THE CHOICE 》 CLINT BARTON

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[EL AMOR NO DUELE]
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E N E R O

Los días avanzaban con lentitud en el Amazonas.

Por la mañana me dedicaba a estudiar las habilidades de los demás mutantes, a intentar ayudarles a encontrar nuevas formas de utilizar su poder y, a su vez, aprender nuevas formas de utilizar el mío.

Había estado muy atenta a las habilidades de Ra. Su control de la luz no me interesaba demasiado, pero habíamos trabajado con el calor, y eso sí me resultaba curioso. ¿ Podría uno jugar con el calor corporal de una persona hasta quemarlo por dentro ? Sí, sonaba sádico y desagradable si lo pensaba, pero si se acercaba una batalla contra ZERO pensaba usar todas las cartas que tuviera en la baraja. Ellos las habían usado con nosotros.

En cualquier caso, eso se vería más adelante.

Las tardes eran de Clint. Solo suyas, y mías. Explorábamos el bosque de arriba a abajo, y nos dedicábamos tiempo para nosotros. Era increíble como después de conocerlo a la perfección, aún seguía descubriendo facetas suyas o cosas que antes no me había contado. Y cuando ya creía saberlo todo, me resultaba maravilloso estar con un hombre como él. 

Clint hacía que mi corazón latiera con fuerza, que mi pulso se disparara por las nubes. Me hacía sentir especial con solo mirarme, y protegida de todo, incluso de ZERO, con un simple abrazo.  

Cuando caía el sol el arquero y yo volvíamos al refugio y nos uníamos a los demás alrededor de la hoguera. Aquello me recordaba a esas noches con Neón y Logan justo al salir de ZERO, con la diferencia de que ahora éramos muchos más y yo era más feliz.

Había hablado con Elektra. 

Mientras que Ra y Jumper eran personas muy comunicativas y enérgicas, al estilo de Abril, la chica de ojos amarillos no lo era en absoluto. No como Osiris, no. La oscuridad se mantenía en silencio, pero estaba pendiente de cada conversación, y a menudo, intervenía para completar las palabras de la luz. Elektra se limitaba a observar, y casi en cada frase encontraba algo que le hiciera querer explotar cosas y que le irritara. Sus ojos miraban con enojo todo y a todos los que le rodeaban... A todos menos a Cronos.

Elektra, de alguna forma, parecía llevarse bien con aquel mutante, aunque jamás los había visto cruzar una palabra.

Si Elektra no solía participar en las conversaciones, Cronos mucho menos.

Por suerte, la chica de ojos amarillos había accedido a escucharme, y tras una larga conversación con la ayuda de Abril, parecía que las cosas no irían tan mal después de todo.

Elektra era joven, no había visto mundo, acababa de huir. Estaba llena de ira y odio.

Deseaba, de verdad lo hacía, que ella también tuviera la suerte de encontrar a alguien como Clint. No necesariamente una pareja que la hiciera sentir como el arquero me hacía sentir a mi, eso no hacía falta. Simplemente alguien en quien confiar, alguien con quien contara y que le apoyara, con la que se sintiera a gusto. Quizás Cronos fuera aquel alguien.

El chico de ojos plateados era otro caso. De todas las personas del mundo a quien yo había visto, aquel chico era el más extraño de todos.

No sabría exactamente cómo explicarlo, pero el misterio le rodeaba. 

Cronos era reservado, enigmático, indescifrable. 

Lo único que había conseguido sacar de él, en todo el tiempo que llevaba observándole, es que tenía un tic nervioso en los ojos. Cada ciertos minutos, Cronos parpadeaba repetidas veces rápidamente, sin razón aparente.