Capítulo 19.

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La tranquilidad del módulo dos había desaparecido por completo y era increíble todo lo que me había perdido en tan solo treinta minutos

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La tranquilidad del módulo dos había desaparecido por completo y era increíble todo lo que me había perdido en tan solo treinta minutos. Mis ojos estaban abiertos de par en par, mientras observaba desde la entrada principal a cuatro reclusas agarrándose de los pelos entre sí y gritándose insultos de todo tipo, que dejaban de boca abierta a cualquier persona con un mínimo de educación. Además varias mujeres se encontraban discutiendo verbalmente a los gritos.

Por otro lado una celda estaba literalmente hacia afuera, ya que en el medio del pasillo se encontraba una de las camas cuchetas y el estante de pertenencias estaba caído, traspasando la entrada de la misma con todo desordenado. Aparentemente no sacaron el retrete porque está pegado al piso.

El módulo dos pasó a estar de luto a ser un gran descontrol.

— ¡Agente Miller! — gritó la oficial Nakamura — ¡Necesito ayuda!

La mujer policía estaba sola, tratando de separar a cuatro prisioneras totalmente fuera de sí. Christopher que estaba a mi lado, corrió hasta llegar a las mujeres, agarrando a una del brazo y empujando a la otra que parecía querer matarla con sus propias manos. Temí por un momento que él fuera golpeado, pero al segundo de que ese pensamiento se instalara en mi mente, Miller aproximó a una de ellas contra la pared para ponerle unas esposas. Recién en ese instante, pude darme cuenta de que esa mujer era Trish.

Ya separadas las cuatro reclusas, comencé a caminar intentando esquivar a las demás que no paraban de discutir por una razón que no entendía. El módulo estaba totalmente alborotado, sin dejar de recalcar que había una maldita cama en el medio del pasillo.

Llegando al lugar del desorden logré observar que se trataba de la celda número diez, a la que pertenecía Ruth. Miré hacia adentro y en la pared que debería estar encimada la cama, había un pequeño boquete.

Me acerqué a una mujer que estaba abrazada a su novia, que también miraban la celda con curiosidad — ¿Qué ha pasado? — pregunté curiosa y las dos me miraron.

— ¿Dónde diablos te encontrabas que no supiste nada? — me preguntó una de ellas riendo — Desvalijaron la celda de Ruth —explicó.

Quise rodar los ojos, porque no hacía falta que me explique algo que estaba demasiado claro.

— Ahora que Ruth se murió hay muchas de aquí que quieren su dinero de vuelta... — levantó los brazos la otra mujer dándome más detalles — Buscaron el dinero por todos lados y amenazaron a sus compañeras de celda para que les diga donde guardaba los dólares.

¿De qué dinero estaban hablando? ¿Por qué Ruth tenía tanto plata de otras reclusas?

— Corrieron la cama, ya que supuestamente allí en el agujero era donde estaba pero no... Y es por ello que se agarraron de los pelos. Creen que las compañeras de celda se han quedado con su dinero — agregó.

• Código de Ética - (Finalizada)Where stories live. Discover now