientos, tanto, que nos olvidamos de comer.

A eso de las cuatro y media pasó lo que todos habíamos estado esperando, sonó el teléfono e Isaura, que era la que estaba más cerca, saltó a cogerlo.

Todos nos la quedamos mirándola, no habló, solo escuchó lo que fuese que la estaban diciendo. Me estaba poniendo enferma tanta incertidumbre. Al final, Isaura colgó el teléfono y las palabras que salieron a continuación hizo que todo el mundo se pusiera en marcha.

- Ya están entrando en la comunidad, la tienen que intervenir, nos vamos a la enfermería. – dijo en frases cortas para que todos las pudiéramos entender.

Dayan saltó hacia un mueble y cogió las llaves de su precioso coche. Condujimos todo lo rápido que pudimos y aparcamos bastante retirados de la puerta de la enfermería, supongo que no querían que el coche estorbara a la hora de trasportar a Adalia.

Una vez entramos, Malak y Gadreel ya nos esperaban con semblante preocupado, al parecer aún no sabían nada de en qué estado llegaría y por supuesto, los médicos tampoco. Gadreel nos contó que solo el jefe de quirófano sabía quién era la chica, pero que dudaba que ese secreto fuera a durar mucho tiempo.

El sonido de unos neumáticos resbalando por la arena y chirriando al frenar, nos sacaron a todos de nuestros pensamientos. Ya habían llegado y un enfermero salió corriendo arrastrando una camilla.

- Román está muy mal, su corazón se paró hace unos veinte minutos y estuvo así como dos o tres minutos, luego volvió pero su pulso es débil y su respiración también. – dijo un chico demasiado deprisa.

Pero sus palabras habían sido importantes, en el camino el corazón se había detenido, eso quiere decir que técnicamente había muerto y luego resucitado, como Ralph.

Saga Elementos III: AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora