Capítulo 46.

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Pasaron unos minutos en los que seguí llorando en el pecho de Christopher

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Pasaron unos minutos en los que seguí llorando en el pecho de Christopher. Probablemente estaría por llegar Anderson, preguntándose porqué diablos no salía, por lo cual respiré profundo intentando calmarme y asimilar todo lo que me había dicho Christopher.

Sorbí por la nariz, secándome las lágrimas con el puño de la manga, dispuesta a dejar de llorar y a ser fuerte. Me obligué a mi misma a ser más fuerte de lo que parezco, lo necesitaba. Ya estábamos a un paso de descubrir la verdad, ya estaba a un paso de salir de este lugar. Solo quedaba seguir luchando, más que nunca.

Miré a Miller que estaba serio y con el rostro fruncido.

— ¿Eso es lo que te pasaba hoy antes? — le pregunté y él me miró confuso — ¿Por qué estabas extraño hoy?

Christopher parpadeó un par de veces y respiró de forma cansada.

— No quiero invadirte de problemas Bella — susurró.

— ¿Invadirme? ¿Soy una región ahora? — él rodó los ojos — No soy ni un territorio, ni soy tu psicóloga, soy tu novia Christopher. Y yo justamente, llegué a tu vida llenándote de problemas...

— Eso es verdad — me dijo riéndose y yo le pegué en el brazo.

— Bueno, es justo entonces que me cuentas los tuyos — le rasqué la barba creciente con ternura.

Christopher se quedó unos segundos mirándome y realizó un suspiro más largo que lo normal. 

Pareció querer hablar, pero luego enmudeció y quedó totalmente quieto. Levanté una ceja sin entender qué diablos sucedía con él.

— ¿Escuchaste eso? — me preguntó y yo negué con la cabeza.

Levantó el dedo índice y nos quedamos los dos en absoluto silencio. Un murmullo y una risa ahogada se escuchó en el baño.

¡Oh, joder!

¡Alguien más estaba aquí!

No estábamos solos. Pero... ¿Cómo era posible? Yo tranqué la puerta cuando llegó él. ¿Había alguien más aquí antes? ¿Cómo mierda no me di cuenta? 

Abrí los ojos grandes, Christopher tomó el arma y salió disparado del cubículo apuntando al frente mientras yo me tomaba de su brazo. Sin embargo, no vimos a nadie. Aquí no había nadie...

Pero se seguía escuchando un murmullo... una mujer hablaba, pero no se le entendía lo que decía.

Fruncí el ceño y lo miré.

— Ese olor a plástico quemado... ¿Lo sientes?

Christopher caminó unos pasos hasta el final del pasillo de cubículos y se agachó. Imité su gesto para intentar ver de qué se trataba. 

• Código de Ética - (Finalizada)Where stories live. Discover now