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[UN TRATO
ES UN TRATO]
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E N E R O

Salí de la sala de juntas enfadada.

Ahora que todo estaba bajo control, ¿ porqué el idiota ese tenía que haber mencionado a los demás ?

Cerré los ojos y respiré profundamente, deteniéndome.

Giré sobre mis talones cuando escuché los pasos del director detrás de mi.

- ¿ Qué ha sido eso ?

Su voz ronca retumbó en mis oídos.

- Ya se lo advertí - dije con la mandíbula marcada - Algunas cosas me traen recuerdos, y usted sabe que tengo muchos recuerdos desagradables.

Fury asintió sin más.
Hacía apenas unas horas, le había contado toda mi vida a ese desconocido intimidante.
Había sido horrible rememorar todo, y estaba especialmente tensa desde entonces.

- Por suerte tenemos bastante experiencia con personas que estallan con facilidad- respondió misterioso, y yo no tuve más remedio que creerle.

Mordisqueé el interior de mi mejilla y clavé mi mirada en la suya. Él podía ser intimidante, pero yo también.

- Entonces, ¿ me uno a su equipo de superhéroes y me ayuda con lo mío ?

Fury asintió.

- De eso se trata, básicamente. Quién sabe, quizás le acabe gustando.

- No lo creo.

- Salvar el mundo, ayudar a la gente, formar parte de un equipo... Hay muchas ventajas. Ya lo veremos.

Con aquello, Nick Fury se dispuso a dar media vuelta y alejarse. Rápidamente lo agarré de un zarpazo.

- Quiero su palabra.

Fury fijó su mirada en mi mano en torno a su brazo. Su rostro era tranquilo, aún así daba miedo.

Retiré la mano con lentitud y repetí.

- Quiero su palabra - demandé - Si yo me uno a los Vengadores, usted me proporcionará la ubicación de la nueva base de ZERO cuando la tenga.

- Lo haré - aseguró - Incluso podré proporcionarle hombres y armas, si lo desea.

- No es necesario. Yo sola me basto.

El director de S.H.I.E.L.D alzó una ceja ante mi comentario.

Le aguanté la mirada.

Él solo había visto una ínfima demostración de lo que yo podía hacer.
No se hacía una idea.

- Bien - contestó igualmente - Pídale a la señorita Romanoff que le enseñe su nueva habitación. Le deseo suerte.

- Espere - lo llamé, antes de que se fuera. Fury me miró con un deje de exasperación- No puede contarle a nadie lo que sabe de mi.

Nick Fury frunció levemente el ceño en discrepancia.

- No se lo contaré a nadie, salvo al Capitán Rogers. Él es el líder del equipo, y debe estar informado de todos sus integrantes.

Pensé en ello y accedí.

- De acuerdo, Rogers. Nadie más.

Fury me miró unos segundos y comenzó a andar, alejándose finalmente en largas zancadas.

Su ropa oscura ondeaba con cada paso.

- Espero que cumpla con su parte - dije, alzando la voz.

Nick Fury contestó sin siquiera volverse, antes de desaparecer.

- Un trato es un trato, Enero.

Me quedé unos minutos apoyada en la pared, tratando de relajarme.

Esto era por mi bien. Por el bien de los mutantes oprimidos.

Participar en misiones no era algo que me preocupara, y a cambio, yo podría obtener la información clasificada de S.H.I.E.L.D para liberar a los míos.

Tomé aire y volví a entrar en la sala.

Dentro cuatro personas se hayaban hablando sin parar, mientras que la otra, el idiota que me había hecho estallar, miraba la mesa hecha añicos en silencio.

- Supongo - dije, y la conversación cesó - que tú eres Natasha Romanoff.

La pelirroja me devolvió la mirada, sin asentir o negar nada. Desafiante.
Supe que ella tenía un fuerte carácter también.

- El director quiere que me enseñes las instalaciones.

Esta vez Natasha Romanoff asintió y se puso en pie, saliendo de la sala esperando que la siguiera.

Paseé mi mirada por encima de los demás Vengadores y me retiré.

Natasha me miraba de reojo mientras caminaba.

No se fiaba de mi, y para qué mentir, yo no me fiaba de ninguno de ellos tampoco.
Eran desconocidos, completos desconocidos. Y yo ya había confiado en demasiados.

-El comedor está en el ala sur - dijo, hablándome por primera vez- los gimnasios están abajo.

Me detuve junto a ella frente a la puerta de una habitación.

- Esta es la tuya - informó - Clint está en frente, Steve dos más allá, el resto estamos en el piso de arriba.

La pelirroja me miró intensamente unos segundos.

Sabía que quería preguntarme porqué había reaccionado de aquella forma.

Sentí el impulso de disculparme.

Natasha Romanoff dió media vuelta, entonces.

Y ni ella tuvo su explicación,
ni yo mi perdón.

THE CHOICE 》 CLINT BARTONTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang