Capítulo 20

2.4K 298 28
                                    


Trez había ido a la excavación a recoger a Killian, pasó mirando unos minutos a su pareja antes de que este se diera cuenta de su presencia.

Trez se había dejado llevar, y con Killian todo había sido tan fácil. Era amable, tierno, incluso le gustaba su pasión por aquello que hacía. El moreno aún estando hasta las rodillas en un charco enlodado se le veía feliz, y eso era Killian, un gran pozo de felicidad.

Era como si latiera fuera de él, y no comprendía qué hacía que aún estuviera con él. Las últimas semanas habían sido difíciles para Trez.

La organización del Congreso no estaba ayudado lo más mínimo. Los estudiantes de doctorado solían ayudar en la organización, a él no le gustaba eludir sus responsabilidades pero tener que estar más tiempo del necesario con Sten cada vez se le hacía más difícil.

Killian le había preguntado qué le tenía tan preocupado, él mismo asistiría como ponente tras el descubrimiento de la piedra de Bjórr.

Killian había ido a hablar con Samuel, y Sten estaba allí, este no había parado de mirarlos. Fue la única vez que vio a Killian algo tenso, pero ni siquiera lo suficiente para ponerlo en una mala situación.

Y Trez se lo agradecía tanto, estaba seguro que si hubiera sido al revés, Sten hubiera marcado el territorio como el auténtico estúpido que tenía claro era.

¿No había hecho eso mismo en el pub donde lo sacó aquella noche?

Killian no era así, sonreía, le besaba y se lo hacía todo completamente fácil.

Tan fácil que Trez comenzaba a preguntarse si realmente le importaba a Killian.

Era una pregunta que llevaba tiempo haciéndose. No es que quisiera un novio celoso, era ridículo; pero ¿todo le iba tan realmente bien?

Mirándole entre los restos de la excavación notaba que sentía un profundo cariño por él, pero no era amor, no estaba enamorado del arqueólogo.

En ese momento, como si hubiera sentido su presencia, Killian se giró a mirarle.

Su rostro amable compuso una bonita sonrisa, cualquiera se enamoraría de ese hombre, la leve barba oscura de varios días le daba un toque masculino y atractivo; su pelo que estaba dejando crecer de un castaño luminoso, y sus ojos de un azul intenso siempre brillaban.

Trez le sonrió, ¿por qué todo eso no podía bastar?

Killian se despidió de sus colegas y trabajadores y llegó hasta él completamente lleno de barro.

—Necesito una ducha—le dijo sonriendo.

—Urgentemente—le saludó Trez.

—Jefe—le llamó uno de los hombres tan lleno de lodos como el mismísimo arqueólogo—¿Qué hacemos con esto?

Killian le miró, miró a Trez, y este solo asintió. Los hombres con grandes pasiones a veces colocaban a las personas por detrás de sus carreras.

—Habla con Rob.—Y en ese momento Trez lo supo, tenía que romper aquella relación.

No estaba bien utilizar a alguien tan maravilloso para olvidarse de otra persona.


o0o


—Le gustaba—decía Samuel, a Sten empezaba a dolerle la cabeza. Llevaban en bucle un buen rato.—¿Te lo puedes creer? ¡A Hugh!

TrezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora