Capítulo 2

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Sten dio la charla de introducción en modo automático, no era el primer grupo de investigación que dirigía, y eso le sirvió para conocer de arriba a abajo los pormenores que repetía sin problemas.

Del grupo de diez alumnos que tomaban notas solo uno le interesaba especialmente, el gatito que hacía semanas había conocido en aquella discoteca. Fuera de las luces de la noche y del auge del placer tenía aún más pinta de chico indefenso, un auténtico ratón de biblioteca.

Conocía lo que esas ropas insulsas ocultaban, un cuerpo que le había robado la cordura mientras lo tomaba una y otra vez.

El problema era que él no mantenía historias de más de una noche con hombres. Y lo que menos esperaba era encontrarlo en su despacho mirándolo con sus enormes ojos verdes y sus mejillas sonrojadas.

Siempre le habían dicho que su sangre vikinga le hacía parecer alguien frío en muchas ocasiones, sabía que su rostro adquiría una expresión impasible cuando no quería dejar entrever sus sentimientos.

Apostaba cualquier cosa a que esa máscara no se había resquebrajado lo más mínimo cuando ambos se miraron. Él había hecho todo lo posible para que así fuera.

Y desde ese momento el muchacho no había vuelto a levantar la vista de su cuaderno en el que no paraba de escribir. Eso le había dado a Sten la posibilidad de volver a mirarlo a placer, aún recordaba sus gemidos y lo bien que se sentía estar dentro de él, como había obedecido cada una de sus demandas.

El turno de preguntas se abrió y esperó que el chico realizara alguna, no recordaba su voz, tan solo sus gemidos.

Él mismo había aprobado a cada uno de los candidatos que conformaban el grupo, solo había aceptado a los mejores, aquellos que habían presentado propuestas innovadores, incluso alguna algo loca, pero ese era el equipo que quería. En ningún caso los expedientes iban acompañados de fotografías por lo que o bien se presentaban o él no sabría cuál era cual.

—Ya he hablado yo suficiente, ¿no creéis?—trató de ser divertido para que el ambiente tenso creado por él mismo se distendiera—¿Qué os parece presentar vuestras propuestas al resto de compañeros?

Los ojos verdes se elevaron de sus notas, haciendo contacto directo con los suyos, demasiado adorable para su gusto, ¿cómo había acabado con alguien así?

—Usted mismo, preséntese.—Sten solía hacer verdaderos esfuerzos para no resultar alguien tan autoritario, pero con este muchacho estaba fracasando estrepitosamente.

—Mi nombre es Trez... Trevor O'Brien, graduado en Historia.—Sten no dejó de mirarlo en ningún momento, le agradó su voz, no hacía falta que para él dijera nada más, conocía a la perfección su propuesta, le había resultado realmente atractiva. Y a pesar de su apariencia vulnerable su voz era firme, sus mejillas algo sonrojadas podrían ser causadas por hablar en público o bien por estar mirándole fijamente. Decidió comprobar algo, y pasó su lengua deliberadamente por sus labios, ¿por qué? Porque quería, porque le parecía apetecible, y no se equivocó. El chico se trabó en su discurso que al parecer recitaba de memoria.

Una pequeña sonrisa le subió a los labios.

—Está bien... Trez—paladeó su nombre—. Creo que nos hemos hecho una idea, ¿el siguiente?

Su atención pasó al siguiente miembro, una chica que resultó ser la experta en arqueología subacuática. Con su vista periférica vio cómo Trez se hundía en su asiento.

Cuando todos estaban abandonando el despacho de Sten, Samuel, su mejor amigo y colega, entró.

—¿Qué tal ha ido?—le preguntó.

TrezOnde as histórias ganham vida. Descobre agora