Capítulo 17

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Sten salió del despacho de Brian, a todos los efectos, su jefe.

El jefe de su departamento en la Universidad. Y no, no estaba de un gran humor.

Lo cierto era que no estaba de un gran humor desde hacía ya un tiempo.

Era todo, era su casa, que era un lugar incómodo invadido por un muerto que tanto Natalia, Sigrid y él mismo estaban sufriendo, y la culpa era suya.

Era Trez y Killian, era Trez, eran sus besos que ya no eran para él y tenía que hacer como si le diera igual. Tenía que convencerse a sí mismo de que daba igual.

Pero una mierda que daba igual.

Era la Universidad y su ineficacia a la hora de llegar a los acuerdos necesarios para que sus investigadores se desarrollaran.

Con una cantidad ingente de papeleo para el fin de semana, porque su querido jefe era imbécil.

Su mal humor estaba escalando demasiado rápido, y no ayudó nada la imagen delante de él.

¿Ese chico era un imán para sus malos momentos?

Trez.

La Universidad no era tan pequeña, la escuela no era tan pequeña, él no debería estar allí.

Su departamento tenía una pequeña biblioteca, pocos eran los que la frecuentaban un viernes por la tarde.

Pero ¿quién iba a estar allí sino el maldito ratón de biblioteca de Trez? Se notaba injusto, se sabía injusto.

Trez no tenía la culpa de las cosas que estaban ocurriendo en su vida, pero estaba allí, y Sten también.

Se colocó delante de él, pero aún así estaba completamente sumergido en la lectura, una edda, cómo no.

Cuando alzó la vista y le vio, de la sorpresa pasó a la molestia en pocos segundos.

Aún recordaba como tiempo atrás eso no era así.

—¿No tienes nada mejor que hacer?—No debía pagarla con Trez, pero la sensatez parecía haberse quedado en algún lugar fuera de esas cuatro paredes.

—No.—Trez bajó la vista a la lectura que había sido interrumpida, y aquello molestó aún más a Sten. Trez era así, capaz de pasar de él, y Sten lo odió por eso, porque él no era capaz.

—¿No te espera, Killian? ¿O es que ya no estáis juntos?—Deseaba que eso último fuera el motivo que le tenía allí, y empezó a decirse a sí mismo que era momento de cerrar su estúpida boca y marcharse de allí. No tenía derecho, no quería herir a Trez, en realidad no quería hacerlo.

—Eso no es de tu incumbencia—dijo Trez sin mirarle. Pero se notaba clara la tensión de su mandíbula, sus puños cerrados sobre la mesa.

Entonces Sten hizo lo más estúpido en lo que llevaba de día, y eso que había insultado a Brian dentro de su despacho.

Se inclinó y le besó, aunque Trez miraba hacia abajo y esta sentado y él de pie.

Le besó agarrándole de la nuca, como una sombra oscura sobre él. Y por una vez en ese día no sintió molestia, sino alivio.

Pero no duró mucho, Trez se levantó separándose de él y tirando la silla en el proceso.

—¿Estás loco?—le recriminó, se le veía furioso, y Sten se enfadó consigo mismo. Sí, debía estar loco.

Pero el gesto de Trez limpiándose la boca con la manga de su sudadera, borrándole no fue buena.

Se acercó de nuevo a él, y trató de besarle de nuevo.

TrezWhere stories live. Discover now