Capítulo 29: Novatos

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Nota del Autor:
El libro va a seguir teniendo flashbacks, y en este caso específico se abre una nueva línea temporal de la que se sabrá en un futuro (lo que quiere decir que se seguirá regresando para ver el proceso de estos personajes en esa línea temporal). Todo es relevante como siempre, espero que disfrutes.

Hace 25 años...

***Steiner***

•—Empezar Música (Seesaw - Jamie XX)—•

Salíamos de clases en media hora, sin embargo, decidimos salir antes. Había planeado verme con Clover, y Maxwell en la cafetería de siempre cuando todos estuviéramos libres en aquella tarde de otoño, en la que unos vientos recurrentes hacían que el tiempo volara, mientras nos entreteníamos en aquellas lecciones de la policía Onírica. Esos tiempos eran felices, eran perfectos en verdad.

Me levanté de mi pupitre mientras el profesor terminaba de dar las lecciones de derecho policíaco, la lección más aburrida de todas. Vincent, quien estaba durmiendo en el suyo, levantó su mirada al verme salir con mi bolso. Se rascó la cabeza, e hizo lo mismo.

—Uff... qué dura es esa clase. —Sacó una bolsa de gomitas, de las que siempre llevaba consigo, de las que hacían muchísimo ruido. Eran de sabor a naranja, un sabor intenso, ácido.

—Eh, que nos descubren, aguántate a comerte eso después. —Le golpeé la nuca con la palma de la mano, haciendo que se le cayeran todas.

—¡Calma carajo! Son de edición limitada... —Las recogió y se las echó en la boca en un puño. Luego habló con la boca llena—. La regla de los cinco segundos.

—Vamos. ¡No lleguemos tarde! Un buen agente nunca llega tarde. —Caminábamos por las calles de la universidad, que tenía varios edificios. Podíamos escuchar nuestros pasos majar las grandes hojas naranjas que estaban en el piso, siendo iluminadas tenuemente por el lejano sol que apenas calentaba tibiamente nuestra piel.

—Un buen agente. Sí... pero a este paso no vamos a ser agentes, faltando a clases como idiotas, eh. —Rebuscó en su bolso más gomitas, pero no encontró nada—. Y sin gomitas, ¿qué me espera de la vida?

—La cafetería de doña Lala siempre tiene de esas, aguántate. —Caminé hasta la cerca cortada del campus y la levanté para que él pasara. Era un secreto que casi nadie sabía, era un atajo hacia nuestro destino.

—¿Por qué Maxwell y Clover no se encuentran aquí? —preguntó Vincent levantando la cerca para que yo pasara, arrastrándome por el pasto y las hojas secas.

—Ellos no tuvieron clases hoy. —Me estiro, levantando los brazos al cielo teñido de rosa. Tomo un respiro, saco la chaqueta de mi bolso al sentir la brisa helada—. ¿No te vas a abrigar?

—No, no tengo frío todavía. —Seguíamos caminando, ya quedaba poco para llegar al destino.

—¿Ya estás haciendo horas comunales? —preguntó Vincent. De los árboles a los alrededores no paraban de caer las preciosas hojas naranjas y amarillas, era como si danzaran sin cesar. Me daban una sensación pacífica de nostalgia indescriptible.

—¿Horas comunales? Sí. Las he estado haciendo cuidando los alrededores del hospital Onírico. —Iba pateando una piedrilla intercaladamente con Vincent, siempre hacíamos eso de camino a la cafetería de doña Lala.

—Bueno, a mí me toca hacerlas cerca de un bar. ¡Imagínate! —Pateó la piedrilla con fuerzas, la misma que salió volando y cayó en un caño.

—¡Eso, genio! ¿Cerca de un bar? ¿Y ha pasado algo interesante? —Levanté una ceja sonriendo.

El Juego Macabro (#2 En actualización) - GRATISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora