Capítulo 18

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Trez no era capaz de levantar la vista de su propia hoja en blanco, y era algo realmente incómodo ya que aquello era una reunión de proyecto en el que solo estaban Mary, Olivier y él con Sten. Pero era incapaz de mirarle, habían sido unos días horrible, porque aunque quiso creer en lo que su conciencia le decía, era muy difícil quitarse de la mente lo que había pasado.

Y estaba furioso, con él, con Sten, incluso con Killian, que en vez de enojarse con él, cada día era más comprensivo.

¿Es que no se daba cuenta de que él pensaba en otra persona? Se sentía mierda, para una vez que encontraba un buen tipo que parecía normal, que le correspondía, que quería lo mismo que él siempre había querido, el imbécil que poblaba sus sueños venía a joderle de nuevo.

Y ahí vio un patrón, algo que no estaba bien en él mismo. Dos caminos, como en los cuentos de hadas. Uno soleado, lleno de vegetación luminosa, donde se escuchaba el canto de los pájaros y otro; lúgubre, oscuro y helado, donde solo el sonido de depredadores te quitaban las ganas de entrar.

Cualquier persona en su sano juicio iría por el camino de la luz, cualquiera, pero Trez tenía la sensación de que lo que sentía por Sten era un camino de zarzas venenosas que solo acabaría con él sangrando por idiota.

Pero todos sus intentos de ignorarle se acabaron cuando dijo su nombre, y algo dentro de él vibró.

Empezaba a pensar que tenía lo que se merecía, y ese era un pensamiento de mierda como él solo.

—¿Sí?

La mirada molesta de Sten le dejaba claro que aquella actitud infantil de no mirarle decía poco de él, sí, debería separar una cosa de la otra. Pero no podía.

—Le estaba contando a tus compañeros—estos lucían algo abochornados por la completa desconexión de Trez en la reunión— , que si todo va bien, en unas semanas tendremos los permisos para viajar a Noruega. Id organizando vuestro verano.

Su cerebro reconectó, y el camino oscuro era cada vez más oscuro. Noruega, excavación, dos meses fuera de casa. Sten y él juntos, debería salir corriendo, pero tan solo asintió.

Sabía que Sten seguía mirándole, pero él necesitaba desconectar de allí, de él, y de la necesidad tóxica de todo lo que representaba aquel sentimiento.

—Chicos, necesito hablar con Trez.—De nuevo se reconectó al oír su nombre, y miró a sus compañeros, él no quería quedarse de nuevo a solas con Sten—Habéis hecho un trabajo magnífico—Les alentó, y ellos mostraban el orgullo de ser reconocidos con amplias sonrisas, esa que Trez fue incapaz de configurar en su rostro.

Cuando Mary y Olivier se fueron, quedaron tan solo ellos, de nuevo, a solas.

—Trez—¿De verdad sonaba tan suplicante?—Perdóname.

—Déjame ir—pidió Trez, no quería una nueva escena que acabaría igual que todas las anteriores, y sin embargo, se sentía débil ante él, ante lo que había sentido y no se terminaba de ir.

—La he dejado.—Eso sí hizo que Trez le mirara—He dejado a Natalia.






Habían sido unas semanas muy duras para Sten, realmente duras, cuando se quebró y reconoció que la relación con Natalia no estaba funcionando y que solo debía terminarla, supo que no podía dejar de hacerlo.

Para su asombro Natalia estuvo de acuerdo, y Sten suspiró aliviado, ambos sabían que no estaba funcionando; el problema no fueron ni sus sentimientos ni los de Natalia, sino los de Sigrid.

TrezWhere stories live. Discover now