• ¡PRIMER PUESTO EN LOS TIME AWARDS 2018!
Una joven psicoanalista es acusada de asesinar a la esposa de un antiguo paciente. Se le imputa una pena de veinte años por homicidio en la prisión estatal, donde deberá aprender a cruzar la linea del bien...
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"Perdóname"
Me despierto de golpe con la respiración agitada y me impulso hacia adelante en mi cama. Me seco las gotas de sudor que se deslizan por mi rostro, en esta noche fría hasta por demás y parpadeo enfocando mi vista en las rejas que tengo enfrente. Siento que tres pares de ojos me observan, pero no se animan a decir nada, porque así han estado estos últimos días. Cada noche un nueva pesadilla, cada día el mismo dolor en el mismo sueño... escuchar las últimas palabras de mi papá.
Me tiro hacia atrás, hasta que mi espalda toca nuevamente el colchón y siento que Hope sube rutinariamente y se recuesta a mi lado. Estos días tanto Nora como ella, han sido mi soporte emocional en este tránsito a la libertad. Mi nombre estaba limpio, pero mi pecho aún cargaba el terrible costo de la verdad. Sigmund Freud tiene una frase muy conocida que dice que: "Hay dos maneras de ser feliz, una es haciéndote el idiota y la otra es serlo." Y yo no podía hacer ninguna de las dos.
Mañana será juicio final y probablemente hoy el ultimo día de estar en este encierro físico. Tanto Christopher como Daniel me tenían al tanto de la prensa, todos estaban a mi favor. Pero no había un lado u otro en este caso con respecto a Jacob, Eric y Cassie. Todos estábamos en el mismo bando, un bando que tenía nombre y apellido: Kimberly West.
— Estoy bien — susurro ante el rostro de Hope al sentir la alarma — ¿Y a ti qué te sucede?
Ella levanta los hombros y se baja de la cama para vestirse. Nora agacha la cabeza y yo me cruzo de brazos esperando una explicación. La rubia suspira y tira su pantalón al suelo con bronca.
— ¡Te odio! — grita a toda voz y yo abro los ojos grandes — ¡Te odio! — repite de nuevo y Nora se tapa la boca con su mano — ¡Nos abandonas! Te vas... a hacer tu vida fuera de aquí ¡Y nos dejas! ¡Nos dejas solas en este lugar de mierda! Te vas a vivir tu vida con el tocapelotas y te olvidarás de nosotras — me señala con el dedo, mientras yo dejo que siga hablando — Serás feliz con tu ropa perfecta y nosotros aquí con este mierda — grita y patea el pantalón — Tendrás sexo todas las noches y nosotras ... ¡metiéndonos manos! — muerdo mi labio — Tendrás hijos hermosos... y yo aquí sin conocerlos... ¡Joder! ¡Ya te habrás olvidado de mí en esa época! ¡Te vas a olvidar de tus amigas delincuentes, porque volverás a tu vida de cuello estirado y cara de "estoy oliendo mierda todo el día"! — me toco el puente de el nariz y nuevamente me cruzo de brazos — Ella también se ira dentro de poco — dice señalando a Nora — ¡Y me quedaré sola o con esta muda que hasta le tiene miedo a su propio reflejo! — señala una Rosie recién despierta.
Hope nuevamente hace un berrinche, cuando levanta la parte inferior de su uniforme y resopla, apartándose el pelo de la cara.
— ¿Terminaste? — le pregunto y ella me mira con mala leche — "Y nisitris aqi olvididiis" — imito su voz chillona y Hope está a punto de pegarme.
