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[ENTRENAMIENTO]
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C L I N T

Golpeé el saco con fuerza.

Me gustaba estar solo en el gimnasio. El silencio me agradaba, así como descargar energía sobre algo.
Me ayudaba a desahogarme y, ocasionalmente, me ayudaba a aclarar ideas.

Estar tanto tiempo inactivo era agradable y un verdadero coñazo al mismo tiempo.

Tener tranquilidad de vez en cuando era bueno, pero echaba de menos la adrenalina de mi trabajo, pelear junto al equipo, ayudar a la gente.

Por primera vez en mucho tiempo, los Vengadores estaban al completo.

Wanda había vuelto de Sokovia renovada -aunque la tristeza nunca la abandonaba del todo- y con todo bajo control en Asgard Thor había decidido quedarse un tiempo con nosotros. El doctor Strange y Visión nos visitaban también de vez en cuando.

Pensar en cómo se encontraba Wanda me hizo pensar también en Pietro, y mis puños golpearon el saco cada vez con más fuerza.

Después de todo este tiempo, la muerte del platinado aún pesaba sobre mi. ¿ Por qué diablos lo había hecho, joder ?

Para qué mentir, Pietro Maximoff había sido para mi un grano en el culo. Pero sin embargo, había dado su vida por la mía, por lo que le estaría eternamente agradecido... Y por lo que me sentiría eternamente culpable.

- Vas a arrancar el saco del soporte.

Natasha estaba a mi lado observándome de brazos cruzados.

Aún me sorprendía cómo la mayoría de las veces no la escuchaba llegar.

- Pensaba en Maximoff.

Ella sacudió su cabello pelirrojo oscuro.

- Tienes que dejar pasar eso de una vez, Clint.

Dejé de golpear el sacó y la miré.

- Lo sé.

Quité los nudos y desenrollé las vendas que cubrían mis manos.

Acaricié mis nudillos.
Estaban un poco sensibles al tacto, pero por suerte no se habían desgarrado del todo.

- ¿ Cuánto llevas ahí ?- pregunté.

- Lo suficiente - Nat señaló mi arco recurvo apoyado en la pared y me miró - ¿Quieres practicar ?

Asentí y Natasha se desplazó al otro lado del gimnasio. Agarré el arco, me coloqué el carjac, y la seguí.

- ¿ Qué quieres hacer hoy ? - preguntó Nat - ¿ Quieres que me ponga frente a la pared y me rodees ?

Armé mi arco y pensé.

- Demasiado fácil - sonreí - Blancos en moviento.

Nat asintió y entró en el cuartucho del gimnasio, para después salir con una bolsa negra.

- ¿ Manzanas ? -pregunté, al ver que sacaba una de la bolsa.

- El clásico - sonrió Natasha - ¿ listo ?

Asentí y reafirmé mi agarre sobre la empuñadura del arco.

Dejé de prestarle atención a Romanoff y miré al frente, despejando la mente.

Entonces una a una, las manzanas comenzaron a aparecer en mi campo de visión.

Flecha, cuerda, arco.

Una a una, todas acabaron clavadas en la pared antes de que tocaran el suelo.

- No sé para qué practicas - Nat rodó los ojos, yo solo sonreí - No hay nada que mejorar.

Me acerqué a la pared y comencé a desclavarlas y recogerlas en una nueva bolsa.

- ¿ Te gusta Enero ? - soltó de la nada.

Dejé de hacer lo que hacía y la miré.

- ¿ A qué viene eso ? - pregunté sin alterarme.

- A ella sí le gustas.

- No lo creo - contesté - Ella es muy directa, me lo hubiera dicho.

Nat ladeó la cabeza.

- Sí, lo es. Pero recuerda que ha estado encerrada mucho tiempo. Eso tiene que influir en ella de alguna manera.

- ¿ Cómo sabes eso ? - le pregunté sorprendido.

Natasha no se inmutó.

- Soy una espía - se limitó a decir - El caso es que quizás no sabe cómo decírtelo, quizás aún no se haya dado cuenta y esté asumiendo sus sentimientos, quizás esto es nuevo para ella, quizás tenga miedo... no lo sé, Clint, pero es un hecho. ¿ Vas a hacer algo al respecto?

Pensar en que había una mínima posibilidad de que Enero se sintiera atraída por mi hizo que una sacudida me recorriera.

No me había parado a analizar mis sentimientos recientemente, pero no hacía falta. Sabía que ella me gustaba desde hacía tiempo, aunque no le había dado mayor importancia.

Pero de nuevo... ¿ Era yo lo que ella necesitaba ? Aquella chica era inestable, todos lo sabíamos. ¿ Y justo yo, que la había irritado tantas veces, quería tener algo con ella ?

- No soy precisamente bueno para ella, Nat - contesté al fin, con tono seco - Ella no necesita a alguien que le de guerra, sino a alguien que le de paz.

Natasha se llevó las manos al pelo, y tironeó de él tratando de mantenerse serena.

- ¿ Porqué siempre os tomais la libertad de decidir eso ? - masculló enfadada - Si tú eres bueno para ella o no, nada tiene que ver contigo. Es cosa de ella, ella decidirá si lo eres. Si quiere tomar el riesgo. Si decide que sí, genial, y si decide que no le convienes pero aún así quiere tener algo contigo, pues genial también. La única forma que puedes tener de librarte de esta, pequeño cobarde, es que nos estemos equivocando y ella no sienta nada por ti.

Y con aquello, Nat dejó de hablar y salió del gimnasio cerrando la puerta con tanta fuerza que me sobresaltó.

Mientras Enero no me cerrara la de su corazón, sin embargo, todo seguiría estando bien.

THE CHOICE 》 CLINT BARTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora