Capítulo 13: Una ciudad, varias heridas

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***Aisha***

Tosemos sin parar. Tengo la boca seca y todo huele horrible. Me arrastro, logrando levantarme. Ayudo a mi aliado a incorporarse.

—Vamos.

Él cojea mucho. Tiene ambas rodillas muy dañadas, además de la ropa quemada. Su brazo izquierdo tiene enormes ampollas. Con él sostiene el cuaderno medio incinerado. Él se adentra en el auto junto a mí, en el asiento del pasajero.

Enciendo el vehículo. Conduzco por la densa arboleda hacia Ciudad Onírica, camino al hospital. Steiner abre el cuaderno y lo examina; o al menos las partes que siguen completas. Pasan varios minutos de silencio.

—¿Qué dice? —consulto.

—Es algo interesante. Mucho de él está quemado, pero algo servirá.

Steiner frunce el ceño, hace un gesto pensativo.

—¿Qué sucede? —Él ve por el retrovisor.

—Detente —comanda.

—¿Qué pasa? —Me volteo. Hay una persona cubierta con una tela blanca y negra; está corriendo a toda velocidad por el bosque. Se aleja de la casa, la cual sigue en intensas llamas. Tiene algo en manos, pero no logro distinguir el objeto. —¿Lo sigo? —Estoy por girar.

—Está escapando entre los árboles. No sabemos si esa persona está armada, y no estamos en condiciones. No tenemos municiones y estamos heridos. —Steiner tose.

—De acuerdo. —Intento tranquilizarme. ¿Quién será?

—Aquí tenemos una recopilación de datos importantes. Vamos al hospital, ahí podremos hablar del resto. Recuerda que tengo asuntos pendientes contigo; preguntas importantes. —Me ve directo a los ojos.

—Sí, señor. —No quito los ojos de la calle, ni las manos del volante, ni mi mente de aquellos viejos recuerdos.

Salimos del bosque. Huele todavía a humo, a ropa y piel quemada. Me miro al espejo, mi cara está llena de manchas negras y estoy despeinada. No importa en este momento; no cuando hay tanto por hacer.

***

Llegamos al hospital luego de varios minutos de conducir por las calles llenas de autos, sonidos, contaminación, y personas que no tienen idea de lo que sucede... como siempre.

Entramos y nos atienden de emergencia. El hospital no está tan limpio. Su proyecto inició hace muchos años; debía de ser uno de los mejores entre las ciudades cercanas, pero debido a la corrupción del estado y la baja atención al cuidado se fue deteriorando.

Camino por los pasillos, hay varia gente en el suelo, haciendo fila para ser atendida. Paso una puerta tras otra, recordando algunos de los casos que me hicieron venir a esta ciudad la primera vez. Nunca me encantó venir; pero algunas veces, como esta, era necesaria la ayuda de agentes ajenos al lugar.

Avanzamos por los pasillos junto a una enfermera. Los pisos son blancos y se ven algo sucios, al igual que las paredes. Se nota la antigüedad del edificio. Hay cuadros de pinturas a los alrededores; pinturas modernas, abstractas.

Entramos a un cuarto. La enfermera está capacitada para ayudarnos, eso parece. Steiner se sienta en la camilla. Ella corta sus pantalones para sanar las quemaduras de sus piernas. Él se aferra al cuadernillo. La muchacha lo va tratando. Saco mi celular para hablar con Maxwell; el líder de la policía en Ciudad Evocativa. Salgo de la habitación y marco a su celular.

—Buenas tardes, Aisha. ¿Lograste avanzar?

—Sí señor. Tenemos nuevas pistas; sin embargo, no pudimos localizar a Alice. —Lo pongo al día con la trampa en la casa, el incendio y el cuaderno.

—¿Ya abrieron el cuaderno?

—No. Steiner lo tiene todavía. Ambos lo leeremos cuando lo terminen de asistir. —Me toco el brazo; tengo una quemadura expuesta. Veo los tejidos, sintiendo las brisas del aire lastimarme.

—Si necesitas algo, no dudes en avisarme. Estamos avanzando sobre el caso de Chrystel Thundering; una modelo de revistas. Se está investigando a los posibles sospechosos; tenemos un indicio clave, pero te actualizaré luego. —Se escuchan sonidos de la oficina en la llamada.

—Sí señor. —La comunicación termina.

Entro al cuarto de nuevo. La enfermera ha cubierto las quemaduras de Steiner. Le ha dado indicaciones de cómo cuidarlas a futuro. Tiene una bolsa con cremas en la mano derecha.

—Siéntate —pide ella.

Me recuesto. Veo hacia la ventana; está haciendo una hermosa tarde... hay un atardecer naranja explosivo. Es una gama de colores intensa y perfecta. Pienso en lo hermoso que existe en el mundo, y en lo que sucede en la oscuridad al mismo tiempo.

—¡Auch! —La enfermera limpia mi herida.

—Tranquila —ríe—. Ya pasará. Tienen suerte, no ha sido tan grave.

—Casi no salimos de ahí. —Steiner se sienta—. Menos mal apareciste de la nada, casi por milagro.

—Sí. —Es incómodo que Steiner dude de mí, pero es un proceso necesario... ya tendremos tiempo de aclarar sus dudas.

Dejo que la chica termine de ayudarme. Steiner se levanta cojeando hacia el lavatorio. Se limpia la cara con agua y ve su reflejo en el espejo.

—Ya estoy viejo para esto. —Se peina con las manos, haciéndose el cabello canoso hacia atrás, jalando algunas arrugas de su frente—. Trabajar así de intenso te drena la vida en poco tiempo; cuídate.

—No te ves tan mal. —Intento ser simpática—. Espero que ni estés pensando en retirarte; esto apenas empieza.

Él cambia su expresión a una más seria. Se ve a los ojos, en el espejo.

—Vivo un día a la vez. Pero no, no planeo retirarme, no todavía. Vincent y yo nos retiraremos juntos en unos años. Todavía nos falta mucho trabajo por hacer. —Una media sonrisa se asoma en su rostro—. Y a ti y a mí nos toca el trabajo más denso de todos.

—Así es.

—Listo. Las quemaduras no fueron tan profundas. Si se ponen las cremas como indican las instrucciones van a estar bien. —Ella camina hacia la puerta—. ¿Necesitan algo más?

—No, gracias. —Ella se va y cierro la puerta.

Me siento en la cama. Está fría y las sábanas son suaves. Es perfecta para una buena siesta; no he dormido bien en días.

—Aisha. —Steiner toma una silla de la esquina del cuarto, junto a un escritorio con un enorme florero encima—. ¿Responderás a mis preguntas?

—Estoy lista. —Me recuesto en la pared junto a la cama.

Se revelarían cosas sobre todos que jamás hubiera deseado saber.

El Juego Macabro (#2 En actualización) - GRATISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora