Capítulo 25.

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Cinco pares de ojos me miraban atentamente, mientras que de mi boca, por primera vez, no parecían salir las palabras

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Cinco pares de ojos me miraban atentamente, mientras que de mi boca, por primera vez, no parecían salir las palabras. Miré a D'angelo que me vigilaba atentamente, enviándome con sus ojos una señal de advertencia. Recordé sus frase "si llegas abrir tu puta boca, te juro Isabella que te pudrirás este lugar. Tu libertad, ahora depende mi".

Tragué saliva nerviosa. Quería gritar la verdad, pero no podía cometer un error ahora mismo, y hacerlo sería quedarme por siempre encerrada, porque lo sabía... Giovanni podía arruinarlo todo y no podía permitirlo. 

— ¡Hija, por favor respóndeme! — dijo mi padre desesperado — ¿Cómo que abusaron de ti?

Brown asintió con la cabeza seriamente y dio paso hacia mí para alentarme a hablar, sin embargo el brazo de Christopher lo retuvo. El hombre frunció el ceño sin entender.

— Quiero decir... — miré el rostro de Giovanni y carraspeé — abuso de... abuso emocional, abuso de poder... abuso físico por las golpizas... de ese tipo — contesté.

Mi padre respiró hondamente y negó con la cabeza más que frustrado tocándose la frente. Yo miré a Giovanni que se abrochó el saco respirando alividado.

El monitor que tenía a mi lado comenzó a sonar fuertemente, demostrando que mis latidos estaban por los aires y mi presión había aumentado. Automáticamente mordí mi labio comenzando a temblar.

— ¿Estás bien? — me preguntaron Christopher y mi padre al unísono.

Una enfermera entró apurada, sorprendiéndose de la cantidad de personas que habían a mi alrededor. Y se paró a mi lado observando el monitor negando con la cabeza.

— Traeré un calmante para sedarla — dijo y yo abrí los ojos negando con la cabeza.

— ¡No! No necesito un calmante estoy bien

La mujer me miró y vi que sus ojos se posaron levemente en mi muñeca esposada. Por supuesto, para ella era una asesina.

Tragó saliva con cierto nerviosismo al posar nuevamente los ojos en mi.

— ¿Oficial? — dijo mirando a Christopher que la observó con el ceño fruncido.

Él negó con la cabeza, de acuerdo conmigo.

— ¡Joder que te lo he dicho yo! ¡No necesito un calmante! — le dije a pesar de que el monitor seguía sonando.

La enfermera se fue, acojonada seguramente y mi madre parecía igual a mi lado. Probablemente la internan de nuevo luego de escucharme maldecir como nunca antes.

— Isabella necesita descansar — informó Christopher — Y yo necesito que vacíen la habitación. 

Lo miré agradecida, él levemente posó los ojos en mí y luego le susurró algo a Brown. Fue el primero que se despidió con un guiño de ojos. La verdad que este hombre me agradaba, parecía un mal humorado de primera, igual que Christopher, pero aparentemente de buena madera.

• Código de Ética - (Finalizada)Where stories live. Discover now