Capítulo 25: Momento inoportuno.

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EVE

¿Tenía que ser justo ahora, no? Llevamos todo un día esperando, cualquier momento de este dichoso día hubiese sido perfecto, cualquiera menos ahora.

Los sombras estaban viendo la manera de entrar por una ventana que hasta a mi me había costado, la puerta seguía cerrada y ya había roto dos juegos de ganzúas intentando abrirla. Pronto los sombras descubrirían una buena manera de hacernos salir y no íbamos a poder resistirlo.

- Podrías fundir la puerta. – dijo Kai al ver mis intentos desesperados por abrirla. – O dejarlo estar, ellos no pueden entrar.

- Si intento fundir la puerta y una chispa salta hacia alguna caja, saldremos  ardiendo. Y si no hago nada, estos sombras mandaran fuego, o lo que se les ocurra, y nos quemarán vivos. – dije algo enojada.

Y debieron oírme, porque uno de los sombras lanzó una pequeña bola de fuego al interior del almacén. La bola chocó contra una caja que prendió al instante, esta incendió otra que estaba a su lado y pronto la sala se llenó de humo y llamas.

Busqué por el techo, debía haber alguna cañería o algún sistema contra incendios, al fin y al cabo esto era un hospital. Y lo encontré, una cañería cruzaba todo el techo y se perdía por detrás de la puerta que daba al hospital.

- Kai, necesito que me ayudes. – él me cogió de la mano y me miró esperando mis instrucciones. – Te acuerdas como me ayudaste a mover el coche, pues necesito… que hagas lo mismo para romper… esa cañería. – tuve que parar la frase en dos ocasiones porque el humo se me metía en los pulmones.

Él aceptó con la cabeza y cerró los ojos para concentrarse y yo me concentré en esa tubería.

“El agua circula por ahí, concéntrate en el agua y hazla crecer, haz que la tubería estalle por no ser capaz de soportar tanta agua. – me decía a mí misma”

El agua era el elemento que más me costaba, pero tenía al mismísimo elemento cogido de mi mano, no debía de ser tan difícil.

Y no lo fue, solo nos costó unos segundos hacer que el agua saliera por las soldaduras del tubo. La cañería se movía con violencia y yo no hacía otra cosa que hacer que el agua creciera más y más. Pero la dificultad vino cuando mis pulmones empezaron a quemarme, sin darme cuenta me había puesto a hiperventilar y dado que la sala estaba llena de humo, tenía los pulmones ardiendo.

Al fin la cañería explotó y la sala se llenó de agua, apagando todo el fuego a su paso. Ahora si era importante salir de aquí o nos ahogaríamos dentro.

Miré el reloj desesperada, solo quedaban diez minutos para la una. Aporré la puerta y grite por si alguien nos oía. Sé que es una medida poco profesional, pero ya no me quedaban más ases en la manga, necesitaba que alguien nos abriera la puerta.

Y por fin la suerte se puso de nuestro lado, un guarda de seguridad nos oyó y bajo a ver qué pasaba. Me sabía mal lo que le iba hacer al pobre guarda, pero no podía dejar que nos detuviera.

- Pero, ¿qué ha pasado aquí, mocosos? – dijo en plan despectivo.

- Yo… él… me obligó – tartamudeé mientras me acercaba a él y le lloraba fingidamente en el hombro.

El guarda se confió y me arropó entre sus brazos, momento en el que aproveché para darle un golpe fuerte en la nuca y dejarle sin sentido.

- ¿Te obligué? – dijo Kai mirándome con una ceja levantada y con esa pose que tan loca me ponía.

- Cógele, le subiremos arriba y le dejaremos en algún lado. – dije mientras le guiñaba un ojo.

Hizo lo que le pedí, yo cogí las llaves del guarda, cerré la puerta de nuevo y me las guardé en el bolsillo, intuía que las íbamos a necesitar más a delante.

Saga Elementos III: AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora