• ¡PRIMER PUESTO EN LOS TIME AWARDS 2018!
Una joven psicoanalista es acusada de asesinar a la esposa de un antiguo paciente. Se le imputa una pena de veinte años por homicidio en la prisión estatal, donde deberá aprender a cruzar la linea del bien...
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La lavandería, la trágica lavandería.
La muerte de Ruth.
El castigo de Bonnie.
Y la golpiza de Hope... que si no hacía algo ya, la iban a terminar matando.
Mi mano se transformó en un puño tembloroso y me sorprendí de mi tono de voz tan fuerte y decidido cuando hablé.
— ¡Déjenla! — grité.
Tres mujeres que no conocía porque no eran del módulo dos, me miraron con pura rabia. Pude observar con dificultad como Hope levantó su cabeza lentamente, clavó sus ojos rojos y su rostro completo de sangre en mí. El pánico invadía su mirada y yo lo único que quería era correr hacia ella.
— Yo me encargo — dijo una de las mujeres acercándose a mí — ¿Tú qué coño quieres? — preguntó pasándose la mano por su mejilla y llenándose de sangre... sangre de mi amiga.
— Dije que la dejen en paz — contesté.
¿Por qué Bonnie tardaba tanto? ¡Joder!
— No te metas si no quieres terminar como ella, lindura — dijo señalando a Hope con su cabeza.
Nuevamente la rubia recibe otro golpe.
y otro...
y otro.
Corrí hacia ella en el intento desesperado de protegerla, pero unas manos fuertes me lo impidieron.
Miré a la mujer que me agarraba negando con la cabeza y suspiré antes de formar mi mano en un puño y golpear su rostro.
Mis nudillos me dolieron jodidamente pero no le presté atención, ya que la mujer me miró furiosa y me devolvió el golpe antes de poder correr hacia mi amiga que ya no me miraba.
Sentí rápidamente que la sangre comenzó a descender por mi mejilla, pero nada hizo frenarme y muchos menos los quejidos de auténtico dolor de Hope. Esquivé un segundo golpe y me adelanté devolviendo la acción, sorprendemente sin errarle. No quería pensar demasiado lo que estaba realmente haciendo, de hecho no podía pensar, mi cuerpo se movía por sí solo a través de una fuerza que desconocía.
Al ver que una de sus compañeras había sido nuevamente agredida, llegó otra y de forma rápida sin dejarme reaccionar, mientras miré a Hope unos segundos, me aventó un puño al estómago y me doblé de dolor junto con un agónico quejido de mi garganta.
Intenté recuperarme rápido pese a que me dolía terriblemente el abdomen. Como pude, estiré mi pierna hacia adelante pegándole a la mujer que recién me había golpeado, y sin prevenirlo mi rostro se dio vuelta al recibir otro puño de la que ya se había recuperado de los míos.
Ella me tomó de los brazos, poniéndomelos hacia atrás para inmovilizarme cuando la otra mujer nuevamente golpeó mi estómago, dejándome sin aire.
