Capítulo 26

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Samuel llevaba persiguiendo a Hugh toda la noche, andaba con aquel tipo. Y sintió que lo estaba usando como barrera.

También podía ser su imaginación, pero sabía de hombres, y sobre todo de hombres a los que quería follarse.

Hugh había escalado en esa lista en los últimos días de un modo aceleradísimo.

Lo persiguió con la mirada, habló con un par de personas, no muchas, y su guardaespaldas iba con él todo el tiempo. Sin embargo, Samuel notó incomodidad en su postura. Quizás fueran amantes, pero Hugh no estaba cómodo con él.

Cuando su mano acarició su cadera, Hugh se apartó ligeramente, podía ser porque estaban en público o bien porque realmente no quería ser tocado por ese tipo.

A Samuel le daba lo mismo, se acercó en un momento en el que ambos estaban solos.

—Hola, de nuevo—dijo con su mejor sonrisa.—Has estado muy ocupado desde ayer, ¿no?

Hugh tenía puesta su peor cara, no le importaba, de hecho, hasta le excitaba más. La dinámica de sus vidas, en cualquier caso.

El tipo extendió su mano.

—Bill—se presentó. Pero no le pasó por alto como a la vez que apretaba su mano, acercaba a Hugh a sí mismo.

—Samuel.

También adoraba las competiciones, y esta iba a ganarla.

—Lo de ayer me gustó mucho—dijo acercándose al conservador, la cara del tal Bill y de Hugh fue digna de grabar, el tono de Samuel no dejaba lugar a dudas—. Nos quedamos a medias, y estoy deseando tenerte por completo.

En esas circunstancias podían pasar dos cosas, que el tal Bill le diera una paliza o que se la diera Hugh.

—¿Cómo?—Se giró Bill hacia Hugh, parecía completamente indignado, Hugh iba a matarlo, con tal de que después follaran como locos habría merecido la pena.

No había contemplado la tercera opción y estaba a punto de ocurrir cuando ese imbécil agarró a Hugh por la nuca.

—¿Me estás jodiendo?—El tono que usó no le gustó.

—Será mejor que le sueltes.—Le empujó Samuel. Sí, él le había puesto en una situación incómoda, quizás tuviera alguna responsabilidad.

—Vete a la mierda.—Menudo gusto de nefasto tenía Hugh, ¿qué le había visto a aquel troglodita?—No te tenía por alguien así.

Hugh se soltó, los miró a ambos con su peor cara posible.

—¿Qué no te ha quedado claro de que no hay nada más entre tú y yo, Bill?—Su tono era venenoso, y a Samuel se la puso dura—Ahora, vete y no vuelvas.

—No, tú y yo tenemos algo.

¿Pelea de enamorados? Si no fuera porque Samuel tenía interés en llevarse esa noche a Hugh de allí hubiera sacado las palomitas.

—Eres patético, vete ya.

El tal Bill estaba superado, por experiencia propia Samuel sabía lo desagradable que Hugh podía ser. Y que no fuera con él era digno de ver.

—Y tú, piérdete también.

Se había llevado su ración, pero separarlos, los había separado. Aunque el que se fue, fue Hugh.

Bill iba a ir tras él.

—¡Qué le dejes, coño!—le dijo deteniéndole, ¿dónde había encontrado a ese espécimen?

—Tú no me dices lo que hacer.

—Hombre, ten algo de dignidad acaba de decirte que no tenéis nada, de hecho ayer con quien lo tuvo fue conmigo.—Sabía que estaba provocando al imbécil ese, pero mira, nunca fue conocido por su buen juicio, y tocar las pelotas era su hobbie.

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