Capítulo 41: Evidencia contundente

9.4K 1.4K 392
                                    

Actualidad...

***Steiner***

Estábamos en silencio, en aquella vacía habitación. Negaba con mi cabeza mientras pensaba en lo que Frederick había hecho. Había sido un acto de valentía, pero, aunque hubiera intentado redimirse había pagado las consecuencias de sus actos.

—Travis, dame toda la información que puedas sobre unos doctores de la Ciudad Onírica llamados Dorothy y Theo. —Aisha caminaba por los alrededores del apartamento—. Sí, Ciudad Onírica... cirujanos, sí. Mándame toda esa información de inmediato, gracias.

Ella sacó la libreta y empezó a apuntar los datos que le llegaron al celular. Me miró, suspiró.

—Él logró su cometido, al fin y al cabo... esto nos ayudará mucho. —Empezó a caminar hacia la salida.

Me quedé observando la fotografía de él y Lyra. Parecían tan felices juntos... sonrientes, contentos... ¿por qué razón él se había metido a algo tan profundo? Me levanté, no era tiempo de pensar en eso, las nuevas pistas estaban frescas y no había que dejar ir la oportunidad de avanzar en el caso.

—Ya tengo la dirección de su casa. —Aisha se adentró en el auto, en el asiento de pasajero.

Cerré la puerta del auto después de sentarme y empecé a conducir sin duda alguna. Aisha y yo estábamos siendo abatidos física, emocional y mentalmente. Todo este juego nos estaba llegando a penetrar de una manera u otra, y conforme se iban revelando más sorpresas nos iba abatiendo lentamente, pero no podíamos dejarnos vencer. Muchas vidas estaban en nuestras manos.

Llegamos a la mansión luego de quince minutos aproximadamente. Era una casa lujosa y con portones enormes, obviamente estaba todo cerrado. Se encontraba rodeada de viejos árboles y era muy moderna, con paredes completas de vidrio y cataratas artificiales. El portón tenía una cadena de acero inoxidable con un candado.

—Vamos. —Aisha se bajó del auto. La seguí mientras sentía el denso ambiente que se iba desarrollando a nuestros alrededores.

—Necesitaremos algo para abrir esto... —Caminé hacia la cajuela del auto, pero mientras iba de camino sonaron las cadenas cayendo al suelo. Aisha había abierto el candado con la llave.

—No habrá problema —dijo viendo hacia la mansión—. Creo que el problema nos lo encontraremos más adelante...

—Así será... —Tenía un mal presentimiento. Todo a los alrededores de la mansión era perfecto. Había una enorme piscina, rocas decorativas, pasto cortado y concreto colocado por arquitectos de primera. Aisha entró por la puerta principal usando la llave.

Una pequeña alarma estaba sonando, indicando que empezaría a sonar la verdadera en pocos segundos.

—Travis me ha pasado el código. —Ella presionó los botones adecuados y la alarma se detuvo a tiempo.

—Me sorprenden cada día más. —Solté una risa—. Veamos qué tenemos aquí...

La mansión era de color blanco y rojo, alternándose de pared en pared. Había una sala y un enorme comedor a simple vista desde la entrada. Luego había escaleras para ir al segundo piso, y un largo pasillo para seguir por la planta de abajo.

—Tú puedes seguir acá, yo investigaré por arriba —sugerí.

—Correcto. —Aisha empezó a caminar, ambos teníamos listas nuestras armas.

Subía lentamente por las gradas, mientras veía los chocantes cuadros que estaban guindando de las paredes. Había algunos inspirados en las antiguas torturas que se practicaban, otros sobre guerras medievales, y los más extraños eran de artes abstractas, conteniendo ojos con cientos de venas en ellos.

El Juego Macabro (#2 En actualización) - GRATISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora