Capítulo 19

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Trez sentía que podría cometer cualquier locura si permanecía un minuto más en la misma habitación que Sten.

Podría besarle, o quizás pegarle. ¿La verdad? ¡Qué esperaba él que hiciera con la verdad!

Esta no le liberaba, al revés, tan solo le hacía cuestionarse más las cosas. Era tan egoísta de su parte ir y soltarle eso. Era tan... tan Sten.

Iba tan excitado que no se dio cuenta de quién tenía en frente y chocó contra él, no cayó al suelo porque los fuertes brazos de Izan le sostuvieron.

—Ey—le dijo mientras le sostenía—¿Qué pasa?

—Es un imbécil.

—Cuéntame algo que no sepamos ya.

Trez le contó lo que había sucedido mientras iban caminando de camino a casa del moreno.

—¿En serio la ha dejado?—preguntó sorprendido el pelirrojo.

—Eso dice.

—¿Y que no ha dejado de pensar en ti en todo este tiempo?

—Sí.

—¿Y te molesta?

—Claro.

—Ya.—Izan estaba raro, muy raro.

—¿Qué pasa?

—Pensé que te gustaba—dijo su amigo encogiéndose de hombros.

—Estoy con Killian, ¿se te ha olvidado?

La mirada azulada de su amigo parecía no darle mucha importancia a ese punto, y Trez se sintió molesto.

—Es bonito eso que te ha dicho.

Ahora no estaba molesto, estaba sorprendido, casi asustado más bien. Izan era de las personas menos sentimentales, al menos desde el punto de vista romántico, que él conocía. Sus ojos se perdían y se daba cuenta de que parecían tristes.

El camarero, realmente le había dado fuerte. Se sintió pésimo amigo por no haberle tomado en serio cuando le habló de él. Pero, vamos, era Izan. Cada día estaba con una persona diferente, y como máxima tenía no enamorarse, y menos que se enamoraran de él.

—¿Qué tal van las cosas con tu chico?

—No es mi chico.

—Bueno, es una manera de hablar...

—No, me refiero a que ya no es más mi chico.—Había pesar en su voz, y Trez que ya estaba molesto, tuvo ganas de ir a hablar con ese camarerillo a explicarle como rechazar a Izan era un completo error. Sabía lo realmente bueno que era su amigo, y como esto jamás le había pasado con nadie. Eso debía contar el cómputo para algo, ¿no?

¿No se merecía Izan una oportunidad aunque normalmente fuera un picaflor?

Ese pensamiento le aguijoneó otro, ¿no merecía una relación que se había truncado una segunda oportunidad?

No, ese pensamiento no era aplicable en su caso. Sten había elegido, se había arriesgado por otra relación, y ahora, que esa había fallado, volvía a él. No era justo, esto no era una segunda oportunidad, esto era ser un segundo plato.









Izan sabía que Misha nunca había sido su chico, él nunca había tenido un chico, no era alguien de relaciones, y en realidad tampoco sabía hasta dónde quería llegar con el rubio. Pero desde luego que era a algo más que a un polvo en un bar de un local cualquiera.

Y solo ese pensamiento ya era más que inquietante.

Pero en cualquier caso, Misha le había dejado claro que no era nada para él.

Quizás estaba demasiado reciente y por eso estaba así de decaído, y es que cuando uno no está acostumbrado, pareciera que duele más.

No lo sabía, nunca antes le habían rechazado de ese modo. Y desde luego, que como todo en Misha, esto había sido anguloso.

Había ido al Jerusalén, últimamente iba más de lo que le hubiera gustado. Pero era el único lugar en el que el rubio era accesible. Al menos, físicamente.

Le había abordado fuera del baño, pero este le había arrastrado a su lugar habitual. Clavándose en él.

No es que no le deseara, pero por primera vez en su vida Izan se sintió un mero trozo de carne.

—¿No crees que seguir haciendo esto aquí es una estupidez?—le dijo mientras se metía una y otra vez dentro de ese cuerpo esquivo.

—No lo hagas más, nadie te obliga.—Como algo tan cierto era a la vez tan equivocado.

TrezDove le storie prendono vita. Scoprilo ora