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[DE TODO MENOS ESPERADO]
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C L I N T

Recorrí la espalda de Enero con la yema de mis dedos.

Cada vez que encontraba el rastro de una cicatriz, lo que me había contado la chica que dormía entre mis brazos me venía a la cabeza. Por un momento, y solo por un momento, la ira me dominaba casi tanto como a ella.

Pensar en cuánto la habían hecho sufrir me daba ganas de vomitar.

Pero de nuevo, ella era fuerte.
Ella se había sobrepuesto a eso,  y eso la hacía todavía más preciosa de lo que ya era.
La admiraba, más de lo que había admirado a nadie nunca.

Enero tiró de mi cuello para impulsarse y pegarse aún más a mi.

Reí por lo bajo, eso era ya físicamente imposible, pero al parecer, nunca estaba lo suficientemente cerca de ella.
Lo entendía y no me quejaba, a mi me pasaba lo mismo.

Cuando la abrazaba un mar de sensaciones tranquilizantes me rodeaba, y a la vez, era como si ese abrazo no fuera nunca suficiente.

Sí, definitivamente pasar tanto tiempo con Rogers me estaba afectando seriamente a la salud.

- Tenemos que levantarnos - le susurré, pero ella soltó un gruñido y me ignoró deliberadamente.

Continué acariciando su hombro durante unos minutos más. 

En este último mes habían cambiado mucho las cosas entre nosotros.

Al principio, Enero y yo ni siquiera parecíamos tener nada.
Sí, la besé, y sí, ella no me rechazó, pero después de eso era como si ella evitara encontrarse conmigo al máximo posible.
Nada que una conversación no pudiera arreglar, por supuesto...

(flashback)

"¿ Por qué me evitas ?"  le espeté cuando me la crucé por el pasillo.

"No te evito" contestó, apartando sus ojos de mi.

"Sí, ya veo. Por eso ni siquiera quieres mirarme" los ojos de Enero no se levantaran del suelo. Yo suspiré rendido "Mira, si te arrepientes de que nos besáramos en mi habitación, solo tienes que decirlo. Es mejor eso a que vayas huyendo de mi por toda la Torre".

Entonces, Enero levantó bruscamente la cabeza.

- ¿ Cómo puedes hablar de eso tan tranquilo ? ¿ Cómo puedes hablar conmigo tan tranquilo ? Dios, casi me supone un esfuerzo mirarte a los ojos - soltó de carrerilla, mordiéndose el labio con ansiedad.

- Vaya, y yo que creía que tenía unos ojos bonitos - dije con sarcasmo.

- Los tienes.

- Entonces hazme el favor de mirarlos un poco más - repliqué irritado.

Enero tomó una gran bocanada de aire.

- Me da vergüenza, ¿ vale ? - soltó, sonrojándose - He pasado mi adolescencia encerrada sin contacto con nadie y mucho menos con chicos, y además tú eres diferente. Yo... cuando me miras, me hablas, estás cerca de mi... me pones muy nerviosa. No sé cómo comportarme alrededor de ti. No sé qué hacer contigo. Y no te rías.

Intenté mantener la seriedad, incluso intenté mantenerme enfadado. Pero era imposible. Aquello había sido de todo menos esperado.

Enero rodó los ojos ante mis carcajadas y se cruzó de brazos con el ceño fruncido.

- Lo siento - dije al fin, tratando de dejar de reír sin éxito - Estaba preocupado y esto... Esto es ridículo, Enero.

Estallé en risas de nuevo.
Ella apretó la mandíbula enojada. 

- Tú si que eres ridículo. Diviértete.

Lo miré confundido, la risa extinguiéndose en mi rostro.

Ella me miró burlona.

Al segundo siguiente, estaba cayendo por un portal a un mar lleno de tiburones.

(fin flashback)

- ¿ De qué te ríes ? 

La voz medio dormida de Enero me trajo de vuelta a la realidad.

- Recordaba tu venganza.

Ella supo en seguida a lo que me estaba refiriendo y rió suavemente.

- Fue un bonito susto.

- Fue horrible - repliqué sonriendo.

Enero se rió en voz baja y unió sus labios con los míos sin prisa.

Sonreí en el beso y la estreché suavemente contra mi.

- Tenemos que irnos - volví a susurrar tras un rato más descansando.

Enero se giró molesta.

- Eres un aguafiestas, Clinton Francis Barton.

Me despegué de ella y me puse en pie, alistándome, y la observé desde la puerta.

- Voy a desayunar - anuncié - Si no estás en el comedor en quince minutos, voy a ir a por ti.

Enero se dió la vuelta y me miró desde la cama con una gran sonrisa.

- Tienes que practicar más tus amenazas, Robin Hood. Eso ni siquiera sería un castigo.

Rodé los ojos y salí de la habitación.

- Estás advertida - dije seriamente, reteniendo una sonrisa - Más te vale estar allí.

Enero alzó una ceja divertida.

- Ya veremos.

Y con eso, empujó un campo de fuerza hacia mi dirección y cerró la puerta de la habitación.

THE CHOICE 》 CLINT BARTONUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum